Capítulo 6

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Volví a acercarme al río mientras lo esperaba. Toqué la corriente de agua y sentí el frío por mis dedos. Sonreí al recordar la vez que mi madre me enseñó a nadar. De pequeña era muy cabezota y cuando me proponía algo, lo conseguía.

— Perdón por hacerla esperar — el hombre de gafas y pelo negro apareció de la nada detrás de mí. Haciendo que de nuevo mi corazón se acelerara del susto.

— Tienes que dejar de aparecer así — dije riendo con una mano en el pecho — me has asustado.

— Perdón — se disculpó mientras le daba una patada a una pequeña piedra y la lanzaba al rio— no nos hemos presentado ¿Verdad? —evitaba mirarme a los ojos.

— No, me parece que no... soy Ivy — Le extendí la mano.

— Samuel — estrechó mi mano.

¿Samuel?

— Encantada — sonreí pensativa y desconfiada. ¿Sería él, el amante de Taylor?

Empezamos a caminar hacia la plaza. El cielo ya estaba oscureciendose y las casitas del pueblo se iluminaban por la decoración que sus habitantes habían puesto.

— ¿Y qué le ha hecho venir hasta este pueblo perdido del
mapa? — me preguntó mirándome fugazmente. Notaba su nerviosismo en su tono de hablar.

— Por trabajo, aún no puedo permitirme una vacaciones — contesté mirando al frente para no hacerle sentir incómodo. Me estaba transmitiendo los nervios.

— ¿En qué trabaja?

— Soy agente de policía — agaché la mirada. Esa profesión normalmente a la gente le imponía respeto y no quería que sucediera tal cosa.

— Vaya, eso sí que es un trabajo emocionante. Supongo que habrá venido por la desaparición de Taylor — me miró preocupado.

— Así es ¿La conoces? — lo miré interesada y después pensé en que quizás no era momento para hacer interrogatorios —perdón... No es mi intención que la conversación se convierta en un interrogatorio, es lo que tiene no saber diferenciar el ocio del trabajo - sonreí de forma culpable.

— No se preocupe...

— Por favor, no me trates de usted, parecemos de la misma
edad — dije amablemente interrumpiendolo.

— Está bien — sonrió — soy del 1997 — me miró de reojo.

— Casi, yo del 1999 — mostré entusiasmo para animar un poco el ambiente. Samuel se veía algo callado.

— Buena edad — me miró y segundos después se fijó en el suelo mientras hablaba — sí, conozco a Taylor. Viene mucho al club de lectura que tienen en la biblioteca.

— ¿Tu también eres un amante de los libros? ¿O eres de los que odia a ese club?

— Que va, no los odio, me gusta escuchar sus debates, sobre todo porque te das cuenta de las críticas tan malas que hacen de algunos personajes que son increíbles — empezó a reír de forma leve — y sí, me gustan los libros... Tanto que trabajo en la biblioteca.

Era él, el bibliotecario. Y Joana no mintió al decir que era guapo”.

Ser bibliotecario también tiene que ser emocionante — sonreí sin creerme yo misma lo que acaba de decir. Sinceramente, pasar la mañana entera entre libros y en completo silencio me parecía un trabajo de lo más aburrido y absurdo.

— Bueno, tienes tiempo para leerte todos los libros que quieras y para mí eso no es ningún problema — me miró fijándose en mis ojos. Al igual que él, yo pude fijarme en los suyos — mira —comenzó a tartamudear —esta es la fuente central de pueblo — centré mi atención a una gran fuente redonda, estaba rodeada de flores de todos los colores y el agua salía cristalina.

 📖 𝐄𝐥 𝐔𝐥𝐭𝐢𝐦𝐨 𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 📖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora