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Despertó con la sensación que le hacía falta alguien a su lado escuchó la voz del pelinegro venir desde afuera, al parecer había un balcón en la habitación.

Heeseung le sonrió con amor y Jake no se esforzó mucho, si estaba haciendo todo bien, su plan iba a funcionar a la perfección.

– Creo que deberíamos irnos a dar un baño –sugirió el rubio con una sonrisa tímida.

Esta actuación lo estaba enfermando, tener que demostrarle afecto a su secuestrador no era fácil y menos bañarte junto a el.

Esa mañana, volvieron a tener relaciones sexuales, algo que Jake deseaba no repetir nunca pero que tenía que hacer por el bien de su plan. 

Subió a la habitación del pelinegro, se encerró y empezó a llorar del asco que sentía ¿A esto tenía que llegar? Quería está vez poder escapar, sin nada que lo detuviera, no iba a mirar atrás por ninguna cosa o persona.

Esperaba que cuando Heeseung regresara no quisiera tocarlo más o verlo porque iba a vomitar.

Se recostó en la cama a pensar sobre su existencia hasta que un deseo de ver sufrir a todos los que estaban involucrados en su desgracia se apoderara de su cuerpo. Sonrió, lejos de asustarse, disfrutó de la imagen mental de ellos llorando como una vez lo hizo el rubio.

Una vez que escapara, iba a obtener su venganza, era peligroso porque era el contra los hombres de Heeseung.

Suspiró y dejó de lado esas imágenes, era imposible lograr algo como eso siendo uno solo; Heeseung no estaba solo como el lo estaba.

Al parecer era una ocasión especial la cena de esta noche porque Yunah entro a su habitación con un traje y lo peinó, además de decirle que debía estar a su lado cuando tocaran la puerta y que debía recibir a los visitantes cortésmente acompañado ...

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Al parecer era una ocasión especial la cena de esta noche porque Yunah entro a su habitación con un traje y lo peinó, además de decirle que debía estar a su lado cuando tocaran la puerta y que debía recibir a los visitantes cortésmente acompañado de una sonrisa.

El rubio no entendía a qué se debía esto pero supuso que venía alguien importante, nunca había visto llegar a Heeseung con tanto apuro como el qu había visto hoy.

Se sentó en un mueble de la sala con un hurricane en su mano, el no iba a hacer nada de lo que Yunah le había dicho no es la maldita esposa sumisa de Heeseung que hace todo lo que le pidan por miedo a ser golpeada. No le importaba si más tarde cuando las visitas se fueran, el pelinegro le hacía algo.

– Jaeyoon ya van a llegar los invitados por favor compórtate –lo tomó de la cintura y lo acercó a el.

– Si, lo que sea Heeseung –quitó la mano que reposaba en su cintura y se alejó.

Los invitados llegaron, una mujer joven que parecía ser la definición de sumisión y feminidad junto a un hombre robusto y de un carácter alto fuerte. No pudo evitar verse en el lugar de la mujer, con una mirada de miedo en algunos minutos, obligada a llevar una vida que el no quería.

Sacudió levemente su cabeza ante tal imagen.

– ... Y el es mi pareja, Jaeyoon –lo presentó el pelinegro, causándole una arcada que tuvo que ocultar al presentarlo como su pareja.

Miró mal al pelinegro y se limitó a simplemente estrechar su mano con la de los invitados, por cortesía.

Una vez en la mesa, Yunah trajo las bebidas en una bandeja y desapareció por la puerta de la cocina.

El hombre miró al rubio por unos cortos segundos y luego abrió su boca para hablar.

– Me da la impresión de que no has educado correctamente a Jaeyoon –inició, hablando como si el rubio fuera un perro o algo– No nos recibió como es debido y me imagino que la mitad o nada de esto fue hecho por el –dirigió su mirada a Heeseung.

– Lamento mucho eso, Jaeyoon últimamente ha estado pasando por un momento difícil –se apresuró a contestar antes de que el rubio lo hiciera de una manera grosera como suele hacer.

– ¿Cómo puedes permitir que te miré de esa forma? El debería reconocer su lugar y...- –

– No voy a permitir que usted hable de esa manera de mi, yo no soy una maldita esposa sumisa que hace lo que su estúpido e inútil esposo le pida –se defendió– Soy dueño de mi jodida vida y puedo hacer lo que se me de la puta gana –finalizó dirigiéndole una mala mirada al hombre.

El pelinegro a su lado suspiró, su cena de negocios estaba jodida.

– Con permiso, me retiro –se levantó sin cuidado de la mesa mientras que daba pasos rápidos a la puerta de la cocina para refugiarse con Yunah, la única que realmente lo entendía.

Mientras tanto en la mesa, Heeseung hizo que el hombre se olvidara de la falta de respeto de Jaeyoon, aunque el muy bien en el fondo sabía que quien estaba mal era el hombre por empezar a hablar sobre el rubio.

Dos horas después, se fue con su esposa y Heeseung pudo hacer que firmara el contrato, su negocio no se había ido a la basura es más, gracias a Jaeyoon, el hombre había bajado de las nubes en las que estaba.

– Y bien, ¿Qué pasó? No me digas que arruiné tus negocios por defenderme –apareció el rubio apoyándose en el umbral de la gran puerta que daba paso al comedor.

– No, no arruinó nada –se dió vuelta para poder verlo– Lo bajaste de sus nubes –sonrió.

– Alguien tenía que hacerlo –dijo con simpleza mientras alzaba los hombros restándole importancia– Sabes que no soy alguien que deja a los demás opinar a su gusto sobre mi sin conocerme –lo miró inexpresivo.

Heeseung hizo una mueca, sabía que Jaeyoon no se quedaba callado cuando opinaban de el y si alguna vez no lo hizo, fue debido al miedo que sentía.

– Ya es muy tarde, es hora de descansar –lo dejó de lado avanzando a las escaleras, desapareciendo en ellas.

El pelinegro vió la imagen del rubio desapareciendo de su vida y se prometió que eso no iba a pasar, y si eso pasaba, tendría que dejar algo atrás.











heeseung no hagas locuras por favor, ya tenemos suficiente. 😓

𝗠𝗶𝗻𝗲 - 𝗵𝗲𝗲𝗷𝗮𝗸𝗲 ׄ  ⪦̮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora