Finalmente eran las 8:00 am y mi turno había terminado. Deseaba tanto estar en casa después de esa noche tan agotadora. Aunque solo era una pasante me di cuenta de lo duro que es ser un doctor. Además de tener que lidiar con pacientes que no quieren ser atendidos, ponen en riesgo su vida al atender a pacientes tan peligrosos como el señor Alessandro.
Al llegar a casa, pongo mi chamarra en el perchero que está justo en la entrada y me echo a la cama. Mi cansancio era tanto que me quedé dormida en un sueño era profundo. De repente una sensación de frío inundó mi cuerpo, mis ojos se sentían pesados, y a lo lejos resonaba una voz en un eco muy profundo—È finito, capo (está terminado jefe) —y cuál realidad, escuchaba como las sirenas de la ambulancia se acercaban cada vez más y más. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo y desperté de ese sueño.
Los rayos del sol se perciben a través de las cortinas, llenando la habitación de una luz cálida. Miré el reloj en la mesita de noche y vi que ya eran la una de la tarde. Me incorporé lentamente, sintiendo la rigidez en mis músculos, y me di cuenta de que había dormido mucho más de lo planeado.
Me duché con agua caliente, disfrutando del alivio que la temperatura proporcionaba a mi cuerpo cansado. El agua me ayudó a despejar la mente y relajarme un poco. Con el cabello aún húmedo y envuelto en una toalla, decidí que necesitaba salir a tomar aire fresco y cambiar un poco de entorno.
Me vestí con unos jeans cómodos y una camiseta ligera, y salí de mi apartamento. El aire fresco y el bullicio de la ciudad me dieron una sensación reconfortante después de la monotonía de la noche anterior. Me dirigí a una de mis panaderías favoritas, conocida por sus croissants recién horneados.
El aroma a mantequilla y masa recién horneada me recibió tan pronto como entré en la panadería. Hice mi pedido de un croissant dorado y crujiente, y me fui con el pastelito envuelto en una bolsa de papel. Salí al aire libre, sintiendo el croissant aún caliente en mi mano. Tomé un primer bocado, y el sabor a mantequilla me hizo sonreír.
<<Un pequeño consuelo en medio del caos.>>
Caminé sin rumbo fijo, permitiendo que mis pasos me guiaran por las calles de Milán. Mientras observaba a la gente: turistas que tomaban fotos frente a la catedral, locales que se dirigían a sus tiendas y cafeterías, y niños que jugaban en los parques. El ruido y el movimiento de la ciudad eran un bálsamo para mi alma, un contraste refrescante con la intensidad de la noche pasada.
Me detuve en un pequeño mercado al aire libre, fascinada por los colores vivos de las frutas y verduras frescas. Cada rincón me ofrecía un pequeño escape del estrés, un momento de paz en medio del bullicio urbano. Finalmente, llegué a un parque tranquilo, rodeado de árboles frondosos y bancos donde la gente podía relajarse. Me senté en uno de los bancos, disfrutando de la brisa ligera y de la calma que el parque ofrecía.
Mientras caminaba de regreso a mi apartamento, me perdí en mis pensamientos, disfrutando de la tranquilidad que me ofrecía el paseo por las calles de Milán. El sol seguía brillando y el aire fresco me revitalizaba después de una noche tan agotadora.
De repente, vi a un grupo de personas caminando hacia mí. Me di cuenta de que uno de ellos, un chico con una presencia imponente, se me hacía extrañamente familiar. Al acercarse, supe de inmediato que era el hermano de Gian Salvatore, Niccolo, quien parecía estar disfrutando de un paseo relajado con algunos amigos.
Niccolo estaba vestido de manera casual, con una camisa de lino clara y jeans, su cabello oscuro caía desordenado sobre su frente. Me miró con curiosidad y, a medida que nos íbamos acercando, nuestras miradas se encontraron. Había algo en su expresión que me hizo sentir que me había reconocido, pero no estaba completamente segura.
—Hola—saludó Niccolo amablemente, pero yo me hice de la vista gorda y continué mi camino como si no lo hubiera visto. No quería ser grosera, pero me daba pena hablar con otras personas que no fueran mis compañeros de pasantía.
Me alejé tan rápido como pude de ese lugar y como si hubiera cometido un crimen, abrí la puerta y la cerré tan pronto como pude.
Un poco corto el capítulo de hoy, pero los prometo que cada vez se pone más interesante!
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Besos de Venganza
RomanceElla es Beatrice Russo, una joven estudiante de medicina que se mudo a Milán para perseguir sus sueños y a los asesinos de sus padres. Sin embargo, nada podría prepararla para el oscuro mundo en el que está a punto de entrar. Cuando la familia Salva...