Heeseung caminó hasta su escritorio que estaba lleno de papeles y se sentó en la silla, señaló la que había frente a él.
De alguna forma el castaño consiguió cumplir con esta petición y se sentó en la silla, observando al pelinegro con los ojos bien abiertos.
–Lamento haber reaccionado así, nunca nadie había entrado aquí exceptuandome y estas cosas son tan importantes para mí que las mantengo resguardadas aquí para que no se rompan–aclaró suavizando su expresión.
–Y-yo solamente buscaba la sala de televisión–aclaró cuando su cerebro se dignó a formular palabras.
El pelinegro asintió, diciéndole de manera indirecta que entendía. No era una casa normal con 5 habitaciones, era parecido a un castillo de épocas pasadas y por ende tenía pasillos llenos de habitaciones que parecían ser infinitos.
–Permíteme llevarte–habló el pelinegro saliendo de su silla para guiar al castaño.
( ❕ )
Estando frente al televisor perdió la noción del tiempo, sumido en lo más profundo de su cabeza. Dándole importancia a pensamientos sin coherencia, la soledad y el bajo volúmen que había en el lugar le permitían pensar.
Se preguntaba como estaba Sunghoon ¿Cómo se sentía después de traicionarlo? ¿La culpa lo carcomía? ¿Se sentía mal? Anhelaba que su conciencia no lo dejara dormir como era debido. Sin embargo, descartaba esos deseos al pensar en todos los buenos momentos que tuvo, a sabiendas que fueron actuados, pero fueron muy bonitos.
Le parecía un acto que solo alguien sin corazón, alguien frívolo, alguien carente de empatía haría pero, Sunghoon... Él era, una maravilla.
Se sentía estúpido al estar enojado y defenderlo, era como si su parte realista estuviera debatiendo con la parte que vivía en el país de los sueños. No podía negarlo, seguía enamorado de Sunghoon.
Volvió a su presente cuando en sus pensamientos surgió el plazo que Heeseung le había dado. Debía enamorarse antes de que empezara el invierno porque si no cumplía, estaría muerto para ese entonces.
Eso hizo que sus vellos corporales se erizaran, con solo pensar en que sus días estaban contados si no se enamoraba.
Debía ignorar su cerebro que le repetía que debía ganarse la confianza del pelinegro y luego escapar aunque, su corazón tampoco estaba de acuerdo con enamorarse del psicópata; cada vez que estaba con el, latía desenfrenado, sus latidos no eran de amor eran de miedo, de pánico.
Le aceleraba el corazón cuando estaban solos, lo ponía nervioso no saber de cuanto era capaz.
Por eso debía idear un plan, para enamorarse de Heeseung.
Suspiró cansado, pensar en que tu vida se va a acabar y en tu ex es agotador.
( ❕ )
–Eres un imbécil Jay–masculló mirando al nombrado con notable molestia–Casi arruinas todo, te dije que no le metieras a las mulas más de 4 cápsulas–soltó su teléfono bruscamente en la pequeña mesita.
–No es tan peligroso ¿Qué nos importa si se explota una cápsula? No nos va a pasar nada a nosotros, no hay forma de que con una investigación lleguen a nosotros–se defendió.
Heeseung rodó los ojos por el estúpido argumento que Jay había dado, podía costarle la vida un error de esa magnitud.
–¿Cómo está Jaeyoon?–preguntó Sunghoon, quien se encontraba jugando con una moneda.
Jay frunció el ceño sin saber quién era ese tal Jaeyoon y Heeseung apretó la mandíbula con molestia.
–No es momento de preguntar eso Sunghoon–lo miró furioso ¿Qué hacía preguntando por su ángel?
Sunghoon guardó la moneda en su bolsillo antes de dirigirle una mirada furiosa también a el.
–Es curiosidad–trató de esconder su notable interés empleando un tono anodino.
El pelinegro bufó en consecuencia, enojando más a Sunghoon, quien no se quedó atrás y fijó su mirada en los oscurecidos ojos de Heeseung.
–Compañeros–emitió el peliplata carraspeando con incomodidad–Debemos localizar a las mulas–pasó su mirada de Heeseung a Sunghoon rompiendo así, su duelo.
–No deben estar tan lejos–habló el pelinegro, tomando su teléfono y saliendo del lugar.
Dejando a un Sunghoon cabreado y a un Jay con la palabra en la boca.
De camino a casa, Heeseung no pudo pensar en otra cosa que no fuera el castaño y se calmó. Eso en otro momento lo había asustado pero, ese no sería el caso hoy; pensó en lo infeliz que se veía Jaeyoon encerrado allí todo el día y que nunca lo había visto o escuchado riendo.
Debía hacer varios arreglos para poder entrar en el corazón y alma del de piel acaramelada.
Eso empezaba por sus gustos, eran un poco diferentes... Por no decir que mucho, pensó en llevar a Jaeyoon a ferias o a un café de gatos y terminar buscando a su fiel amiga, Layla.
Aunque no le gustaran las mascotas aprendería a vivir con ello pues, se notaba cuanto le afectaba al castaño no tener a su fiel amiga.
Iría a buscar a Layla antes de ir a casa.
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𝗠𝗶𝗻𝗲 - 𝗵𝗲𝗲𝗷𝗮𝗸𝗲 ׄ ⪦̮
FanfictionDonde Jaeyoon lucha contra un cambiante Heeseung, sin saber que esperar. ☆ heejake. ☆ angst, romance, temas delicados. ☆ historia editada. azael 𖹭's enhypen.