Beatrice
Al llegar a casa, cerré la puerta tras de mí y apoyé la espalda contra ella, dejándome caer lentamente hasta quedar sentada en el suelo. Mi cabeza daba vueltas, y las palabras del señor Enzo resonaban en mi mente como un eco constante.
"Si quieres sobrevivir en este mundo, aprende a ser útil. Las personas como tú no tienen opción, o te adaptas, o eres devorada."
Su tono frío y controlado, me había puesto los pelos de punta. No había espacio para dudas ni vacilaciones en sus palabras, como si estuviera acostumbrado a dar órdenes y ver cómo el mundo se doblegaba a su voluntad. Me dejó claro que yo no era más que una herramienta. Y ahora que sabía demasiado, tenía que ser <<"útil" o... >> No quise pensar en la alternativa.
Sentí una mezcla de miedo y rabia, pero también algo que no podía identificar, como si parte de mí estuviera atrapada en algo mucho más grande de lo que podía manejar. Y entonces, el recuerdo del beso con Gian me golpeó como una ola incontrolable.
<<¿Por qué lo besé?>> Me repetía una y otra vez, el calor subía a mis mejillas. No fue como si él me hubiera forzado o siquiera intentado persuadirme; simplemente... sucedió. Y lo más inquietante fue que, en lugar de detenerlo, yo había respondido. <<¿Por qué no me detuve?>> Me sentía atrapada entre dos realidades: el miedo que me provocaban él y su familia, y la inexplicable atracción que sentía hacia él.
<<Dios, debo estarme volviendo loca>>
Cuando Gian me miró después de ese beso, hubo algo en sus ojos. No era solo deseo o pasión. Era algo quebrado. Y por un segundo, pensé que tal vez consideró como podría sentirme yo. Tal vez por eso, se levantó de golpe, con esa expresión de culpa, y me dejó allí, sola y confundida.
Suspiré, pasándome las manos por el rostro, tratando de alejar esos pensamientos. Pero las preguntas seguían. <<¿Qué hago metida en todo esto? ¿Por qué me besó? ¿Y por qué lo dejé hacerlo?>>
Me levanté del suelo y fui hacia la ventana, mirando hacia afuera. La noche era tranquila, pero dentro de mí, todo estaba en caos. El beso de con Gian debía no haber sucedido. Pero lo hizo. Y ahora, no sabía qué hacer con todo lo que sentía.
***
Al día siguiente, después de una noche inquieta y casi sin dormir, decidí que necesitaba distraerme. Había una exposición de comida en el centro, algo que había querido ver desde hacía semanas. Me aferré a la idea de que salir, estar entre la gente y disfrutar de algo tan sencillo como una buena comida, me ayudaría a despejar mi mente.
Tomé el teléfono y le envié un mensaje a Marco:
"Hey, ¿quieres ir a la exposición de comida en el centro? Pensé que podría ser divertido."
Esperé unos minutos, mirando la pantalla, esperando que la notificación de "visto" apareciera... pero nada. Silencio. Dejé el teléfono a un lado, intentando no pensar demasiado en ello —Tal vez está ocupado en el hospital—me dije. Pero una parte de mí no podía evitar preguntarse si había algo más.
Pasaron las horas, y aún no recibía ninguna respuesta. La tarde comenzaba a avanzar, y mi ánimo decayó un poco. No me gustaba admitirlo, pero me dolía. Después de todo lo que había pasado, esperaba poder contar con él, aunque solo fuera para despejarme un rato. Pero su silencio me hizo sentir... olvidada.
Suspiré y me levanté, decidida a no dejar que eso arruinara mi día. Quizás iría sola. Necesitaba el aire fresco, algo que me alejara de todos los pensamientos caóticos que rondaban mi mente desde la noche anterior.
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Besos de Venganza
RomanceElla es Beatrice Russo, una joven estudiante de medicina que se mudo a Milán para perseguir sus sueños y a los asesinos de sus padres. Sin embargo, nada podría prepararla para el oscuro mundo en el que está a punto de entrar. Cuando la familia Salva...