capítulo veintiséis

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Las cosas iban de mal en peor.

Jungkook había estado enviando a gente de confianza, como enfermeros, incluso le ha pedido de Jimin que se acercara al departamento del castaño para ver cómo estaba, pero simplemente Taehyung no recibía a nadie, no dejaba entrar a nadie ni hablaba con nadie.

Al igual que él había perdido por completo el acceso al departamento, Taehyung habia bloqueado su huella y cambiado la clave, incluso cuando trato de entrar a la fuerza, la puerta del apartamento estaba fuertemente asegurada.

Era realmente complicado y difícil, el último día que se vieron, Taehyung le había dicho en un susurro, con su bajita voz, que, si se atrevía a encerrarlo o a dejarlo fuera de todo, él no sería el primero en dar un paso para arreglar la grieta que se abriría en la relación, ni tampoco prometía perdonarlo.

Jungkook se fue, sin responder.

Era difícil para ambas partes y realmente complicado idear la mejor forma de mantener seguro a Taehyung mientras este se negaba a hablar con él, tampoco podía culparlo ni acusarlo de actuar infantilmente cuando lo único que hacia el castaño era cumplir con las palabras dichas anteriormente.

Ahora, mientras Jungkook estaba en su oficina, contestando diferentes llamadas y respondiendo correos acerca de los grupos que envió en busca de él hijo de puta responsable de todo, sufría grandes dolores de cabeza por el solo hecho de estarce preguntando todo el tiempo si Taehyung estaba bien, si estaba comiendo correctamente, su único consuelo era que sabía que estaba vivo, gracias a Namjoon quien comprensiblemente le dijo que Taehyung todos los días hablaba con él acerca de casos del hospital.

Al menos podía estar seguro de que estaba en su departamento y no exponiéndose al peligro.

— señor Jeon —escucho como Suzi lo llamaba desde afuera, para luego entrar— señor su padre está aquí.

Jungkook suspiro —hazlo pasar.

La mujer asintió y reverencio, para luego darle el paso libre al padre de su jefe para entrar a la oficina, el señor Jeon entro, y claro, siendo un Jeon, su porte y elegancia no pasaban desapercibidas por nadie. Jungkook se puso de pie, mientras su padre avanzaba y la mujer cerraba la puerta.

— padre.

— Jungkook —saludo, pero fue directo en seguida— ¿Qué es lo que está pasando?

Jungkook suspiro — puedo manejarlo.

— pues no parece que sea así.

Ambos Jeon se caracterizaban por tener un humor bastante serio, ambos eran intimidantes y no flaqueaban en sus palabras, y hablando de roles, Jungkook era el líder de la roja, la cabeza, quien dirigía, mandaba y dictaba, nada pasaba sin su permiso, pero Jeon Jicheol, era su padre, y siempre lo sería.

Trato -kooktae-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora