El ambiente en la cocina era cálido, íntimo, y algo cargado de emociones contenidas. A medida que el tiempo pasaba, Briana y Samantha se encontraban más cerca, no solo físicamente, sino también emocionalmente, como si el peso de los meses separados se estuviera disipando con cada palabra que compartían.—Te extrañé mucho, Sam —dijo Briana con un tono suave pero cargado de sinceridad, sus dedos jugueteando con el borde de su vaso de ponche, el cual ya estaba casi vacío.
Samantha la miró con una ternura que no había mostrado en mucho tiempo.
—Yo también te extrañé, Bri. Cada día me preguntaba cómo estabas... Me duele pensar en todo lo que perdimos por esas mentiras —su voz reflejaba un pesar que Briana compartía.Hubo un breve silencio, roto solo por el leve sonido de la fiesta que se filtraba desde la sala. Samantha, con una pequeña sonrisa en los labios, dejó que sus ojos recorrieran el vestido de Briana, deteniéndose en sus ojos brillantes.
—Te ves muy linda esta noche —dijo con suavidad—. No necesitas maquillaje, pero debo decir que hoy tus ojos... son lo más hermoso que he visto en mucho tiempo.Briana sintió cómo su rostro se ruborizaba, pero esta vez no solo era por el alcohol. El calor en sus mejillas era causado por las palabras de Samantha, por la forma en que la estaba mirando. Bajó la mirada por un instante, intentando esconder su sonrisa nerviosa. Sabía que había tomado demasiado ponche, y aunque sentía el calor del alcohol en su cuerpo, aún era consciente de lo que estaba sucediendo.
La bebida, sin embargo, le daba la valentía que necesitaba para decir cosas que había guardado dentro por tanto tiempo.
—Sam... tengo que decirte algo —empezó, sus palabras saliendo con un poco más de prisa de lo que pretendía—. Desde que terminamos, no he dejado de pensar en ti... Y no siempre fueron pensamientos bonitos. Llegué a odiarte, Sam. Me sentía asqueada de mí misma, de todo lo que sentí... —sus palabras salían entrecortadas, pero cada una era un peso que finalmente lograba sacar de su pecho.Samantha, que había estado escuchando en silencio, con el rostro serio, asintió lentamente.
—Lo entiendo... —susurró, acercándose un poco más a Briana—. Y, ¿qué sientes hoy? —le preguntó con voz baja, sus ojos buscando los de Briana, como si temiera la respuesta.Briana se quedó en silencio por un momento, sus pensamientos corriendo a mil por hora. Finalmente, levantó la mirada, sus ojos encontrando los de Samantha. No dijo nada más, porque de alguna manera sabía que las palabras no serían suficientes para expresar lo que estaba sintiendo en ese instante.
De repente, sin pensarlo demasiado, Briana dejó que su instinto tomara el control. Se inclinó hacia adelante y, en un movimiento rápido y decidido, se abalanzó sobre Samantha, uniendo sus labios en un beso cargado de todo el anhelo, el dolor, y el amor reprimido de los últimos meses. Fue un beso que llevaba el peso de todo lo que había pasado entre ellas, pero también la esperanza de lo que aún podía ser.
El beso comenzó suave, como si ambas estuvieran redescubriendo algo que habían perdido, pero pronto se tornó más intenso, más apasionado. Samantha, sintiendo la urgencia en los labios de Briana, no pudo evitar responder con igual intensidad. En un movimiento casi instintivo, la levantó del suelo, sosteniéndola con fuerza mientras caminaba hacia la barra de la cocina. Sin dejar de besarla, la sentó sobre la barra, y sus labios se separaron solo un instante, el tiempo suficiente para que Samantha la mirara a los ojos, con una sonrisa juguetona en los labios.
—Creo que eso responde mi pregunta... —susurró, antes de que sus labios volvieran a unirse en un beso aún más profundo.
Briana sintió que el tiempo se detenía, que en ese momento solo existían ellas dos. Sus manos se aferraban a los hombros de Samantha mientras el beso continuaba, y el mundo a su alrededor desaparecía, quedando solo el calor de los labios de Samantha y el latido frenético de su propio corazón. Aunque en el fondo sabía que el alcohol le había dado esa valentía, también sabía que, sin importar lo que hubiera tomado, este era un momento que había deseado desde hacía mucho, uno que no cambiaría por nada.
La noche seguía, pero para ellas, todo lo demás se desvanecía en la intensidad de ese reencuentro, un reencuentro que, aunque inesperado, se sentía como algo que había estado destinado a suceder desde el principio.
El beso continuaba, intenso y desesperado, con las manos de Briana y Samantha explorándose mutuamente como si fueran terrenos desconocidos. La pasión que sentían era palpable, y el mundo fuera de la cocina parecía desvanecerse. Sin embargo, el momento se interrumpió abruptamente cuando alguien entró en la cocina.
Rocío se detuvo en la puerta, observando la escena con una inmensa alegría en sus ojos. La risa ligera que se escapó de sus labios fue suficiente para que ambas se separaran rápidamente, el color de sus mejillas intensificándose.
—¡Oh, cielos! —exclamó Rocío con una sonrisa—. ¿Qué tenemos aquí? ¡Son adorables! Si quieren, la casa de Juan tiene varios cuartos sin ocupar.
Briana y Samantha se miraron, atónitas y con el rostro aún sonrojado, intentando encontrar las palabras adecuadas. Rocío continuó, sin mostrar signo alguno de malicia, sino más bien de felicidad genuina.
—Estoy muy feliz de ver que están recolectando lo que perdieron. La relación que tuvieron era muy linda, y lo único que deseo es que vuelvan a encontrar eso —dijo Rocío, con una calidez en su voz.
Briana se sintió profundamente conmovida por las palabras de Rocío, pero la vergüenza y el nerviosismo la hicieron esconder su cara en el cuello de Samantha, su respiración entrecortada y su cuerpo temblando ligeramente.
Samantha sintió el calor de la respiración de Briana cerca de su piel, algo que no había experimentado en meses. Su cuerpo empezó a sentirse caliente, y la necesidad de escapar de esa situación era casi abrumadora. Con una excusa rápida, se disculpó diciendo que necesitaba usar el baño, y salió de la cocina casi corriendo, dejando a ambas chicas desconcertadas y a Rocío con una sonrisa comprensiva.
A medida que Samantha atravesaba la casa, se chocó con varias personas que estaban disfrutando de la fiesta. Su mente estaba en un torbellino, y su cara, aún más roja que antes, reflejaba su agitación interna. Finalmente, llegó al baño, cerró la puerta con llave, y se miró en el espejo.
Su reflejo mostraba una cara empapada de agua y completamente roja. Intentó calmarse, pero la mezcla del alcohol con el deseo de recuperar lo que había perdido con Briana solo complicaba las cosas. La presión que sentía era intensa y no sabía cómo manejarla.
De repente, escuchó un toque en la puerta y la voz preocupada de Briana.
—¿Estás bien, Sam? —preguntó Briana desde el otro lado, su tono denotando preocupación.Samantha trató de controlar su voz y respondió con un grito apenas audible:
—¡Sí, estoy bien!Sin embargo, Briana no se dejó convencer y pidió con suavidad:
—¿Podrías abrir la puerta? Quiero asegurarme de que estés bien.Samantha dudó un momento, pero finalmente cedió. Al abrir la puerta, Briana vio a Samantha con la cara empapada y roja. Se acercó rápidamente y tomó el rostro de Samantha entre sus manos.
—¿Qué pasa? —preguntó Briana con una mezcla de preocupación y ternura—. Puedes decirme lo que sea, te ayudaré en lo que necesites.
Samantha, sintiendo la calidez de las manos de Briana en su rostro, no pudo contener más sus emociones. La necesidad de confesar lo que sentía era abrumadora. Finalmente, con un suspiro tembloroso, admitió:
—Briana, te deseo tanto. Siento que mi cuerpo me pide a gritos tu tacto y tus besos, tal vez digo todo esto porque estoy peda pero, sé lo que siento.☀️
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OCULTO [Rivers & I] 2DA TEMPORADA
Fanfiction"La manera en la que me haces sentir me hace culpable de todos los cargos a los que podría ser condenada, es mi culpa por permitirme sentir" ⚠️⚠️⚠️ #Contenido ficticio #Vocabulario y/o jergas mexicanas #Esta historia no es para ofender a nadie, sim...