tied to you ꩟

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Estaba horrorizado.

Tenía ganas de vomitar, de romper todo, de terminar con su vida. Ahora estaba acabado y atado con cadenas de por vida a Heeseung.

Todo por esa maldita noche en la que se entregó por bien a su plan.

Había pasado un mes desde eso y creyó que todos los síntomas eran causados porque un alimento le había caído mal o algo andaba mal con su salud pero nunca se imaginó que podría ser porque estaba esperando un bebé.

Un bebé de Heeseung.

No podía abortarlo, el no tenía la culpa de su desgracia y su inconsciencia. Pero de todas formas, no lo iba a detener, esperaría su nacimiento para poder escapar o era mejor que se quedase con Heeseung.

El rubio no tenía los recursos para cuidar de otro ser humano, a duras penas podía con el mismo y los cuidados de Layla.

Tal vez, este era su destino, convertirse en el esposo de Heeseung y tener a sus hijos. Acostumbrarse a una vida infeliz.

Cerró la puerta del baño tratando de no despertar al pelinegro que dormía abrazando una almohada, tenía que pensar ahora poniendo primero al embrión que estaba en su vientre. Ahora todo era para su futuro hijo.

Debía descansar un poco al menos.

Dormir no lo ayudó nada, había tenido un sueño extraño en el que estaba protegiendo algo de alguien mucho más grande que el pero al final todo se volvió borroso y despertó llorando

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Dormir no lo ayudó nada, había tenido un sueño extraño en el que estaba protegiendo algo de alguien mucho más grande que el pero al final todo se volvió borroso y despertó llorando.

Su vida era una total locura desde que Sunghoon lo abandonó aquí.

Se lavó la cara para tratar de no pensar en ello todo el día porque entonces iba a ser un día muy pesado. Como era costumbre, desayunó y se fue al único lugar en el que se sentía seguro, el jardín.

Trató de concentrarse en la lectura pero no pudo, el tema de su embarazo estaba ahí, no podía seguir ignorandolo. Suspiró, este tema era demasiado importante para estarlo ocultando pero el no sabía como lidiar con esto.

La desesperación lo estaba controlando, nunca pensó que tendría un hijo tan rápido, menos con su secuestrador y ni siquiera sus familiares y amigos iban a poder conocer a su hijo.

– Respira Jaeyoon –se dijo a si mismo– Puedes esconder la prueba una semana, tienes bastante tiempo para pensar en como le vas a decir a Heeseung –dijo dando vueltas en círculos.

Sabía que si sugería abortar, Heeseung iba a reaccionar muy mal; pero era bueno, al menos tendría un compañero que no iba a entenderlo pero al menos no iba a estar solo.

No podía seguir lamentándose, un ser humano estaba creciendo en su vientre y tenía que dejar que siguiera formándose sin alterar nada.

Heeseung sospechaba de que algo andaba mal con su rubio

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Heeseung sospechaba de que algo andaba mal con su rubio.

Pues, este tenía una actitud un tanto extraña estaba nervioso todo el tiempo, parecía estar pensando en algo y tenía rastros de lágrimas. Le preocupaba, pero tal vez Jaeyoon recordó a sus familiares y por eso lloraba, como en los primeros días.

A veces, el se sentía mal por tener a Jaeyoon de esta manera y aunque el rubio le dijera que lo amaba sabía que era una mentira. Odiaba no poder tener el amor genuino de su bonito pero, como el se obsesionó desde el comienzo obtuvo esto.

A Jaeyoon fingiendo que lo amaba para que no lo lastimara, a Jaeyoon besándolo sin sentir nada, a Jaeyoon sufriendo.

En esos momentos de debilidad se cruzaba por su cabeza dejarlo libre, dejar su obsesión atrás solamente para ver feliz a Jaeyoon.

Porque, amar también es dejar ir.

Pero todo eso se esfuma al imaginarse a Jaeyoon con otra persona, otra persona tocándolo, besándolo, durmiendo junto a el y era entonces, cegado por el enojo que el mismo se ocasionaba juraba matar a cualquiera que se le acercara y no lo dejaba salir al jardín.

Era cruel porque prefería ver sufriendo al rubio antes que con otra persona, él creía que el rubio siempre iba a ser feliz o que nunca se iba a revelar; era cuestión de que le diera su confianza para que el rubio saliera corriendo lejos de el, otra vez.

Tomó una peonía amarilla que de casualidad estaba en su escritorio, pensó que tal vez Yunah la había puesto ahí. Admiró los colores tan brillantes de la flor, sus delicados pétalos y su tallo... Antes de aplastarla y dejarla tirada por ahí.

Conscientemente, le había quitado la vida a una hermosa peonía para posteriormente dejarla tirada y que, se marchitara, como todas las flores dañadas.

No importa cuánta belleza posea una flor si no va a soportar que la maltraten y dejen a su suerte, igualmente iba a morir, tarde o temprano.

– No sé porque, pero esa peonía se parece al pelo de Jaeyoon –comentó Jay bromeando– Pensándolo mejor... –hizo una pausa para acomodar mejor las palabras que iba a decir– Jaeyoon y la peonía no tienen tanta diferencia, exceptuando la parte de que uno es una flor y el otro una persona –soltó.

– No vengas con tus estupideces ahora Jay –el de piel pálida rodó los ojos– No son iguales, Jaeyoon no se marchita, me sorprende que aún no haya tomado el camino fácil –se burló Sunghoon.

Todo esto estaba haciendo ruido en la cabeza de Heeseung, tenía que callarlos porque ya no soportaba la comparación porque el sabía que era verdad.

Jaeyoon no moría físicamente, pero ya lo había hecho espiritualmente, ya no era el mismo hace mucho tiempo.











saquen sus conclusiones amigos.

𝗠𝗶𝗻𝗲 - 𝗵𝗲𝗲𝗷𝗮𝗸𝗲 ׄ  ⪦̮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora