capítulo veintidós

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El silencio reinaba en el lugar, la oscuridad lo adornaba, la servidumbre ya se había encargado de limpiar y los invitados ya se habían retirado

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El silencio reinaba en el lugar, la oscuridad lo adornaba, la servidumbre ya se había encargado de limpiar y los invitados ya se habían retirado. Los presentes en el palacio estaban dormidos, menos dos traviesos que reían de forma baja en la cocina a las tres de la mañana.

La fiesta había salido excelente, Taehyung se emociono al poder ver a Namjoon por un corto tiempo en el lugar, puesto que el hombre debía volver a su turno en unas horas, de todas maneras, se tomo el tiempo de ir y mostrar su respeto a algo que a pesar de que no estaba en sus principios, estaba feliz por su amigo, feliz de que encontrara a un hombre que amaba y una familia que lo respaldaba.

Mientras tanto en un lugar del palacio, la pareja estaba haciendo de las suyas.

Taehyung aun vestía su traje solo que, sin su saco, al igual que Jungkook, ambos estaban en la cocina, a petición del castaño quien quería y deseaba algo de chocolate, terminando así, en ambos preparando un pequeño postre.

Ambos estaban sucios de harina y chocolate, ya que una que otra travesura por parte de Jungkook provoco una pequeña guerra entre ambos.

— ¿en cuánto tiempo estará listo? —cuestiono Jungkook mientras chupaba sus propios dedos y veía el postre en el horno.

Taehyung se volteó, quitando el delantal de su cuerpo, comenzó a lavarse las manos.

— en menos de cuarenta minutos, es rápido, no te preocupes.

Jungkook sonrió, acercándose lo suficiente, para tomarlo de la cintura mientras lo giraba y quedaban cara a cara.

— estoy tan orgulloso de ti cariño, tan orgulloso y feliz —dijo, una de sus manos yendo a acariciar el rostro contrario, sonriendo cuando vio a Taehyung inclinarse ante su toque— eres maravilloso.

— y tú un halagador —dijo, estirándose para juntar sus labios en un corto, pero profundo beso— gracias por estar a mi lado Kook, lo aprecio mucho.

Nuevamente sus labios fueron juntados en un tiernos beso, donde las grandes manos del pelinegro se paseaban y masajeaban la cintura contraria, acariciando y sintiendo sus curvas, llevando sus manos un poco más allá, sintiendo esa sensual curvatura de su espalda baja a su trasero, delineando con la yema de sus dedos, no dejaba de apreciar el cuerpo de su chico.

¿Cómo es posible que una persona fuera tan perfecta y encajara perfectamente en sus manos? Jungkook estaba fascinado con lo irreal que era Taehyung, con lo mágico que era tenerlo entre sus brazos.

Sus lenguas se hicieron presentes, en una pequeña guerra por el liderazgo que el castaño estaba ganando, sintiendo como su cuerpo se calentaba levemente, al tener a tal hombre acariciándolo en la oscuridad del salón, mientras solo eran iluminados por una pequeña lampara en el mesón además de la brillantez que la luna ofrecía a través de las ventanas.

Trato -kooktae-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora