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Briana llegó a casa después de ser dada de alta del hospital. Sus amigos, que la habían acompañado durante su recuperación, estaban allí para recibirla con los brazos abiertos. La casa estaba llena de un aire de preocupación mezclado con ternura. La imagen de sus amigos esperando por ella en el umbral de la puerta la hizo sentir una oleada de gratitud, pero también de tristeza. Sabía que el camino por recorrer no sería fácil, y la presencia de sus amigos era el ancla que necesitaba en ese momento de tormenta.

—Bienvenida a casa, Bri —dijo Rodrigo, abrazándola con fuerza—. Vamos a asegurarnos de que todo esté en orden aquí.

—Sí, Bri, no te preocupes por nada —añadió Angie, su voz llena de calidez y preocupación—. Estamos aquí para ti, y no te dejaremos sola.

Angie y Rodrigo se encargaron de acomodar la casa, asegurándose de que Briana tuviera todo lo que necesitaba al alcance de la mano. Aldo, mientras tanto, estaba en la cocina preparando algo de comida ligera para que Briana pudiera comer sin problemas. Todos estaban conscientes de que el proceso de recuperación sería largo, pero estaban decididos a estar a su lado en cada paso del camino.

Los días siguientes fueron un torbellino de emociones para Briana. La rutina de ir a terapia se convirtió en una parte esencial de su vida. Su psicólogo, el Dr. Martínez, era comprensivo y atento. Durante sus sesiones, Briana se abría lentamente, hablando de sus pensamientos, sentimientos y todo lo que había salido de su relación con Samantha.

—A veces, cuando hablo de Samantha —le confesó Briana al Dr. Martínez—, no puedo evitar llorar. La relación fue una de las pocas veces en mi vida en las que sentí que alguien realmente se preocupaba por mí, que mis sentimientos eran válidos. Ella me hizo sentir que realmente importaba.

El Dr. Martínez escuchó atentamente, tomando notas mientras Briana seguía hablando, sus palabras cargadas de tristeza y melancolía.

—Es completamente normal sentir dolor cuando recordamos algo que una vez fue importante para nosotros —dijo el Dr. Martínez con calma—. Lo que experimentaste con Samantha fue profundo, y el hecho de que aún la extrañes es un testimonio de lo significativa que fue esa relación en tu vida.

Al final de cada sesión, el Dr. Martínez le daba a Briana una tarea. La última era especialmente desafiante: retomar el contacto con Samantha para obtener un cierre. No era una tarea para que volvieran a estar juntas, sino para que Briana pudiera enfrentar sus dudas y obtener respuestas que le permitieran seguir adelante.

—Sé que puede ser difícil —dijo el Dr. Martínez—, pero hablar con Samantha puede ayudarte a cerrar este capítulo de tu vida. No es para que reavives lo que tuvieron, sino para que puedas entender y dejar atrás las suposiciones y el dolor que has estado cargando.

Briana asintió, sabiendo que tenía que enfrentar esta tarea. Era una mezcla de desesperación y miedo lo que la acompañaba. Quería saber por qué Samantha se había ido sin una palabra, pero también temía que el enfrentamiento pudiera ser doloroso o humillante.

Un día, después de varias sesiones de terapia y muchas noches en las que revisaba sus notas y pensamientos, Briana decidió que era el momento de actuar. El miedo de enfrentarse a Samantha era abrumador, pero la necesidad de respuestas era aún mayor.

Sentada en su escritorio, Briana abrió su computadora y comenzó a redactar un mensaje. Su mano temblaba mientras escribía, y tuvo que detenerse varias veces para secar las lágrimas que caían involuntariamente.

**"Hola Samantha,**

**Espero que estés bien. Me estoy escribiendo para cumplir con una tarea de mi terapeuta. Me ha pedido que intente obtener un cierre sobre lo que pasó entre nosotros, y creo que es algo que necesito para poder seguir adelante.**

OCULTO [Rivers & I] 2DA TEMPORADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora