XIII

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Cuando pensó en regresarle su cámara pensó que este gesto pondría de lo más feliz al castaño, pero ahora no estaba seguro de ello, ya que se negó a quedarse con ella.

- Quédese con ella

Dijo mirando con cariño la cámara que aún permanecía en las manos del rubio.

- ¿Disculpa?

Estaba de lo más confundido con su respuesta, había mencionado que le gustaba mucho su cámara ¿Y ahora no la quería?

- Tome las fotos por mí

¿Fotos? ¿De qué le habla?

- No logro comprender... ¿Ya no la quieres?

El castaño abrió los ojos asombrado y rápidamente negó con las manos al ver el rostro triste del príncipe.

- ¿Que? ¡No!... digo sí, si la quiero, lo que quiero decir es que en este lugar no hay mucho que fotografiar, siempre es la misma vista y las rejas no son muy bonitas que digamos... la única linda vista que tengo es cuando usted viene a verme, pero no me permite las fotografías.

Ignoraría lo último.
El castaño tenía razón, su intención fue buena pero pensó que este se sentía ofendido al recordarle con ello su falta de libertad.
Se sintió mal de pensar que logró todo lo contrario a lo que deseaba generar en el otro y este lo notó.

- Tienes razón ... Lo siento, de verdad yo quiero sacarte de aquí pero no puedo hacerlo sin la autorización de mi padre o te traería mayores problemas.

El castaño suspiró al ver el rostro triste del príncipe tenían que levantarse el ánimo mutuamente.

- Hay una manera de que me haga salir de aquí.

Dijo planeando todo en su mente, el príncipe elevó la vista del suelo y lo miró con el ceño fruncido.

- ¿Cuál es?

- Tome fotografías

Estaba más que confundido, ¿A caso con ellas haría un tipo de portal o algo así?

- Usted sí sale mucho de este lugar aún cuando no lo desea, entonces... ¿Puede tomar fotografías de cuando salga? Así yo podré ver el exterior.

Era tan poco lo que le pedía y parecía que con esto el castaño sentiría una inmensa felicidad, sin duda lo haría.

- Pero... Yo no sé tomar fotografías.

- ¡Oh! Eso es fácil, le explico.

El rubio se sentó en el suelo para quedar frente al castaño, pasó sus manos fuera de las rejas para instruirlo en el uso de la cámara, sus dedos se rozaron por primera vez y fue un toque cálido, uno que se sintió tan cercano y familiar a pesar del poco tiempo conviviendo.

Se quedó mirando cada gesto y expresión que hacía mientras le explicaba, cada parte de su rostro, si era muy lindo... ¿Cómo podía verse así a pesar de estar por tanto tiempo en un calabozo?

El pintor terminó de explicarle y aunque no parezca si le prestó atención y logró comprender lo básico.

- Entonces... ¿Lo hará?

El príncipe asintió con una sonrisa emocionada.

- Jamás he tomado fotografías ¿Que cosas debería capturar?

- Bueno... Lo más lindo que vea, lo que usted quiera inmortalizar y compartir conmigo.

Ambos asintieron satisfechos con ese encuentro matutino, se despidieron y el príncipe salió para encargarse de sus asuntos diarios, ese día tendría agenda fuera del palacio por muchas horas.

Fotografía Prohibida - HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora