Capítulo 36- Afinidad en la intimidad.

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Megan y Verum sienten que se han quitado un peso de encima, están disfrutando su tiempo juntos, ambos comparten habitación e inusualmente salen de la habitación, los criados se rien en los pasillos del palacio, a veces se escapan unos sonidos muy detallistas.

-ahora que lo pienso nunca habíamos tenido una luna de miel. -Megan le acaricia la barbilla a su marido con besos y el corazón con palabras acarameladas.

-creo que nos demoramos mucho en darnos estos gustos.

-cuanto tiempo perdido.

-complicabas mucho las cosas en verdad.

-no pienso hacerlo otra vez. -agrega con una mordida seductora en la quijada de Verum.

-me encargaré de que ni te parece por la cabeza. Quiero que estés tan obsesionada con migo como yo lo estoy contigo.

Verum levanta su cuerpo cargando el delgado cuerpo de Megan por los muslos y caminando por la habitación con ella en brazos mientras se besan, Megan abraza el dorso de su rey con las piernas y acaricia su cabellera cedosa con sus dedos a la vez que devora sus labios.

La habitación completa está sonrojada al ser testigo de combates danzantes todo el tiempo, la cama, paredes y los muebles sienten vergüenza rebosante en éxtasis y gemidos lascivos.

Comparten tiempo juntos en las praderas, vistas increíbles todo el tiempo, carísias y bromas que atraen a las abejas y demas insectos polinizadores por la dulzura del olor que desprenden estos dos.

Aún así no pasan a ser esos idiotas adolescentes que se prometen la vida y escupen palabras inesesarias cuando las acciones hablan por si solas, los cuerpos, las miradas, esos contactos confiezan poemas más románticas que cualquier oración elaborada.

-mas nunca e visto tus alas ¿que paso con ellas?

-siguen ahí, las puedo sentir, es solo que no las quiero liberar.

Verum le ve fijamente y desliza sus dedos por la mano de ella lentamente, trata de ganarse su confianza de forma discreta, no la va a obligar a decir algo que se privé de sentir o que no quiera confesar. Ella siente la necesidad de darle respuestas a esos ojos pacientes que le dedican la más tiernos de los consuelos sutiles.

-tengo miedo de perderte si vuelvo a mostrar mí poder, de ser reclamada por el cielo lejos de tí, de separarnos.

-no quiero interponerme en cualquiera de tus decisiones, quiero ser parte solo si tú me lo permites, quiero que sea mutuo y correspondido.

-como cambiaron las cosas. Tú me trajiste acá en contra de mí voluntad.

-y ahora temes irte.

-y ahora me das alas de elegir ¿acaso no te da miedo de perderme?
-creo que comprendí.

-¿Qué compre diste?

-que sufres de estocolmo. -Verum esquiva la pregunta con una broma bastante asectada.

-¡oye! -Megan salta encima de él y lo golpea en sus espectorales tras resivir una respuesta a la que no sabe cómo contratar.

En alguna parte del cielo el padre de Megan acosa a Curiosus y le obliga a contarle todo lo que sepa de su hija y la relación que tiene con la Parca.

Curiosus está intimidado, más bien el ángel superior sabe infligir miedo y respeto como los dictadores a sus ovejas reprimidas en pequeños revaños.

-es un ser celestial, es mí hija, tarde o temprano vendrá con nosotros, el cielo reclama a sus hijos, es su destino.

Al pasar los días.

Verum puede escuchar un corazón latir todo el tiempo, es constante y comenzó hace semanas atrás después de derrotar al brujo loco, curiosamente ese mismo sonido retumbó en el interior del brujo loco cuando devoraba a Verum en el torbellino de montículos demoníacos, antes de ser rescatado por Megan.

Ese sonido lo atormenta ahora cada vez que cierra los ojos así sea para parpadear. Se lo comenta a su reina y mayordomo mediante el desayuno de está mañana.

Megan también confieza una verdad inquietante. Hace semanas atrás a estado viendo la misma puerta desconocida en todas partes, en medio de un pasillo, es su propia habitación o incluso en medio de la pradera, parece llamarle, teme que sea el acoso constante de los cielos y que si la cruza o solo la abre por un instante más nunca pueda retroceder, no quiere ser secuestrada por segunda vez, no está ves.

Verum la toma de la mano por encima de la mesa y aprieta los labios.-que bueno que nos emos contados estás cosas, debemos estar preparados para cualquier desafío.

-¡si! -Su confianza en él sin es incuestionable.

La dama de la Parca Donde viven las historias. Descúbrelo ahora