XV

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El murmullo entre los amigos se había convertido en una certeza compartida. Todos sabían que Briana y Samantha estaban saliendo. Las bromas, las sonrisas cómplices y los pequeños gestos entre ellas no dejaban lugar a dudas. Pero había una conversación que Briana sabía que no podía evitar, una que tenía el potencial de complicarlo todo.

Angie.

Briana siempre había sido consciente de los sentimientos de Angie.Sabía que Angie la miraba de una manera que nadie más lo hacía, y aunque ambas intentaban mantener la amistad intacta, había un peso en el aire que hacía cada momento compartido más denso. Briana no quería lastimarla, pero tampoco quería seguir ignorando lo inevitable.

Así que, con el corazón pesado y la mente llena de dudas, Briana fue a buscar a Angie. La encontró en su habitación, ocupada con alguna tarea trivial, como si no quisiera pensar en lo que estaba por venir.

—¿Podemos hablar?— preguntó Briana, su voz más suave de lo habitual.

Angie levantó la vista, y en ese momento, Briana supo que Angie ya sabía lo que iba a decirle. Aun así, Angie asintió, guardando silencio mientras Briana cerraba la puerta tras de sí.

Se sentaron en la cama, una frente a la otra. Briana notó la tensión en los hombros de Angie, la forma en que sus manos se entrelazaban con fuerza sobre su regazo. No había ninguna forma fácil de abordar el tema, pero Briana sabía que debía hacerlo.

—Angie, sé que sabes que Samantha y yo estamos saliendo— comenzó Briana, sin rodeos. Sabía que lo último que Angie quería era que le dieran vueltas al asunto.

Angie asintió lentamente, sus ojos fijos en un punto indeterminado de la habitación.

—Lo sé— dijo en voz baja, como si pronunciar las palabras le costara un gran esfuerzo.

Briana tragó saliva, sintiendo un nudo en la garganta. La última cosa que quería era hacerle daño a Angie, alguien que había estado a su lado en todo momento, que la había apoyado incondicionalmente, incluso cuando no era fácil.

—Angie, nunca quise que esto te lastimara. Tú significas mucho para mí, y no quiero que lo nuestro cambie por esto— confesó, esperando que sus palabras pudieran aliviar algo del dolor que sabía que estaba causando.

Finalmente, Angie levantó la mirada. Sus ojos, normalmente llenos de alegría, estaban empañados por una mezcla de tristeza y resignación. Pero había algo más allí, una aceptación que sorprendió a Briana.

—Bri, no puedo mentirte. Me duele... mucho— admitió Angie, su voz temblando ligeramente—. Pero eso no significa que quiera que seas infeliz. Te amo, Bri, pero también quiero que seas feliz, incluso si no es conmigo.

Las palabras golpearon a Briana con una fuerza que no esperaba. Angie la amaba. Lo sabía, pero escucharlo así, en voz alta, hacía que todo se sintiera más real, más doloroso.

—Angie...— comenzó Briana, sin saber realmente qué decir, cómo consolarla, cómo aliviar el peso de sus propias decisiones.

Pero Angie la interrumpió, su expresión suavizándose un poco mientras tomaba las manos de Briana entre las suyas.

—Te lo digo en serio, Bri. Te amo, pero también entiendo que no puedo forzarte a sentir lo mismo por mí. Si Samantha es la persona que te hace feliz, entonces te apoyo. Solo quiero que sepas que siempre estaré aquí para ti, pase lo que pase— dijo Angie, su voz firme a pesar de la tristeza que la inundaba.

Briana sintió una oleada de gratitud y tristeza al mismo tiempo. Angie estaba siendo más fuerte de lo que ella misma era capaz en ese momento. Y, de alguna manera, eso hacía que todo doliera más.

OCULTO [Rivers & I] 2DA TEMPORADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora