7. Club

961 53 10
                                    

Tan pronto como crucé la puerta del apartamento de Marco, sentí que las lágrimas empezaban a acumularse en mis ojos. El nudo en mi garganta, que había estado luchando por mantener bajo control, finalmente se deshizo. No había dado ni dos pasos fuera del edificio cuando la primera lágrima cayó por mi mejilla, seguida de muchas más.

Las lágrimas caían más rápido ahora, mientras me apoyaba en la pared de un edificio, sintiendo cómo todo el peso de mis emociones me aplastaba. Me sentía tan sola en ese momento, tan perdida. La tristeza me consumía, y por más que intentaba respirar profundamente para calmarme, no podía detener el llanto. Era como si todos los sentimientos que había reprimido durante nuestra relación y después de nuestra ruptura finalmente estuvieran saliendo a la superficie, uno tras otro.

Caminé sin rumbo por las calles de Milán, el bullicio de la ciudad me envolvía en un caos que normalmente encontraba reconfortante, pero que esa noche solo amplificaba mi desasosiego. Necesitaba escapar, despejar mi mente, olvidar todo por un rato. Entonces, sin pensarlo dos veces, decidí dirigirme a una zona que conocía, un lugar donde podía perderme entre la multitud y el ruido ensordecedor de la música.

El club Galaxxy estaba lleno, con luces parpadeantes y el ritmo vibrante de la música resonaba en cada rincón. Me abrí paso hasta la barra y pedí una copa, luego otra, y antes de darme cuenta, había perdido la cuenta de las rondas que había bebido. Todo lo que quería era apagar las voces en mi cabeza, las dudas y la confusión que habían tomado control de mi mente.

<<En esta noche no existe la palabra exceso.>>

La pista de baile era un remolino de cuerpos moviéndose al unísono, y pronto me uní a ellos, dejando que la música me llevara. Bailé sin pensar, dejando que el alcohol tomara el control, haciendo que mis movimientos fueran más despreocupados, más salvajes. Sentía que flotaba, que nada de lo que me preocupaba tenía importancia en ese momento.

De repente, mientras giraba, tropecé con alguien. Alcé la vista, mareada, y me encontré con Gian, el rubio tonto del hospital. El impacto de verlo ahí, entre todos esos desconocidos, me dejó atónita. ¿Qué hacía él en un lugar como este? ¿Cómo era posible que, en toda Milán, nos hubiéramos cruzado precisamente aquí?

—¿Enfermera? —preguntó, su voz sonaba ahogada por la música, pero lo suficientemente clara como para hacerme comprender que no estaba imaginándolo.

—Soy una casi doctora estúpido—Mi mente, embotada por el alcohol, tardó en procesar la situación. Sin embargo, antes de que pudiera pensar en lo que estaba haciendo, me encontré acercándome más a él.

<<Como que te veo más guapo>>

No sé si fue la soledad, la confusión o simplemente el efecto del alcohol, pero, de repente, me incliné hacia él y lo besé.

El beso fue confuso, un torbellino de emociones mal interpretadas y deseos reprimidos. Gian pareció sorprendido al principio, pero después de un breve momento, respondió, aunque con cierta vacilación. Fue un beso breve, torpe, pero con una intensidad que ninguno de los dos esperaba.

Pero entonces, el mareo se apoderó de mí. Todo empezó a dar vueltas más rápido de lo que podía manejar. El calor, el alcohol, el beso... todo se mezcló en mi estómago, y de repente, sentí una náusea incontrolable. Traté de apartarme, de encontrar el control, pero era demasiado tarde.

Sin poder evitarlo, me incliné hacia un lado y vomité. Gian, que había estado sosteniéndome, intentó reaccionar, pero no fue lo suficientemente rápido para evitar el desastre. El instante fue incómodo, caótico, y todo mi cuerpo se llenó de vergüenza mientras la realidad me golpeaba.

Gian, sorprendido y ahora salpicado, me sostuvo con más firmeza, evitando que cayera. Aunque el momento era un desastre absoluto, noté que había algo en su mirada, una mezcla de preocupación y enojo.

—Mierda, ¿no podías vomitar en otro lado? —su tono estaba irritado, y sin vacilar me tomó de los brazos llevándome fuera de la pista. Todo lo que podía hacer era asentir débilmente, demasiado avergonzada para decir algo, demasiado abrumada para resistirme.

Holaaa!

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Holaaa!

Sé que dije que iba a actualizar toda la semana perooo tuve unos problemillas por ahí.

Pero como hoy es día del lector no los quería dejar sin capítulo.

Muchas gracias por todo su apoyo.

¡Hasta la próxima lectura!

Besos de VenganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora