Capitulo 126

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Elena:

Estiré mis brazos a todo lo que daba, mis piernas alcanzaban las piernas de Guido, lo tanteaba con la punta de mis dedos, abrí los ojos mirando a su lado, me senté a toda prisa viendo a mi hombre con un pants, que se le marcaba muy bien todo… mordí mi labio inferior restregando mis ojitos según para ver muy bien a ese hombre, se puso una playera marcando sus pectorales ni que decir de ese abdomen.

Bajó por completo la playera mirándome. Se acercó subiendo una rodilla en la cama, reposó sus dos manos sobre la cama dejando un beso tan tentador en mis labios. Yo con mi sabor de recién despertada, claro que si sabor a su sem..en le daba ese toque exquisito.

Se apartó dejando un beso en la punta de mi nariz. Abrí mis ojos admirando esos bellos ojos que me hipnotizaban por completo.

Elena: ¿Por qué eres tan guapo? ¿mmm?

Guido: ¿Por qué eres única?

Reí mordiendo mi labio inferior, se incorporó dejando a la vista los forros de su traje que utilizaría hoy y por supuesto el mío que ni había tenido oportunidad de escoger. Aparté la sabana bajando de la cama, pasé mis dedos suavemente sobre el forro.

Guido: Sé que te encantará, tu personalidad, tu esencia está plasmado en ese vestido.

Quería verlo, pero no ante Guido, me di la media vuelta pasando las manos detrás de mi, di unos pasitos divertidos chocando nuestros cuerpos.

Elena: ¿Lo escogiste?

Guido: Me bastó solo ver un modelo y saber que ese era el indicado. No hay nada que verte puesto ese vestido. Lo deseo tanto como ser quien te lo va a quitar.

Elena: Entonces a viste a la novia antes de tiempo.

Respiró profundamente se acercó alzándome, sus manos se reposaron en mi trasero cuando mis piernas se enredaban en su cintura. Asintió con la cabeza.

Guido: Ver el vestido antes de la boda, no tiene nada que ver con la suerte. Lo que representa el vestido es toda la vida que juntos podemos tener, por eso se trata de ocultar a la novia antes de la boda, solo para que la sorpresa sea más grande, pero sinceramente Elena, no necesito verte con el vestido o sin el para saber que las sorpresas vienen y vendrán…

Rosaba mi dedo índice en sus labios, dejó un beso en la punta de mi dedo índice, pasó su lengua causando ese deseo tan provocativo.

Elena: Guido, no hay momento que no desee estar a tu lado con nuestros hijos.

Guido: Nunca pensé que esta rubia tan terca dijera que sí.

Elena: No me quedó de otra, me pusieron un arma en la cabeza, pero algo si sé, que ya sea en ese momento o después iba a terminar diciendo que sí.

Sonrió asintiendo con la cabeza, su cuerpo se movía dando un ligero baile con mi cuerpo aun entre sus brazos, avanzaba hacia el ventanal dejando a la vista donde muchas personas estaban en el decorado donde sería la recepción y la boda.

Pasé mis dedos por su mejilla, los dos nos miramos provocativamente, bastaba que esa mirada estuviera en mí, me hacía saber que no habrá ningún impedimento de formar una familia donde no tenía nada que ver la mafia y las leyes, eso era punto y aparte en este instante, acariciaba mi cabello.

Guido: te veo y no lo creo, eres mi esposa a la fuerza.

Elena: A la fuerza no, solo sin saberlo.

(Escuchen: Pasion, Sarah Brightman & Fernando Lima)

Guido: Eso es lo que hizo más atractiva esta relación, no empezó con ese paso que tenía que dar. Pero no me arrepiento. Llegaste a mi como ave indefensa, cuál pajarita herida que le han tumbado su nido. Te conocí y traías el alma herida, las alas partidas y un corazón roto por la partida de un amor que lo dio todo por ti en su momento o un amor ingrato que no supo valorar tu amor. Te di mi mano, te brindé un apoyo incondicional y una amistad sincera, de esas que cuando te sientes mal no te sueltan. Desconfiabas de todo y de todos, parecías de esas ardillas asustadas y cohibidas, hasta que dejaste por fin que te ayudara, fuimos hablando de poesía, intercambiamos letras y tú ya sonrías.

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