Guido:
Sostuve la perilla de la puerta abriendo por completo, Renata no se movía, ¿esperaba acaso que fuera por ella? Extendí mi mano en señal de que entrara, ella lo estaba pensando demasiado, rodó los ojos dando pasos apresurados, me seguía con la mirada llegando a mi lado, la sostuve del brazo causando que diera un ligero salto del susto que le causé.
Guido: (susurrando) Te recuerdo que eres la que quiere hablar conmigo.
Arrebató su brazo mirando hacia donde Dimitri nos observaba, estaba tan serio que ya me imagino lo que debe estar pasando por su mente.
Renata: (susurrando) te recuerdo que eres el esposo de mi amiga por tu decisión, no la de ella.
Entró dando un buen golpe bajo en sus palabras, la seguía con la mirada hasta que se detuvo reposando su cuerpo en el borde de la mesa. Empujé con fuerza haciendo resonar al cerrarse, parpadeó muchas veces.
Pasé mis dedos sobre mis labios, ella estaba al tanto de poder hacerle algo.
Guido: Sé del entrenamiento que tú y Bastian han estado teniendo con Santino y Nahir.
Renata: Eso que tiene que ver.
Crucé los brazos retándola, sonreí mientras la observaba detenidamente, sé del buen banquete que Bastian se da con esta mujer, de la talla de Elena, grandes aspiraciones, lucha inalcanzable por demostrar poder por ella misma.
Guido: No eres la tonta débil que algunos pudieran pensar. No me trates por estúpido de lo que quisiste hacer frente a Dimitri.
Caminaba hacia ella, miraba hacia los lados, Renata es una mujer muy inteligente, tanto que bien que tiene contralado a su esposo.
La distancia entre ella y yo era muy corta, sostuve un mechón de su cabello, sus ojos no se apartaban de mi.
Guido: tienes suerte Renata.
Renata: ¿Suerte? He trabajado para estar donde estoy. Me esfuerzo todos los días.
Guido: No lo digo por eso.
Solté su cabello reposando mis manos en la mesa, su cuerpo se apartaba, la tenía acorralada, no había espacio donde pudiera salirse de este encuentro.
Renata: A… a… ¿a que te refieres?
Guido: A que eres la mejor amiga de Elena, mi esposa, mi mujer, mi compañera, mi amante.
Renata: (carraspeo) eso… eso…
Me acerqué un poco más a ella, su aroma demasiado tentador, la punta de mi nariz rosó en su mejilla, fijando la mirada de ella, sus labios entreabiertos no esperando que actuara de esta manera con ella.
Guido: (susurrando) solo por la amistad que las une estás con vida. Si me vuelves a poner una mano encima, tratar de manipular a Elena, tratar de hacer que me deje. (voz muy baja) Te mato Renata…
Me aparté lentamente de la mesa, su mirada incrédula de mis palabras, eran la advertencia que mejor le podía dar, no quiero errores ni personas que se atrevan a meter ideas a Elena, ella ahora es mía ni su mejor amiga iba a cambiar las cosas.
Renata: Elena es mi amiga.
Guido: Lo sé, solo que ahora ya no les ve como prioridad a ustedes.
Renata: Siempre seremos su familia, eso ni tú ni nadie lo puede evitar.
Reposé una pierna sobre la mesa, me daba risa el pensar de Renata, lo que la lealtad que tienen nuestras mujeres, eran muy diferentes a la lealtad de ellas a sus hombres.