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El Significado Del Regalo (1)

El rostro de Rashta se iluminó de alegría al abrir el regalo.

—¡Oh, Dios mío! ¡Gracias, Su Majestad! ¡Qué hermosa!

—¿Le gusta?

—¡Sí! Es verdaderamente hermosa.

Rashta giró la espada varias veces, sus ojos brillando de admiración ante la empuñadura cubierta de joyas y los detalles finamente grabados en la cuchilla.

—Tener una espada tan hermosa...

No podía evitar sonreír y hacer exclamaciones de agradecimiento. Claramente no entendía el significado del regalo...

—Me alegro de que le guste.

No creí que fuese necesario explicárselo, así que me di la vuelta.

—Bueno... Su Majestad.

Rashta me llamó. Me di la vuelta para mirarla. Dejó la espada en el sofá y se acercó a mí con las manos sobre su estómago. ¿Qué estaba haciendo? Se paró frente a mí, frotando suavemente su vientre.

—Muchas gracias por venir. Estoy tan feliz. Rashta realmente quiere ser amiga de Su Majestad...

Su adorable voz, inocente comportamiento y mirada cálida, eran suficiente para compensar su falta de etiqueta ante los ojos de los demás nobles. Sin embargo, su encanto no me impresionó.

Me volteé en vez de responder. No era yo la mujer de honor de este día. Quería pasar unos pocos minutos saludando otros amigos y después retirarme a mi habitación, pero Rashta parecía tener más que decir.

—Su Majestad, está... ¿está bien si le pido un favor?

La miré indiferentemente.

—¿Qué clase de favor?

Rashta juntó sus manos y me miró con sus grandes y oscuros ojos.

—Puede bendecir a mi bebé.

Muchas personas se acercaban a mí a menudo para que bendijese a su bebé, el pedido de Rashta no era inusual. Sin embargo...

—Debo rechazar su petición.

Esta vez no quería hacerlo. No creía que mis bendiciones tuvieran algún efecto significativo, y aunque lo tuvieran, no quería bendecir al bebé de Rashta.

Sus ojos se ensancharon como si no esperara que me negara en público, se veía como un cachorro pateado.

—¿Será feliz el niño que reciba mi bendición?

El rostro de Rashta se enrojeció.

—Pero si aun así lo quieres, lo haré.

El sonrojó de Rashta fluyó a sus orejas y ella bajó sus ojos. Su mirada lastimera parecía estimular a Sovieshu a actuar. Me miró enojado, y se quejó en voz baja.

—¿Es esto realmente necesario?

Algunas personas se voltearon ante el sonido. Sovieshu miró alrededor y bajó su voz aún más.

—¿Tienes que avergonzarme delante de todas estas personas?

—No era mi intención.

—Bendices bebés casi todos los días. ¿Es tan difícil para ti hacerlo una vez más?

—A veces las palabras pesan más que mil piezas de oro.

—¿Entiendes lo que estás diciendo?

—Sí. Estoy segura de que no quieres escucharlas en un momento como este.

Sovieshu me miró con una mirada pétrea, y los nobles que nos rodeaban lo miraban con mayor curiosidad. Hablé con una voz que estaba apenas por encima de un susurro.

—Si no quieres drama, deja de iniciarlo tú mismo.

Sovieshu mantuvo su rostro sin expresión y se volteó como si estuviera harto. Se quedó al lado de Rashta que lo miró con ojos grandes y pasó su mano por su vientre. No podía ver la expresión del emperador porque estaba de espaldas, pero era obvio que ambos estaban en su propio mundo.

Ya no quería estar en este lugar, así que me di la vuelta, pero después cambié de idea. Volví y me acerqué al sofá mientras Sovieshu me miraba atentamente. ‘‘¿Qué vas a hacer?’’ Estaba claramente escrito en su rostro.

Caminé entre los dos y hablé con Rashta.

—¿Aún quieres mi bendición? Si realmente la quieres, lo haré.

Me dirigí a Rashta, y luego miré a Sovieshu. Aunque él quería que le diera mi bendición, no se veía contento, como si sospechara que yo tenía un cuchillo oculto en mis mangas o en la falda. Pero no ocultaba cuchillos entre mi ropa. Los ocultaba en mi lengua.

Rashta sonrió ampliamente y asintió. Su mano acarició su vientre una vez más. Hablé lentamente, mirando la panza que no mostraba signos de haber crecido.

—Querido niño. Sé como la espada que te he regalado. Espléndido y hermoso.

Rashta estaba sonriendo. ¿Realmente pensó que la maldeciría? Rashta miró brillantemente a Sovieshu.

—¡La Emperatriz bendijo a nuestro bebé!

A pesar de la alegría de Rashta, Sovieshu me observó con una mirada sospechosa. Me pregunté qué tendría para decir.  No miró hacia otro lado, pero silenciosamente envolvió los hombros de ella con sus manos.

***

Rashta se recostó en el sofá mientras acariciaba suavemente su estómago. Puso su mano sobre su vientre mientras le hablaba a su hijo.

‹‹Bebé, míralos. Estos orgullosos nobles vinieron todos para verte.››

‹‹Bebé, míralos. Estas personas que te despreciarían por ser un esclavo, ahora te ofrecen su oro y su plata.››

‹‹Bebé, míralos. Todos están por debajo de ti.››

Esta experiencia era diferente de cuando había ganado atención al convertirse en la concubina de Sovieshu. Se sintió feliz de llevar el bebé del emperador y recibir el amor de las personas. Su estatus alguna vez dependió de los caprichos de Sovieshu, pero ahora sería la madre de su primer hijo, y nadie podría cambiar eso. Incluso la Emperatriz, quien la trataba como si fuese invisible, ¡le había dado un presente y había bendecido al bebé!

Rashta sonrió mientras acariciaba la hermosa espada dada como regalo por la Emperatriz Navier. Cuando su hijo creciera, quería que lo admiraran y que llevara esa espada en su cintura, como prueba de que el niño era querido por la Emperatriz. Ella podría o no ser estéril, después de todo.

‹‹Si pudiera eliminar al Vizconde Roteschu...››

El Vizconde era la única nube negra entre ella y el futuro de su familia. Hasta ahora, ella no lo había visto aquí...

Sin embargo, tan pronto como ese pensamiento llegó a ella, vio un rostro que hizo que su corazón se congelara.

Sin embargo, tan pronto como ese pensamiento llegó a ella, vio un rostro que hizo que su corazón se congelara

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‹‹¡Él es...!››

la emperatriz se volvió a casar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora