Capítulo 24

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El día estaba despejado. Pero yo seguía agobiada. Dave empezó a llevar el caso por su cuenta, buscando pistas en otros sitios donde yo no había buscado.

La prensa me hacía preguntas, las cuales no me dejaban otra opción que contestarlas, sin dar demasiados datos.

— ¡Señorita Ivy! ¿Crees que todos los asesinatos están relacionados entre sí? —me preguntaban algunos de ellos.

— Así es —contestaba intentado ser prudente.

— ¿Cree que tiene al asesino ya entre los sospechosos que ahora mismo están en comisaría?

— No se sabe.

— ¿Está diciendo que el asesino sigue suelto?

— Posiblemente.

Y así las preguntas se formulaban cada vez que salía del hotel o de comisaría.

Esta vez, intenté esquivarlos.

— Perdone ¿Dónde tiene la salida de emergencia el hotel? —le pregunté a la recepcionista.

— Por esta puerta de aquí señorita —señaló una puerta a su derecha, justo al fondo de la sala.

— Se lo agradezco —caminé a paso ligero y logré salir del hotel sin que nadie me viera.

Entré en el coche para poder ir a comisaría. Necesitaba echar un vistazo a las cámaras de seguridad, tanto de las grabaciones como de las cámaras locales. Quería ver justo el momento en el que el supuesto asesino golpea a Yamir en la nuca para robarle la droga. Quizás vea algo en él que me resulte familiar o que me dé algún dato identificativo.

“No soy capaz de descubrir quién es”.

🔪🔪🔪🔪

Mi jefe me esperaba cabreado.

— ¿¡Por qué no coges mis llamadas!? —Igor me miraba con cara de pocos amigos mientras se cruzaba de brazos. Yo ignoré la pregunta —Pasa a mi despacho —empezó a caminar hasta adentrarse en una sala con las paredes de cristal. En ella había un escritorio de madera con un ordenador, un tablón de anuncios y una pizarra con nombres, pistas, números de teléfonos y fotos de los fallecidos.

— Necesito ver las cámaras...

— ¡Sí! ¡Ya sé lo que necesitas! —se sentó en su silla mirándome —Lo que necesitas tú, ahora lo necesitamos todos. Porque no te vas a encargar tu sola de esto.

— Me parece perfecto —le devolví la mirada seria —pero no esperará que logre resolver y descubrir al asesino en serie yo sola cuando ni siquiera me ha dado un vehículo policial —resoplé — sea sincero... ¿Me dio este caso porque se pensaba que se trataba de una tontería de adolescentes? —él se quedó callado —ya... Lo que suponía —abrí la puerta de su despacho para poder salir.

— Ivy... —ignoré sus palabras y salí. Ahora no necesitaba perder el tiempo en conversaciones que no llegarán a nada.

— Ana, enciéndeme el ordenador por favor —ella obedeció enseguida —introduce este pendrive mientras voy a por algo de café.

— Por supuesto.

Regresé con dos vasos de café.

— Aquí tienes las grabaciones —Ana se echó a un lado para que pudiera verlas.

Primero visualicé la noche en la que Taylor desapareció. Volví a ver a Samuel hablando con ella en la entrada. Pero esta vez me fijé y me concentré en observar los detalles.

Taylor se tocaba el pelo coqueta, Samuel sonreía, parecían cómodos en la conversación. Segundos después Taylor se alejó del marco de grabación y las cámaras ya no lograba enfocarla, pero seguía estando allí por la dirección de la mirada de Samuel. Seguía hablando con ella hasta que pareció despedirse. Ahí fue cuando volvió a entrar en la biblioteca. Esperé unos minutos más de grabación y vi como salía del interior hasta la calle. Llevaba algo en sus manos, una bolsa. Quizás allí llevaba su merienda o sus cosas. Vi como se alejaba del marco de las cámaras, en dirección hacia donde se había ido Taylor minutos antes.

Ahora solo me quedaba ver las cámaras de seguridad de la noche en la que Yamir fue atacado. Estas grabaciones habían pasado antes de la desaparición de Taylor. Así que seguro había algún dato que me sirviera.

Me costó localizar la zona porque tuve que seguir a Yamir desde las cámaras. Según se quedó grabado, fue atacado en mitad de una calle. Pero como era demasiado tarde, no había nadie por la zona. Un hombre encapuchado con un bate de béisbol, lo atacó por la espalda, dándole un fuerte golpe en la cabeza. Lo dejó herido en el suelo. Se agachó para coger la bolsa que Yamir tenía en sus manos. Ni siquiera lo registró para quitarle su cartera o dinero. Estaba seguro de lo que hacía e iba directo a su objetivo.

Este es el asesino”.

Físicamente no encajaba con el cuerpo de Héctor. A diferencia de él, estaba en forma. Héctor era ancho de barriga y el de las cámaras de seguridad no. Incluso se le veía más alto.

— Estamos juzgando mal —dije en alto.

— ¿Por qué? —Ana me miraba preocupada.

— Porque tenemos a las personas equivocadas entre rejas.

— Bueno, aún no lo sabes al cien por cien. Y piensa que ellas están más seguras aquí dentro que fuera.

En eso tenía razón. No era momento de liberar a las próximas víctimas de nuestro asesino.

🔪🔪🔪🔪

Samuel me esperaba para cenar, aunque quise ir un poco antes de la hora para pasar más tiempo con él.

Me arreglé con un vestido rosa pastel y zapatos de esparto negros. Era bastante cómodo y elegante para la ocasión.

— Estas muy guapa —me alagó él mientras me dejaba pasar hacia el interior de su casa.

— Muchas gracias —le di un beso fugáz y entré —¡Mmm...huele de maravilla!

— Gracias, espero que te guste, pero aún me quedan las bebidas, iba a bajar al sótano a por hielo, espérame si quieres en el sofá —pasó por mi lado dándome un pequeño apretón en la cintura.

— Voy yo si quieres —agarré su mano para que dejara de caminar y me adelanté —¿El sótano es por esta puerta? —señalé una que estaba algo escondida junto a la entrada principal.

— Sí, tengo el congelador justo al lado de la ventana. Lo verás en seguida.

Yo asentí y abrí con cuidado la puerta. Estaba algo oscuro así que tuve que encender la linterna del móvil.

Los sótanos han sido siempre el terror de los niños. Allí es donde se esconden siempre los grandes monstruos. Pero mi miedo al bajar hasta allí abajo no era por algún ser físico. Era miedo de aceptar la realidad si mis deducciones eran ciertas.

Y a veces el ser humano prefiere mentirse para seguir siendo feliz.

 📖 𝐄𝐥 𝐔𝐥𝐭𝐢𝐦𝐨 𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 📖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora