9. Puerto pt. 2

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Mientras observaba cómo mis hombres se desplegaban por el puerto, manteniendo la vigilancia en cada rincón, escuché el sonido familiar de un coche acercándose. Volteé justo a tiempo para ver a Nicco estacionar su auto y salir con su habitual porte tranquilo, pero con una mirada afilada que dejaba claro que entendía la gravedad de la situación.

Nicco es mi hermano menor, y aunque nunca había mostrado interés en el lado más físico del negocio, su mente era su mejor arma. Con un talento innato para la informática, había salvado la operación en más de una ocasión con su habilidad para rastrear información que parecía imposible de encontrar.

-Gian -me saludó con una ligera inclinación de cabeza mientras se acercaba. Su laptop estaba en la mano, ya abierta, listo para ponerse a trabajar-Me dijeron que tenemos un problema. ¿Otra vez Sofía se molestó porque la rechazaste?

-Ojalá fuera eso hermano. Pero no es el caso, el cargamento desapareció antes de llegar al puerto, y no hay rastro de él en ninguna parte. Necesito que encuentres ese camión, pero a la de ya. Si alguien está jugando con nosotros, quiero saber quién es antes de que puedan moverlo más lejos.

-Vaya, con esa actitud si que enamoras a las chicas-guiñó el ojo enseñando sus afilados colmillos.

-Déjate de tonterías y teclea. No tenemos todo tu tiempo.

-Diablos, alguien no amaneció de buen humor.

Sin perder más el tiempo, caminó hacia uno de los contenedores cercanos, donde había una pequeña oficina que usábamos para monitorear las operaciones del puerto. Yo lo seguí de cerca, confiando en que su talento podría ofrecernos una ventaja en esta situación.

Dentro de la oficina, Nicco conectó su laptop al sistema de vigilancia del puerto y comenzó a teclear a una velocidad que era difícil de seguir. En la pantalla, se desplegaban imágenes de las cámaras de seguridad, mapas de la ciudad y flujos de datos que sólo él podía interpretar en ese momento.

-Voy a rastrear la señal del GPS del camión, aunque si alguien lo ha bloqueado, podría tardar un poco -dijo sin apartar la vista de la pantalla. Sus dedos volaban sobre el teclado, ajustando códigos y patrones para sortear cualquier bloqueo que pudiera estar en su camino.

<<Fingiré que entiendo lo que dice>>

-Ya comprendo porque Dafne no ha terminado contigo-lo miré muy sonriente pero él volteó a verme confundido-Eres muy bueno con los dedos-digo con albur.

-Idiota-contesta sin dejar de mirar la pantalla.

-Lo sé, me lo dicen a menudo.

<<Como me encanta molestarlo.>>

Mientras trabajaba, el silencio en la oficina era solo interrumpido por el suave zumbido de los ventiladores de la computadora y el ocasional clic de las teclas. Sabía que Nicco estaba en su elemento, pero también sabía que si el camión no aparecía pronto, las cosas podrían complicarse mucho más.

Pasaron unos minutos, que se sintieron eternos, antes de que mi hermano se detuviera un momento, concentrado en un punto de la pantalla.

-Lo tengo -anunció finalmente, su voz firme-La señal del GPS fue bloqueada durante unos kilómetros, pero logré rastrear su último punto conocido antes de que desapareciera. Se dirigía hacia un almacén en las afueras de la ciudad, pero...

-¿Pero qué? -pregunté, sabiendo que no me iba a gustar la respuesta.

-Pero la señal se desvió en el último momento, como si hubieran cambiado de ruta justo antes de llegar. Es probable que hayan utilizado un dispositivo para desviar nuestra atención mientras lo movían a otro lugar. Aún así, tengo una dirección posible.

Besos de VenganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora