Capítulo 3

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La primera noche en el hotel la pasé estupendamente.
Por la noche no se escuchaba ningún ruido. Tan solo los grillos y las hojas chocar las unas con las otras por el viento.

Cuando sonó el despertador quise apagarlo y seguir durmiendo. Tuve que hacer un gran esfuerzo por salir de la cama. Las sábanas me atrapaban. Pero tenía a varios adolescentes que interrogar.

Me di una ducha fría para poder terminar de despertarme y bajé para tomar un café de máquina. Era temprano y aún no habían servido el desayuno. Así que de momento me tendría que conformar con el café.

Me subí en el coche y de nuevo no arrancaba.

— ¡Venga ya! ¿¡Me vas a hacer esto todos los días!? —volví a introducir la llave. Hacía el intento de arrancar, pero no lo conseguía. Hasta que por fin decidió hacerlo — a la tercera va la vencida.

Conduje hasta el instituto.

— ¿Aún no saben nada de ella? — una voz masculina apareció justo en la entrada del centro.

— ¿No ha venido a clase? — escuché sollozos.

Un matrimonio se abrazaba. Se les escuchaba desesperados.

— La policía ya está al corriente y como dijimos, les avisaremos si la vemos por aquí. Pero aún no sabemos nada — La voz de Tom acudió en ayuda.

— ¿¡Mi hija lleva dos días desaparecida y no saben aún nada!? — así que eran los padres de Taylor.

Mejor, así mato dos pájaros de un tiro”.

— Buenos días — hice presencia para calmar las cosas.

— Por fin, teniente Ivy... Llega justo a tiempo — Tom me estrechó la mano y me presentó a los padres de Taylor — El señor y la señora Moller.

— Encantada, agente de policía — les sonreí para transmitirles algo de tranquilidad — llamadme Ivy, estoy encargada del asunto de vuestra hija.

— ¿La esta buscando? — Luisa, la madre de Taylor, me preguntó preocupada y algo excitada.

— Eso intento, pero antes necesito hacerles una preguntas. Si es posible que podamos hablar en algún sitio privado... — miré a Tom para que me diera una respuesta.

— Si, claro, os dejaré mi despacho. Yo tengo que dar clase — nos señaló con la mano para que caminaramos hasta la sala y él se marchó en dirección contraria.

Los padres de Taylor caminaban decididos hacia el despacho. Y yo intentaba pensar en las preguntas adecuadas para poder hacerles y que me dieran suficiente información.

— Bien... Primeramente decirles que tiene que ser duro vivir lo que están viviendo — indiqué que se sentarán frente a mi.

— No sabes cuanto... Llevo dos noches sin dormir — Luisa lloraba. Le ofrecí un pañuelo de la cajita que había sobre el escritorio, aunque no fueran míos — Gracias.

— Por esa razón quiero que ahora puedan contestarme sinceramente a las preguntas que os haré a continuación.

— Adelante — Marco, el padre de Taylor me miraba serio.

— ¿Su hija suele salir de casa sin avisar?

— Sí, pero jamás se quedaba a dormir en casa de nadie sin avisarnos antes — Luisa contestó casi sin pensarse la respuesta.

— ¿Alguna vez se ha escapado de casa?

— No, es cierto que algunas noches dormía con su novio, pero nosotros lo sabíamos — Marco miró a su mujer.

— Sabemos que nuestra hija no es una modelo a seguir. Pero jamás se escapó de casa — Luisa se secó las lágrimas.

— La actitud de su novio... ¿Era buena? ¿La trataba bien? ¿O tenían peleas constantes?

— Algunas veces peleaban, incluso a voces. Pero después se arreglaban y se les olvidaba cuál era el problema que habían tenido horas antes — Marco respondía a las preguntas ya que su mujer estaba tan angustiada que no podía parar de llorar.

— ¿Alguna vez la golpeó o la amenazó?

— Que sepamos no.

— ¿Antes de la desaparición visteis algún comportamiento raro en ella?

— No... — se quedó pensando y mirando a su mujer — ahora que lo dice... Empezó a salir todas las tardes a la misma hora...a las seis de la tarde.

— ¿Todos los días salía a las seis de la tarde? — ambos
asintieron — ¿A dónde iba?

— Nunca lo supimos, decía que iba a estudiar con una amiga pero jamás me lo creí — Luisa se inclinó hacia adelante — conozco a mi hija, sabía que no iba a estudiar.

— ¿Y a qué hora regresaba a casa?

— Sobre las ocho — Luisa se adelantó en la respuesta.

¿Qué hacía dos horas todos los días? ¿Y por qué no se lo contaba a sus padres?

— ¿Cuándo regresaba notábais algún comportamiento extraño en ella?

— Extraño no, seguía siendo ella misma...

— Más alegre, sonreía — Luisa interrumpió a su marido — como si esos paseos diarios le sentaran bien.

— ¿Normalmente no era feliz en casa?

— Es una adolescente... Ya sabes como son, cambios de humor, unos malos padres y el único que la entiende es su novio — Marco volteó los ojos.

— Esta bien, creo que de momento no haré más preguntas — cerré mi libreta — muchas gracias por colaborar.

— Por favor, si descubre algo háganoslos saber — Marco me estrechó la mano y salió con su mujer agarrándola por la cintura.

Revisé mis apuntes hasta ahora.

CASO DE LA DESAPARICIÓN DE TAYLOR: Dos días desaparecida.

Tom: Estudiante rebelde. No estudia y su novio tampoco es buena influencia, cursa el último el curso. Joana Smith y Jessica Milán, amigas de Taylor.

Padres: Jamás se escapó de casa. Avisaba cuando se quedaba a dormir en casa de otras personas. ¿Dónde iba de seis a ocho de la tarde? Discutía con su novio y mentía sobre sus quedadas diarias.

De momento solo tenía eso. Ya me habían dado un dato importante. Aunque era una chica rebelde, jamás se había escapado de casa. Iba todos los días a algún sitio desconocido de seis a ocho de la tarde. Y volvía a casa más "contenta".

Saqué la foto que había echado del rostro de Taylor y la observé. Era una chica de pelo corto, negro y liso. Labios carnosos, ojos oscuros y grandes. Tenía un lunar junto al labio. Al igual que sus amigas, llevaba aros en las orejas. Y estaba maquillada.

Guardé el móvil y salí del despacho en busca de la conserje.

— Perdone, necesito que llame al despacho del director a una chica.

— Si, claro — ahora si que me trataba con respeto. El poder de la policía — ¿A quién quiere que llame?

— A Jessica Milán.

 📖 𝐄𝐥 𝐔𝐥𝐭𝐢𝐦𝐨 𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 📖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora