Elena:
Abroché mi cinturón de seguridad, el avión avanzaba, Elliot estaba viendo como ya estábamos a segundos de despegar. Una gran adrenalina se iba subiendo por todo mi cuerpo, no era como las veces donde volamos para vacacionar, aquí sabíamos a los que íbamos y los segundos eran cruciales, que además no era el típico avioncito donde se podía tener la tranquilidad que todo saldría bien, era el mismo Sae y Guido quienes estaban al frente piloteando.
Cerré los ojos, ya habíamos despejado, mi mente estaba en que llegar no sería tarea fácil, habían dicho que no aviones, así que no tendría la mínima idea de como haríamos para aterrizar más si ese era territorio donde no se nos permitían la entrada, mejor dicho a ellos.
Tragué saliva, se veía ya que iban aumentando la velocidad, cada vez, la presión de lo alto se sentía, al tener pesado el cuerpo y los oídos topándose por la tanta altura que estaba tomando. Si, tenía que admitirlo, esta misión rebasaba mis posibilidades de vida.
La turbulencia estaba en aumento, mis manos apretaban los braceros que todo las sacudidas se sentían muy fuertes. Abrí uno de mis ojos dejando de sentir movimiento, miré por ambos lados ya con los ojos bien abiertos.
Elliot ¿Dónde estaba? Aseché viendo que Guido movía muchos botones del avión. Desabroché el cinturón levantándome. Mis piernas hasta me temblaban, no era fácil lo que quería Willow y Dimitri que hiciera. Me acerqué sin dejar de ver por la ventanilla, reposé mi cuerpo mirando como Guido tenía conocimiento de cada botón en el tablero de este enorme avión, él se giró un poco atento a mi presencia.
Elliot: Tomo el control.
Se puso de pie cediendo el paso a Elliot, esperó hasta que se sentó poniendose los audífonos, se veían tan bien los tres, cuando su mano reposó en mi cintura.
Guido: ¿Te gusta?
Elena: Ver el cielo a simple vista y aquí, pues si…
Acomodaba mi cabello, tragué saliva levantando la mirada hacia él.
Guido: No tenemos mucho tiempo, solo son un par de horas que tendremos que llegar.
Sostuvo mi mano, los dos nos apartamos de la cabina, lo seguía queriendo no llegar donde tendríamos que estar, pasamos por un pasillo algo estrecho, las puertas estaban cerradas, de seguro los otros haciendo sus cochinadas, en cambio nosotros teniendo el pendiente, abrió la puerta empujando por completo, entreabrí mis labios al ver como se podía ver todo el cielo, la diferencia del tamaño de las nubes y claro el Sol saliente. Lo miré su sonrisa me enamorada cada vez más, entré yendo directo al sillón, me trepé quedando de rodillas, hasta que escuché la puerta cerrarse, lo miré por encima de mis hombros, se acercó pasando sus manos por mi cintura llegando a mi vientre, lo acariciaba, dejó un beso en mi cuello mordiendo mi labio inferior tiernamente, bajé una de mis manos apretando las suyas.
Guido: ¿Qué te traes con Dimitri?
Esas palabras no quería que salieran de sus labios, negué con la cabeza, la respiración de él se agudizó soltando mi cintura, se apartó sentándose a un lado de donde me encontraba, me senté sobre una de mis piernas reposando mi codo en el respaldo del sillón, él reposando el codo sobre el bracero rosando sus dedos con sus labios.
Abría los labios queriendo probarlos, me miró de reojo desafiante, un calor muy diferente a otras veces recorría por todo mi cuerpo.
Guido: ¿Tengo la necesidad de ir y preguntarle a Dimitri? Sabes que él no me mentirá si le llego a preguntar.
Mordí mi dedo índice, realmente no sabía ni por donde empezar, no era fácil, las cosas pudieran salirse de control, estamos a miles de pies y todos encerrados en un avión…