Mi mente parecía una máquina pensante. ¿Sería Héctor el hombre que le compraba la droga a Erick y que con esa misma droga neutralizara a Taylor? Solo había una manera de descubrirlo.
🔪🔪🔪🔪
No me dio tiempo a comer nada, pero aún así no tenía hambre. Las imágenes de la pesadilla me seguian apareciendo, provocándome escalofríos.
Aparqué frente a la biblioteca y entré en busca de Samuel. El estaba frente a una estantería observando lo que me pareció un libro sobre sus manos. Le daba la espalda a la puerta principal. Caminé hacia él a paso ligero y lo abracé por la espalda cerrando los ojos mientras suspiraba.
— Pero bueno... —escuché que cerraba el libro e intentaba girarse para mirarme.
Solté un poco mi agarre para que pudiera girarse y al ver que era yo, me rodeó con sus brazos.
— ¿A qué viene este abrazo? —me preguntó dándome un beso en la cabeza.
— He tenido una pesadilla horrible —yo seguía con los ojos cerrados —pensé que el siguiente en morir eras tú.
Noté como suspiró. Sentía sus manos acariciar mi espalda y las puntas de mi pelo.
— Eso sería imposible —me aseguró haciendo que le mirara. Noté en sus ojos preocupación —tengo a una poli lo suficientemente lista como para que le diera tiempo a ir a por mí.
Sonreí algo más tranquila. Ni siquiera un arma me hacía sentir segura o una placa identificativa. Estaba empezando a acostumbrarme a buscar esa seguridad en sus brazos.
— ¿Has comido algo? —se separó de mi cuerpo caminado hacia la recepción.
— No, no me ha dado tiempo —me senté en una de las sillas observándolo. Sacó una manzana de su mochila y me la dio.
— ¿Cómo quieres descubrir quién es el culpable si no te alimentas bien? —se sentó a mi lado.
Aquella manzana me sabia a gloria. La saboreé como si fuera un caramelo dulce.
“Con que no tenías hambre...”
— Gracias.
Quería disfrutar más tiempo con él pero la entrada de los miembros del club nos interrumpió.
— ¿Ya? —pregunté decepcionada —Samuel comenzó a reír.
— Son las seis menos diez, pequeña —se levantó para recibirlos.
“¿Me acaba de llamar "pequeña"?”
Miré a cada uno de ellos, estaban todos. Michael, Anastasia, Yamir, Héctor y la chica de pelo naranja, la única a la que aun no había interrogado.
Se sentaron en una mesa redonda después de saludarse y sacaron los libros.
“¿Debatir sobre Romeo y Julieta?”
Me coloqué detrás del mostrador junto a Samuel, el cual miraba atento a los integrantes del club mientras forraba libros antiguos. Comencé a ayudarle mientras que pegaba la oreja.
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📖 𝐄𝐥 𝐔𝐥𝐭𝐢𝐦𝐨 𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 📖
Mystery / ThrillerEn el pintoresco pueblo de Snow Valley, los amantes de la literatura se reúnen cada semana en la acogedora biblioteca local para discutir sus libros favoritos. Pero cuando uno de sus miembros es encontrado muerto en extrañas circunstancias, el tono...