XI

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No pudo dormir, quería sacar al chico pelilargo de esa celda lo más rápido posible, pero no podía, los guardias no podían liberar a ningún prisionero sin la autorización del rey, el príncipe podía ordenar su encarcelamiento más no su liberación.
Quería continuar conversando con el chico llamado Hyunjin, pero Changbin le anunció que tenían que salir de allí para no ser sospechosos.
Se dirigió a su habitación sintiéndose culpable por la mala noche que pasaría Hyunjin, por eso no pudo conciliar el sueño.

A la mañana siguiente corrió a la oficina de su padre para hacerle la petición de liberar al castaño de cabello largo, pero no lo encontró, debía esperar hasta el desayuno para hacerlo.
Llegó temprano al comedor y se sentó con un semblante diferente, todas las mañanas llegaba tarde y con una mirada indiferente, ahora estaba allí ansiando la llegada del Rey.
Todos se sorprendieron más no dijeron nada para evitar terminar con ese humor diferente en Yongbok.
El Rey llegó al lugar y se sentó en su lugar correspondiente, comenzaron a desayunar y cuando el príncipe consideró apropiado comenzó a hablar.

- Padre... Sobre el chico de ayer, ¿Podrías liberarlo?

Su padre la noche anterior estaba decidido a hacerlo, pero ahora quería molestar a su hijo tanto cómo él lo hizo la noche anterior.

- ¿Por qué? ¿Se te acabaron las ganas de jugar al justiciero?

Ahí comenzaba la guerra nuevamente, le habló apropiadamente a su padre y este le contestaba de manera despectiva.

- Te estoy haciendo en buena manera la petición.

El Rey suspiró y dejó caer sus cubiertos para después limpiarse con la servilleta.

- Escúchame, ayer actuaste severo y ahora lo quieres liberar, no lo harás tan fácil.

- ¿A qué te refieres?

Tenía miedo, su padre estaba hablando serio.

- Tienes que aprender a pensar mejor antes de actuar, es por eso que ese chiquillo se quedará allí hasta que yo decida que es buena idea liberarlo... Digo, después de todo rompió con tu "tan importante ley".

Se estaba burlando de él ¿Que era lo peor? Nadie lo apoyaba, nadie.
El desayuno sólo lo tomaba su familia, Minho y sus tíos lo tomaban en otro horario ya que así lo habían decidido entre todos, el único almuerzo que compartieron fue aquel realizado el día de su llegada, así que no tenía ningún apoyo.

- Él no tiene la culpa de que quieras castigarme.

- Pues ese el punto de tu castigo.

Molesto se levantó de la mesa y se dirigía a la salida del comedor, pero su padre lo detuvo con su voz.

- Y ahí está otro de tus berrinches, cada día eres menos maduro que el anterior, parece que vas en reversa Yongbok.

No tenía ganas de escuchar más, salió y cerró la puerta de golpe, en ese momento odiaba a su familia, el como su padre se burlaba de él, el cómo nunca se tomó el tiempo de preguntarle lo que le pasaba, el cómo su familia se quedaba callada viendo cómo recibía los comentarios hirientes de su padre, todo era muy deprimente, en el pasado todos eran unidos y felices, desde que él se hundió todo se hundió.

Los cocineros estaban acostumbrados a recoger casi completo el plato del príncipe, este comía muy poco y cada vez era más delgado, a veces llegaban a advertirle de las consecuencias junto con el médico real, pero este siempre negaba con la cabeza restándole importancia, por eso, ese día se sorprendieron al verlo llegar a la cocina para pedir más comida.

- ¿Más comida alteza? Dejó su plato lleno en el comedor.

Preguntó una de las cocineras del palacio.

Fotografía Prohibida - HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora