Capítulo:39- Una vela.

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Lucerno lleva a Vernum a tomar un baño en las aguas termales de la recamara de sanidad y cuando esté entra en las aguas comienza a emanar vapor en altas temperaturas reduciendo la cantidad de agua, su verdadera apariencia vuelve a desatarse y y el agua se torna oscura y biscosa, todo el despojo de sus impresas están siendo absorbida por el agua, Lucerno se mantiene apartado observándolo desde la distancia, su mayordomo cree en la resiliencia de su amo y cree siegamente en que recuperara la compostura.

Una vez exilia toda la putrefacción y corrosión de su cuerpo el agua se evapora en su totalidad y en la piscina vacía los residuos de esta viscosidad brotaron pasto y dientes de león, transformó el siclo de su etapa de duelo en la representación literal que hace ver a las metáforas ridículas.

Sale del fondo de la piscina vacía con su traje elegante y confeccionados apartir de las llamas de la seguridad encima de su piel, a la medida y más elegante que nunca, su barbilla en alto y su cabello sedoso y brillante como de costumbre, su mirada tan falsa que oculta su preocupación con una coraza de frialdad calculadora y práctica, sin duda su compostura vuelve a cobrar juicio.

Lucerno realiza una leve inclinación esperando sus ordenes y Verum apolla su mano en el hombro de su confiable mano derecha, atentamente le dedica la palabra gracias y conforme sus labios formaban esa corta palabra pero extensa expresión las ruinas y deterioros se reagrupaban, una camara revovinado un vídeo, todo lo que colapso a causa de su crisis se reparo automáticamente, hasta el más pequeño trozo de cristal se incorporo en su posición de la vidrial.

De todos modos detrás de esa postura Lecerno puede ver grabada en su memoria la imagen más sincera que nunca antes revelará la debilidad de su amo, tocó el fondo e hizo ver al fondo superior a los pies que lo pisan por un momento, la ironia de él poder de su amo es que la sinceridad aumenta su poder y al mostrar su vulnerabilidad tan natural en su aspecto más despiadado y cruel ganó suficiente poder como para reagrupar su inteligencia emocional y pensar con la cabeza fría, él mismo siempre se a retenido mostrando solo una máscara, una armadura, de todos modos solo un maniquí vacío, Megan cambio está dinámica y el poder del emperador aumento sus poder e identidad por más oscura e íntima que fuera.

-No puedo intervenir en temas celestiales están fuera de mí alcance. -aborda Verum mientras caminan por la alfombra de la sala real.

-la reina deberá de actuar por su mima, nos hace muy impotentes pero ya emos visto de lo que es capaz, solo nos queda creer en ella.

Verum se de cuenta de lo inusual que es escuchar un comentario tan irracional de parte de Lucerno y le dedica una mirada de insatisfacción.

-la reina tiene una posición que yo le obsequie tiempo atrás, lleva con sigo una vela extención de mí ser. Solo es cuestión de tiempo que reclamé mí ayuda.

-¿Cómo usaremos nuestros poderes en el cielo, está fuera de nuestras manos? -pregunta constipado el emperador.

-no seremos nosotros, ella saldrá por su propia cuenta, ella tiene el poder para rebelarse contra la lógica misma, yo creo en ella y la vela solo será el puente que necesita pero regresar de vuelta.

Las palabras de Lucerno están cargadas de coraje y esperanzas, hoy sus llamas relucieron tal como las flamas de las velas al ser prendidas para pedir deseos a los dioses. Verum siente orgullo por el vínculo que se a forjado.

El día que Megan hizo su primera prueba como Parca Lucerno le obsequio está vela como atajo para los aprietos, una muestra de seguridad y csriño por parte de la espina que tenía atorada en sus zapatos al comienzo de su relación, está vela se encuentra en el bolsillo interior del abrigo que trae puesto Megan, lleva esa vela a toda partes.

El rey está más calmado, la esperanza toca a su puerta y todo depende de una vela.

En el cielo en lo más recombito de la nada adentro de una jaula Megan está sentada en la cama, se canso de pedir ayuda a gritos, incluso llamava a Curiosus pero nadie cedió a su llamado. Ella observa su anillo durante horas, es la pupila de su amado, espera encontrar alguna epifanía en el vórtice oscuro del interior de una pupila decorada con una gema. En ese momento en el que ella introduce sus manos en los bolsillos de su abrigo y siente la vela, recordó aquello que le dijo esa vez, su vela siempre va con sigo solo con recordarlo, por un momento siente la salvación subir como escalofrio por sus piernas, es la oportunidad para escapar.

Alguien viene, ella se alarma y esconde la vela, se levanta de la cama y se acerca a los barrotes para poder destingir la silueta borrosa que se a presentado, una presencia poderosa e intimidante pero a la vez contrastada por familiar y segura, este ángel que esta al frente de ella puede ser su secuestrador pero más que eso puede resultar que también sea su padre.




Nota de autor:  Si hasta ahora te ha gustado está obra deberías de revisar otras de mis historias con un estilo carácteristico de mí narración y alocada imaginación que creo que podría gustarte.

"El presagio de los cuervos"

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La dama de la Parca Donde viven las historias. Descúbrelo ahora