Capitulo 23

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Elena:

Mantenía total silencio mientras llegaba a la villa de Dimitri, ¿Qué le pasaba a esa loca? No le había hecho esta vez nada en absoluto, por el contrario, ella ni sé como rayos llegó y empezó todo ese hecho de palabras. Eliot se aparcó detuvo la camioneta bajando de inmediato, observé que habían otras camionetas y no eran de ellos. Entreabrí los labios pasando por mi mente que estuviera Renata y Bastian aquí, de seguro me vinieron a visitar. Abrí la puerta bajando con mucha emoción, necesitaba a mi amiga del alma, en verdad que me hacía falta, la quería abrazar, pasar horas y horas platicando con ella. Lo necesitaba.

Subí los escalones, uno de los hombres que cuidaba la puerta abrió.

Elena: ¿Dónde se encuentran?

Hombre: En el despacho.

Corrí desesperada, mis ojos se iban llenando de lagrimas, no podía más, ya no quería estar aquí, quería irme, largarme… abrí la puerta… Me detuve en medio, todos me miraron, cuando mi sonrisa se hizo aun más grande al ver que Alana se puso de pie, mis lagrimas cayeron, no era Renata mi hermana, pero era Alana, mi amiga. Corrí casi tropezándome me arrojé a sus brazos, la abracé con tanto apuro, ella igual me abrazó con fuerza.

Alana: Tranquila Elena… ya estoy aquí.

Elena: Gracias… gracias por estar aquí…

Todos guardaron silencio, no me importaba la presencia de los demás, al menos con Alana podía hablar igual de lo que me estaba pasando, no me importaba si me regañara o no lo hacía, pero una de las mías estaba aquí.

Dimitri: ¿Todo bien?

Me aparté de Alana, sostuve sus manos extendiéndolas, se le veía una hermosa pancita, ella reía al mirarme, pasé hacia Dimitri asintiendo con la cabeza.

Elena: Ahora si… todo bien.

Pasó su brazo por encima de mis hombros. Me llevó junto a las chicas quedando entre Valentina y Alana. Apretó mi mano, ella podía saber con solo mirarme que algo me pasaba, no pensaba en decirle nada a nadie menos a Valentina que pudiera agarrarse con Guido y aunque así fuera, pero no estaba para un sermón por parte de ella.

Daemon extendió sobre la mesa una carpeta.

Elena: Otro contrato que tengo que firmar.

Miré hacia Dimitri, él sonrió cruzando los brazos, negó con la cabeza…

Dimitri: Es lo que estamos haciendo. Como nuestra abogada que nos representa lo tienes que saber.

Abrí la carpeta revisando de lo que se trataba, aparté mis lagrimas, leyendo todo con mucha precaución y atención, con ellos no salía de una para entrar a otra.

Elena: Van a viajar para conseguir este aditamento que me habías dicho.

Dimitri: El Zolgensma, así es, lo necesitamos.

Elena: ¿Cuándo se van para empezar hacer el pedimento?

Daemon: Elenita… Elenita. Tú tienes que ir, el pedimento no se puede hacer desde aquí.

Pasé la mirada lentamente hacia Daemon… ¿Qué ha dicho? Estaba demasiado confundida, yo solo les estorbaría en vez de ayudar.

Valentina se levantó reposando medio cuerpo sobre la mesa, me miró jugando con sus cejas en forma divertida.

Valentina: Eli… si lo hacemos desde aquí, sabrán que estamos buscando ese aditamento.

Daemon: No podemos correr el riesgo.

Dimitri: La dosis que existe es muy pequeña.

Levanté la mano en forma de duda, ellos rieron, me dieron la palabra, pues que prefería aclarar mi duda antes que cometa alguna indiscreción.

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