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No Puedo Creer Que Me Esté Haciendo Esto (2)

Aunque no quería hacerlo de este modo estaba desesperado, Sovieshu llamó a sus sirvientes y secretarios y les dio una orden.

—Necesito una dama de compañía que sirva a Rashta. Todos ustedes deben tener parientes femeninas. Quiero que cada uno me recomiende a dos personas.

La concubina del Emperador se encontraba en una posición extraña, pues era objeto de mucha atención y envidia, así como de críticas y desprecio. Sovieshu pensó que el estatus de Rashta como plebeya debe haber herido el orgullo de los nobles. Por esta razón, algunos emperadores casaron a su concubina con otro aristócrata para forjar una identidad noble, pero se hablaba demasiado de Rashta como para ocultar sus antecedentes. Durante un mes o un año, los nobles solo pretenderían ser amigables con Rashta, mientras Sovieshu continuara cuidándola.

Como nadie se ofreció voluntariamente, no tuvo más remedio que dar una orden.

—Necesita tener una compañera, así que tengan en cuenta la diferencia de edad.

Los sirvientes y secretarios intercambiaron miradas incómodas entre sí.

                                               ***
—¡Estás hablando de esta... esta esclava fugitiva! ¿Estás loco?

—¡Padre! ¿Cómo puedes decirle eso a mamá?

Las manos del Barón Lant temblaban y sudaban profusamente.

—¿Esclava fugitiva? No, no es una esclava fugitiva, es una plebeya...

—¡Incluso si no es una esclava fugitiva, sigue siendo un problema porque todo el mundo piensa que sí!

La Baronesa Lant se puso las manos en las caderas y miró con desprecio a su marido.

—¿Quieres que sirva a una esclava fugitiva? La gente se reirá de ti, y de nuestro Jess, así como de mí. ¡El Barón Lant está por debajo de una esclava!

El Barón Lant creía que Rashta era una mujer encantadora y preciosa, y que un día otros nobles se enamorarían de la nueva concubina. Pero eso sería en el futuro, y está claro que la gente de la sociedad actual tenía una mala opinión de Rashta. Desafortunadamente, lo que dijo la Baronesa Lant era cierto.

—¿Qué hay de tu lado, tu sobrina Aesi-

—¿Está sugiriendo que decidamos su futuro por ella porque no es tu sobrina...? Incluso entre tu familia extendida tienes al menos tres sobrinas, ¿no?

—No conoces sus personalidades. No son personas con las que puedas contar para cuidar a otros.

—Oh Dios, ¿qué tal? ¿Cuál es la excusa ahora?

Mientras el Barón y la Baronesa Lant discutían entre sí, los otros sirvientes y secretarios se encontraban en circunstancias similares. Todos negaron con la cabeza mientras hablaban de la esclava fugitiva. Sin embargo, no estaban en posición de echarse atrás como la Emperatriz. Al final, el Conde Pirnu y el Barón Lant recibieron la orden del Emperador de llevar a sus parientes femeninas al palacio durante un mes.

                                             ***
Pensé que Sovieshu me obligaría a preguntarle a las mujeres de la nobleza otra vez. Pero de alguna manera, tres días después, mis damas de compañía me informaron que la hija del Conde Pirnu y una pariente lejana del Barón Lant servirían como compañeras de Rashta. Dejando a un lado al pariente del Barón Lant, fue sorprendente que la hija del Conde Pirnu asumiera el trabajo.

la emperatriz se volvió a casar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora