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La sala estaba impregnada de una tensión palpable. Briana se sentía atrapada, sin aire, con las náuseas en su estómago amenazando con arrastrarla a un abismo del que no sabía si podría salir. La visión de Samantha, feliz con otra persona, había sido la gota que colmó el vaso de su ya frágil estabilidad emocional. No podía soportarlo más, y sabía que si no se alejaba de todo y todos, terminaría por romperse por completo.

Con el teléfono temblando en sus manos, mandó un mensaje rápido a Angie. "No puedo más. Necesito irme." Su amiga no tardó en responder, y en cuestión de minutos, los cuatro estaban ya en el coche de camino a la casa de Briana.

Al llegar, Briana apenas pudo sostenerse. Entró en su departamento como si todo el peso del mundo estuviera sobre sus hombros, y tan pronto como la puerta se cerró tras ellos, se desmoronó por completo. Las lágrimas empezaron a caer, incontrolables, mientras sus amigos la rodeaban con palabras de consuelo.

—Bri, todo estará bien—dijo Aldo, sentándose a su lado y abrazándola con fuerza—. Samantha no te merecía. Eres demasiado buena para alguien que no sabe apreciar lo que tiene.

—Así es—añadió Carrera, mientras le pasaba una manta para que se cubriera—. No deberías torturarte por alguien que no tuvo el valor de quedarse.

Pero las palabras de Angie fueron diferentes, cargadas de una intención que Briana no pudo ignorar, aunque lo intentara.

—Briana—comenzó Angie, arrodillándose frente a ella y tomando sus manos—, no tienes que pasar por esto sola. Yo estaré aquí para ti, pase lo que pase. Prometo que nunca te haré sufrir de esta manera.

Briana levantó la vista y vio la sinceridad en los ojos de Angie. Entendía perfectamente lo que su amiga estaba insinuando, pero en ese momento, su corazón no estaba en condiciones de recibirlo.

—Gracias, Angie—susurró Briana, apartando la mirada—. De verdad, lo aprecio.

Angie quiso decir algo más, pero se contuvo. Sabía que Briana estaba en un estado demasiado vulnerable para lidiar con más emociones complicadas. Por ahora, solo estar a su lado era lo más importante.

Las horas pasaron lentamente mientras Briana seguía llorando, dejando que el dolor saliera en torrentes. Finalmente, cuando la medianoche ya había pasado y la fatiga emocional empezaba a imponerse, Briana pidió a sus amigos que se fueran.

—Necesito estar sola—dijo con voz ronca, mirando a todos con ojos enrojecidos—. De verdad, gracias por estar aquí, pero ahora... ahora necesito tiempo para procesar todo esto.

Angie quiso protestar, pero un ligero movimiento de cabeza de Aldo la hizo callar. Sabía que Briana tenía razón, así que solo asintió.

—Está bien—respondió Angie—, pero si necesitas algo, lo que sea, no dudes en llamarme.

—Lo haré—prometió Briana.

Cuando la puerta se cerró tras ellos, Briana se quedó en el silencio de su apartamento, sintiéndose más sola que nunca. Intentó distraerse, encendiendo la computadora para jugar un poco, pero cada cosa que veía en la pantalla le recordaba a Samantha. Los juegos que solían jugar juntas, las risas que compartían, todo estaba impregnado de su memoria.

"¿Por qué, Samy? ¿Por qué me dejaste?" La pregunta resonaba en su mente, una y otra vez.

Eran las dos de la mañana y el sueño no llegaba. La fatiga estaba presente, pero su mente no dejaba de atormentarla con recuerdos. Briana cerró los ojos, tratando de apartar los pensamientos, pero fue en vano. El recuerdo de aquella noche de junio invadió su mente.

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Era una tarde calurosa, y Samantha había llegado a casa de Briana con un semblante oscuro. Algo no estaba bien, y Briana lo sintió desde el momento en que vio su expresión.

—¡Hola, amor!—saludó Briana, intentando besarla, pero Samantha se apartó, evitando el contacto.

—Necesitamos hablar—dijo Samantha con voz dura, casi fría.

Briana sintió un nudo formarse en su estómago. **"Esto no es normal. ¿Qué está pasando?"**

—¿Qué ocurre, Samy?—preguntó Briana con preocupación, intentando acercarse a ella.

Pero Samantha la miró con una mezcla de rabia y dolor que la detuvo en seco.

—Terminamos, Briana—soltó de golpe, como si esas palabras fueran un golpe físico.

Briana se quedó paralizada. **"¿Qué? ¿Por qué?"** Quería preguntar, pero las palabras no salían de su boca.

—No quiero saber nada más de ti—continuó Samantha, su voz temblando mientras las lágrimas comenzaban a acumularse en sus ojos—. No puedo seguir así, no puedo seguir contigo.

—Samy, por favor...—Briana intentó calmarla, extendiendo su mano, pero Samantha la apartó bruscamente.

—¡No me toques!—gritó Samantha, su voz llena de una mezcla de desesperación y enojo—. La manera en la que me haces sentir... me hace culpable de todos los cargos a los que podría ser condenada. Es mi culpa por permitirme sentir.

Briana no entendía lo que Samantha estaba diciendo. Las palabras no tenían sentido, y la intensidad del dolor que sentía era abrumadora. Ambas lloraban, pero las lágrimas de Samantha eran de coraje, mientras que las de Briana eran de puro dolor e incertidumbre.

—Samy, no entiendo... ¿por qué estás haciendo esto?—rogó Briana, con la voz rota.

Pero Samantha no respondió. En lugar de eso, se giró y salió del departamento, dejando a Briana sola, destrozada y sin respuestas.

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Briana abrió los ojos, volviendo al presente, y las lágrimas comenzaron a caer nuevamente. No había explicación, no había una razón que pudiera justificar lo que había pasado. Solo quedaba el vacío, el dolor y la pregunta sin respuesta: **"¿Por qué?"**

Sin más, Briana cerró la computadora y se dejó caer en la cama. Su cuerpo estaba exhausto, pero su mente seguía en pie de guerra. Con los ojos fijos en el techo, intentó encontrar algún tipo de consuelo, pero no lo había. No esa noche. No con el recuerdo de Samantha tan fresco en su mente.

Y así, en la soledad de su habitación, Briana se entregó al dolor, esperando que el sueño, aunque fuera breve, la rescatara de la tormenta interna que estaba viviendo.






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Solo diré que no juzguen antes de saber todo de ambas partes, se vienen cosas muy buenas😘

OCULTO [Rivers & I] 2DA TEMPORADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora