capítulo treinta

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El bosque era una maravillosa vista por la noche en un buen espacio, rodeado de amigos, quizás en un escenario entretenido y didáctico, como un campamento o una escapada de fin de semana, donde las estrellas y el silencio los rodearan mientras tod...

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El bosque era una maravillosa vista por la noche en un buen espacio, rodeado de amigos, quizás en un escenario entretenido y didáctico, como un campamento o una escapada de fin de semana, donde las estrellas y el silencio los rodearan mientras todos estaban sumergidos en una paz y seguridad completamente plena y verdadera.

Ahora, que las pisadas quedaban como pintura sin sellar en el lodo, derritiéndose mientras la poca llovizna las desaparecía, dejando un camino sin pruebas de quien paso por ahí.

No había tranquilidad,

No había paz.

Ni eran estaban rodeados por algo positivo que les hiciera detenerse y apreciar las estrellas sobre ellos, la hermosa naturaleza que a pesar de las gotas de lluvia seguían mostrando sus bellos colores, incluso en medio de la oscuridad. Están eran cruelmente ignoradas mientras unos ojos color avellana solo estaban fijos en el camino rocoso.

Su respiración era pesada, el aire frio entraba a su boca, llegando a sus pulmones de una forma dolorosa para luego enviarlo de vuelva de donde vino, su vista no se separaba del camino, sus pestañas, a pesar de estar levemente mojadas no eran un impedimento para detener su paso.

Sus ropas eran oscuras, al grado que podría pasar completamente desapercibido si alguien tratara de localizarlo desde lejos, al igual que la ropa de su acompañante, quien iba unos dos pasos atrás de él, de igual manera, atento al camino rocoso.

Sus piernas no dolían, sus respiraciones se mantenían estables y su mente estaba comportándose adecuadamente.

No había tiempo de arrepentimientos o de siquiera discutir algo en todo esto.

— señor hemos caminado por casi dos horas, puede detenerse un momento para descansar —la voz grave y levemente preocupada de Seokwoo sonó a sus espaldas.

No estaba preocupado por el estado físico del guardaespaldas porque él mismo se aseguró de que este se encontrara en las mejores condiciones antes de salir, además de inyectarle analgésicos y curar todas sus heridas. Seokwoo era alguien con un entrenamiento bastante duro, por lo que caminar tanto tiempo no era nada para él, Taehyung sabía que simplemente estaba preocupado por él.

Pero no podía aceptarlo, no detendría su caminata, si dependiera de él correría con todas sus fuerzas hasta llegar a su destino y derribar todo con sus propias manos, así de intenso era todo para él.

Cada que estaba más cerca, su corazón dolía e imágenes desgarradoras llegaban a él de forma traicionera y cruel.

— no podemos parar, debemos llegar en veinte minutos.

Taehyung no fue consciente de la mueca que el contrario puso en el rostro. Seokwoo estaba preocupado, su propósito era la eterna defensa a la roja, la protección a la persona más importante de su jefe, pero ahora, ahora estaba a su lado, yendo hacia lo que podría ser una muerte, o algo que tiene gran posibilidad de salir mal con muchas consecuencias.

Trato -kooktae-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora