Si Tengo Razón, Discúlpate (2)
Al día siguiente, el Marqués Farang llegó tan pronto como recibió mi llamado. Llegó justo a tiempo para el almuerzo, así que le pedí que se sentara conmigo a comer. Comió silenciosamente por diez minutos antes de que yo sacara el tema.
—Te conozco desde la niñez, así que seré directa contigo.
—Hmm. Las papas están algo saladas.
—Esto no se trata de la comida.
—Eso pensé.
El Marqués sonrió y se limpió la boca con una servilleta.
—Pero creo que tienes algo más que decirme.
—Se halló una droga abortiva en la comida de Rashta, la concubina del Emperador.
—Lo escuché. Es algo terrible.
—¿Conozco a la persona que hizo esta cosa tan terrible?
—Su Majestad... usted conoce a casi todos los nobles.
—¿Fue un noble quien lo hizo?
—Un sirviente no tendría la necesidad de hacer algo así.
El Marqués puso una papa en su boca y sonrió elegantemente. Sin embargo, sus manos temblaban. Siempre hacía eso cuando mentía delante de mí. Me atrapó mirando sus manos y aclaró su garganta.
—Bueno, no tiene que preocuparse por eso, Su Majestad.
—No quiero estar en una posición en la que tenga que preocuparme por ello.
—Entonces puede pedirle al chef que haga las papas menos saladas. No hagamos un escándalo acerca de eventos tan terribles.
Lo observé en silencio, él levantó su mano y se rascó la barbilla. Sus manos aún temblaban. Entrecerré los ojos y comenzó a notarse nervioso.
—Usted da miedo así. Es como Koshar.
—Marqués Farang. ¿Está seguro de que no debería preocuparme por esto?
El hombre parecía estar al borde de las lágrimas.
—¿Por qué me pregunta acerca de algo de lo cual no tengo idea?
—¿Mi hermano te ordenó que lo hicieras?
"..."
—El Emperador cree que esto es culpa de mi hermano. ¿Estás seguro de que esto es algo por lo cual no tengo que preocuparme?
No se sorprendió cuando le dije que Sovieshu sospechaba de Koshar. Eso me hizo estar más segura de que mi hermano y el Marqués Farang estaban involucrados en esto.
El Marqués se quedó helado por un momento, pero finalmente exhaló profundamente y murmuró en voz baja.
—Quédese tranquila, Su Majestad, nunca encontrará ninguna prueba concluyente.
—¿Destruiste las pruebas?
—Es difícil deshacerse de las pruebas de que compramos la droga. Le hace muy poco daño a la madre, así que es muy cara y la venta es altamente restringida.
Con la cabeza baja, el marqués dobló la servilleta en una forma extraña y la dejó junto a su plato.
—Pero aunque no podemos deshacernos de las pruebas de que compramos la droga, podemos fabricar pruebas de que alguien más las plantó.
Había doblado la servilleta en la forma de un cisne con un ala rota.
—Si las cosas salen mal, tenemos un actor que confesará que él lo hizo.
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la emperatriz se volvió a casar
FantasyNavier era la emperatriz perfecta, sin embargo, el emperador quería una esposa, no una compañera. Por lo que dejó a la Emperatriz y puso una esclava a su lado. Eso estuvo bien, hasta que Navier escuchó al Emperador prometer a la esclava la posición...