VIII

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En el baño del antro, el aire estaba cargado de tensión. Las emociones y el alcohol habían desbordado el control de Briana, y sus palabras eran una mezcla de tristeza y enojo. Samantha, visiblemente confundida y con el rostro aún pálido por la sorpresa, trataba de procesar lo que estaba ocurriendo.

—Briana, no entiendo... ¿Por qué estás así? —dijo Samantha, su voz temblando al intentar captar la magnitud del dolor en los ojos de Briana—. Solo quería aclarar las cosas, no pensé que te afectaría tanto.

—¿De verdad crees que eso era una aclaración? —La voz de Briana estaba cargada de sarcasmo y resentimiento—. No necesitaba ver cómo te besabas con alguien más frente a mí para entender que no sentías lo mismo. Podrías haber sido directa. Es más fácil decir "no me gustas" que jugar con los sentimientos de alguien.

Samantha se quedó en silencio, atónita. No había considerado que Briana pudiera tener sentimientos reales hacia ella. Para ella, todo había sido un malentendido, Samantha estaba tan preocupada por esconder su sentimiento por Briana que no se dio cuenta que los sentimientos siempre fueron mutuos. Sin embargo, al escuchar la acusación de Briana, comenzó a cuestionar su propio comportamiento.

—No sabía que te sentías así, Briana —dijo Samantha, intentando recuperar la compostura—. Pensé que solo estabas jugando cuando pretendías coquetearme y eso me confundía, me hacía sentir culpable!

—¡Nunca me dijiste nada claro! —exclamó Briana, su voz elevándose con frustración—. No puedes solo suponer lo que alguien siente y hacer algo así, algo con lo que podías jugar sin consecuencias. Pero parece que solo te importaba que no te hiciera más daño del que ya habías causado.

—Eso no es cierto —defendió Samantha, su rostro enrojeciendo por la mezcla de culpabilidad y enojo—. Solo quería que te alejaras un poco porque no sabía cómo manejar lo que sentía. Y no puedo dejar que mis sentimientos interfieran con los de Osvaldo. Él es mi hermano y lo amo, y no voy a permitir que nada lo lastime.

—¡Y yo soy solo un estorbo en tus planes! —gritó Briana, las lágrimas volviendo a brotar—. ¿Así que prefieres verme sufrir en lugar de enfrentar lo que realmente sientes?

El aire en la habitación se volvió denso, y las palabras de Briana resonaron con una dureza que Samantha no había anticipado. Estaba a punto de responder, pero el ruido del baño se vio interrumpido por la entrada de Ari, que había seguido a Briana tras notar su malestar.

—Chicas, por favor, cálmense —dijo Ari, con una expresión de preocupación en su rostro mientras se acercaba—. No vale la pena pelear así.

Briana se giró hacia Ari, su rostro aún mojado por las lágrimas, y la frustración en sus ojos no se atenuó.

—No quiero quedarme aquí ni escuchar más excusas —dijo Briana con voz quebrada—. Ya he tenido suficiente por hoy.

Sin esperar una respuesta, Briana se giró y salió del baño, su andar tambaleándose ligeramente por el alcohol y el dolor. Samantha intentó seguirla, pero Ari la detuvo con una mano en el brazo.

—Déjala ir —susurró Ari—. Ella necesita tiempo. Y tú, necesitas pensar en lo que realmente quieres.

Samantha asintió lentamente, su mirada perdida en el suelo mientras contemplaba el caos emocional que acababa de desencadenarse. Ari, con una expresión comprensiva pero firme, se quedó junto a Samantha, observando cómo Briana se alejaba, el resentimiento aún palpable en el aire.

Ari miró a Samantha con una mezcla de tristeza y determinación, sabiendo que las cosas no podían seguir así. Mientras Briana se alejaba, el peso de la verdad no contada y los sentimientos ocultos seguían pesando sobre ellas, marcando una noche que ninguna de las tres podría olvidar fácilmente.

Briana había salido del antro, el aire fresco de la noche golpeaba su rostro, pero ni el frío podía calmar el torrente de emociones que la atormentaba. Se encontró con una figura familiar a la distancia, y al acercarse, reconoció a Angie, la chica que había visto en varias ocasiones en casa de los hermanos mientras colaboraban en twitch.

—Briana, ¿estás bien? —preguntó Angie, con una mezcla de preocupación y sorpresa al notar el estado visible de angustia de Briana.

Briana, con el rostro bañándose en lágrimas y el maquillaje deshecho, no pudo contenerse más. Sin palabras, se lanzó a los brazos de Angie, buscando consuelo en su abrazo cálido. El contacto la hizo sentir un poco más segura, aunque el dolor seguía hirviendo en su pecho.

—No sé si estoy bien —murmuró Briana entre sollozos—. Vi algo que me destrozó el corazón. No estaba preparada para esto.

Angie la rodeó con los brazos, ofreciendo una presencia tranquila y reconfortante. La cercanía de una persona que entendía el sufrimiento sin necesidad de palabras alivió un poco el peso de la noche.

—Eres una persona increíble, Briana —dijo Angie suavemente después de que Briana, vagamente, le explicara lo sucedido—. No mereces sufrir así. A veces, la vida nos pone pruebas que parecen imposibles de superar, pero tienes que recordar que no estás sola.

—Me siento tan tonta —dijo Briana, su voz temblorosa—. Pensé que podía manejar esto, que podría superar mis sentimientos. Pero verlo todo desmoronarse frente a mí fue demasiado.

Angie mantuvo a Briana en su abrazo, el tiempo parecía diluirse mientras las dos compartían un momento de dolor y consuelo. Angie no se apartó, permitiendo que Briana descargara su angustia y encontrara un poco de alivio en su empatía sincera.

Mientras tanto, Samantha había salido del antro, tratando de calmarse después de los eventos de la noche. Al ver a Briana en los brazos de Angie, sintió una punzada de remordimiento. La imagen de Briana, rota y consolada por otra persona, hizo que el peso de sus propias decisiones se sintiera aún más abrumador.

—Esto es lo que te mereces —pensó Samantha, el dolor y la culpa luchando en su interior—. Esta es la realidad de tus decisiones, la prueba de lo que has causado.

Samantha sintió la frialdad de su propia culpa y la dificultad de enfrentar las consecuencias de sus acciones. Se dio cuenta de que, por más que deseara cambiar las cosas, el daño ya estaba hecho.

Angie continuó consolando a Briana, sin saber que Samantha estaba observando desde la distancia. Samantha, con el corazón pesado y el alma cargada de arrepentimiento, se dio la vuelta y regresó al interior del antro. La noche continuaba su curso.





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La verdad que tengo toda la historia terminada en mi cabeza y no tardo nada en escribir, me entran los pensamientos intrusivos y quiero publicar todo el mismo día JAJAJAJA.
Creo que empezaré a publicar mas capítulos por semana ya que me da ansiedad tener tantos drafts.

OCULTO [Rivers & I] 2DA TEMPORADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora