Elena:
Abrí los ojos lentamente, me sentía con demasiados mareos, miraba el techo del lugar, con mucho trabajo lograba sentarme, no sé que era lo que me estaba ocurriendo, tanto que hasta mi cuerpo tenía un ligero temblor. Observaba detenidamente el lugar, negué con la cabeza recordando lo ultimo que había sucedido.
Recordaba haber estado esperando a las chicas cerca de la bodega enorme, bajé mis pies tocando el piso, entreabrí los labios al ver que era de madera el piso, fue cuando se vino a mi mente que me había topado con mi padrastro.
Mi corazón empezó a latir tan fuerte, me puse de pie casi cayendo logrando sostenerme con un sillón junto a la ventanilla, miré a través de ella viendo solo mar.
Elena: No.. no…
Me acerqué subiendo de rodillas, no podía ser posible, no se lograba ver más que solo mar, di la giré bajando de inmediato del sillón corrí desesperada hacia la puerta, jalé la perilla viendo que no se abría.
PAAAAM!!!! PAAAAM!!!
Elena: SAQUENME DE AQUÍ… SAQUENME DE AQUÍ.
Era imposible que me escucharan, desde este lugar se escuchaba el ruido de las maquinas, tenía que salir cuanto antes de este lugar, ese maldito hombre estaba aquí y me tenía secuestrada.
Elena: No puede ser que Benjamin me tenga aquí.
Jalaba con más fuerza pero de nada me estaba sirviendo, los golpes que le daba y las patadas eran inútiles, nadie venía a mi llamado. Di la media vuelta reposando mi cuerpo en la puerta. El cuarto era muy pequeño, no había ni una sola rejilla y menos algo por donde escapar. Me acerqué a la ventanilla quité el seguro, sosteniendo con fuerza la manija de la ventada, empujaba con mis dedos pero no lograba que se moviera ni un solo centímetro.
Elena: Maldita ventana, abre. Abreteeeee.
Le daba manotazos, ningún indicio que pudiera hacer que se cuarteara, me bajé del sillón, fui a una silla sosteniendo el respaldo, quise levantarla pero estaba atornillada al piso.
Elena: No, no…
Me agaché removiéndola, todo lo que había estaba asegurado. Me puse de pie, pasé la mirada por todo este pequeño cuartito.
Elena: Guido, por favor, ven por mi… chicas, Daemon, Dimitri sáquenme de aquí.
Pasé mis manos por la silueta de mi cuerpo llevando a mi parte, apreté un poco, no sentía dolor ni nada, espero y que el desgraciado no se le haya ocurrido poner sus asquerosas manos en mi.
Respiré profundamente, exhalé el aire, todo lo que en su momento me había enseñado tenía que ponerlo en práctica, me di cuenta que tampoco tenía mi cinturón donde había puesto mis armas, todo estaba en contra mía, no tenía con que protegerme.
La puerta se abrió lentamente, levanté la mirada tragando saliva, mi pecho subía y bajaba, daba pasos hacia atrás al ver esa maldita sonrisa llena de odio, no sé que pudiera sentir en mi contra pero estaba ante mi Terzo Simone.
Terzo: Elena Blondon, la gran Fiscal Suprema metida hasta la mierda con la mafia.
No iba apartar la mirada de él, cualquier cosa pudiera esperarme de un miserable como él. Sus intenciones siempre han sido bien claras y sé lo que esperaba de mi.
Terzo: Hasta que punto hemos tenido que llegar para que estes a mi lado.
Elena: No estoy a tu lado por voluntad propia.
Terzo: ¿Crees que eso me interesa? Ahora estás aquí junto a mi.
Entonces me quedaba claro que Benjamin me había entrega a Terzo tal como lo había dicho en su momento Harry Callum, me vendió ese hombre para sus necesidades.