Capitulo 41

79 9 0
                                    

Elena:

Miré por ambos lados, Guido no estaba por donde lo había visto estar trotando. Me acerqué un poco más al fondo viendo un lugar donde él estaba adentro, los cristales me permitían observar detenidamente a él levantando unas pesas de mano. Sonreí emocionada cuando capté su mirada, levanté los jugos, él se apresuró dejando las pesas en el piso. Oprimió unos botones cuando la puerta se abrió.

Elena: Eres raro.

Guido: ¿Por?

Elena: uno toma la ducha despues de hacer ejercicio.

Guido: cierto, pero en mi caso una buena ducha con agua helada sirve para dos cosas.

Entré sentándome en una de las maquinas que tenía asiento crucé las piernas si dejar de ver como las gotas de su sudor iban cayendo de una manera tan seductora, se sentó frente a mi tomando sus pesas de mano. Levantaba los brazos volviendo a bajar en cada una de sus secuencias.

Guido: Primero con el agua helada activas más rápido y segundo, tenerte cerca me excita demasiado y no puedo mantener fría la cabeza.

Reí un poco gustosa ante sus palabras.
Había terminado sus secuencias de los brazos, pasó a otra de las maquinas, lo seguía como una niña que veía un rico postre para degustar, nada como que el postre sea este hermoso hombre. Quedé frente a él parada de puntillas.

Elena: Te molesta que Lola desayuna, almuerce o cene con nosotros.

Negó con la cabeza, estaba ahora en una elíptica para su cardio.

Elena: ¿Por qué no se lo permitías de antes?

Guido: es decisión de la señora de la casa, a mi no me molesta, si a ti te parece bien, adelante.

Le di uno de sus jugos que parecían buenos, lo destapé, bebiendo un poco, tremenda cara de fuchi al probar su sabor, se detuvo reposando su brazo en la base riendo a carcajadas, era difícil conciliar esta armonía entre él y yo que nunca había antes.

Guido: No es para alguien que no está acostumbrada a probar la proteína.

Elena: Alexander tomaba proteína pero no sabía mala.

Guido: Hay diferentes tipos, cada uno escoge la que mejor le sepa.

El móvil de Guido empezó a sonar, bajó de la elíptica tomando una de las toallas que se acomodaba en su cuello mientras se secada el rostro con ella. Miró la pantalla del móvil, no parecía nada feliz de ver quien se pudiera tratar pero terminó por contestar.

Llamada en altavoz:

- ¿Qué sucede Dimitri?
- ¿está Elena contigo?
- ¿Dónde más pudiera estar?
- En tu cama.

Rodé los ojos al escuchar al encantador de Dimitri, por lógica al no estar con ellos tenía que estar con Guidis, no había otro.

- Si, está justamente frente a mi.
- Guido, Yanice y Natalie están encerradas.

Guido levantó la mirada, pero no tenía nada que ver en lo que esas dos locas pudieran haber hecho, de seguro me pedirían que vea como sacarlas de la prisión.

- ¿Puedo saber por que?
- Una de las dos terminará por traicionarnos.

Miré hacia Guido, se notaba algo serio y extrañado de las palabras que el mismo Dimitri estaba diciendo. No sé si por la cabeza de Guido pasaría que lo podían hacer, aunque creo que más para perjudicarlos a ellos, lo harían para perjudicarme a mí.

- Te escucho.

Se sentó a mi lado dejando su móvil a un lado, en efecto se trataba de Dimitri.

- Como sabes Guido, Natalie atacó a Siena.
- (Elena) ¿Qué cosa)

Capítulos sin censura Leyes de la MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora