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La Partida De Heinley (2)

El Príncipe Heinley se separó de la Emperatriz, e inmediatamente fue a encontrarse con Sovieshu para darle las noticias.

—¿Regresas a tu país?

Cuando Sovieshu escuchó el informe, miró al Príncipe Heinley y luego murmuró para sí mismo por un momento.

—Y el Gran Duque también...

El Príncipe Heinley no dijo nada. Destruir el futuro para demostrar el amor de uno era una acción que los niños emocionales de cinco o seis años harían. La atmósfera se endureció cuando los dos hombres se observaron durante un rato. Después de un breve momento, Sovieshu sonrió.

—Muy bien. Que tengas un regreso seguro.

Más tarde, el Príncipe buscó al Duque Elgy, pero ya había alguien más con él.

—Voy a hacerlo por ti.

Una voz familiar provenía de la habitación del Duque.

—Definitivamente... muchas gracias.

Era la voz de una mujer. Heinley se escondió y esperó a que su amigo estuviera solo y tan pronto como se abrió la puerta, Rashta salió.

—No se preocupe, Señorita.

Después de que el sonido de pequeños pasos se desvaneciera, Heinley salió de detrás del pilar y caminó hacia el Duque.

—Estaba esperando que salieras.

Elgy sonrió, a pesar de que el príncipe había aparecido de la nada.

—Siempre te estás escondiendo aquí y allá.

—Vine aquí para hablar contigo.

—¿Regresas a casa?

—Se trata de otra cosa.

¿Qué quieres decir?"

En lugar de hablar, el Príncipe Heinley señaló la puerta abierta, y ambos hombres entraron en la habitación e inmediatamente después de que la puerta se cerrara tras ellos, Heinley habló.

***

Cuando desperté a la mañana siguiente, el Príncipe Heinley ya se había ido. El portador de las sombrías noticias fue Sir Artina, quien me informó que se había ido rápidamente al amanecer.

—Ya veo.

Me despedí ayer, pero si hubiera sabido que era nuestra última reunión, habría dicho algunas palabras más. Asumí que lo vería de nuevo al día siguiente.

Aunque tuvimos un comienzo extraño, habíamos logrado convertirnos en buenos amigos. Debí haberle dicho eso. Pero no fueron solo el Príncipe Heinley y Reina quienes me dejaron.

Fui al palacio central a trabajar, pero estaba tan deprimida que volví al palacio del oeste para almorzar con mis damas de compañía. Allí me dieron noticias inesperadas.

—Su Majestad, la Duquesa Tuania está dejando la capital.

—¿Está dejando la capital? ¿Entonces el divorcio–?

la emperatriz se volvió a casar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora