Capítulo 23

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— No hemos encontrado nada que lo incrimine Ivy... —Dave me miraba mientras me mostraba fotografías de la casa de Héctor —ya viste lo que encontramos, no hay nada...

— Pero tiene que haber algo, algo se nos escapa —caminé nerviosa de un lado a otro de la habitación —registrad la casa de Carla y la de Yamir. Uno de los tres miente y es el culpable —miré a Dave decidida de lo que hacia. No iba a permitir más muertes en aquel pueblo.

— ¿Y si estamos buscando en el lugar equivocado? —Dave miró pensativo hacia el suelo.

— ¿A qué te refieres?

— Registaremos la casa de todos los sospechosos, pero ninguno ha registrado la biblioteca, Héctor tenía acceso a ella ¿no? Era el único que tenía una copia de las llaves.

“¿Cómo no se me había ocurrido antes?”

— Yo me encargo de registrar la biblioteca —dije entusiasmada. Quizás allí encontraría algo útil.

— Llévate a los perros y le diré a algún compañero que te acompañe —Dave sonrió pero antes de salir de la sala, le detuve.

— No hace falta que venga alguien más, con el perro me basta —Dave asintió y se fue.

Él tenía razón, la biblioteca era el lugar donde todos los fallecidos y los sospechosos se reunían y de donde salían los libros con las sentencias de muerte incluidas. Algo teníamos que encontrar allí que nos acercara más al asesino.

🔪🔪🔪🔪


Estaba cerrada, así que llamé a Samuel para que me ayudara a entrar. No quise reventar la cerradura como hice en la casa de Simón por respeto a Samuel. Él no tenía culpa de todo esto.

— ¿Crees que aquí puede haber algo? —me preguntó dejándome pasar hacia el interior.

— Puede ser, de momento necesito que me hagas una copia de los videos que grabaron las cámaras de seguridad la noche en la que Taylor desapareció y en la que aparece Yamir —le ordené encendiendo todas las luces del lugar.

Vi como enseguida se ponía a hacer lo que le había ordenado y yo tranquila empecé a observar las estanterías de los libros literarios que usaban en el club.

— ¡Aquí faltan libros! —vi que en un estante había varios huecos vacíos de forma extraña. Faltaban libros.

— Quizás sean los que encontraste con las víctimas —Samuel apareció andando hacia mí lentamente.

— No, los libros de los cuatro asesinatos solo han sido tres, aquí faltan más de tres huecos —rebusqué entre el estante y vi que algunos libros estaban repetidos — ¿Tienes los libros repetidos?

— Sí, por si desaparece alguno, o si varias personas quieren llevarse el mismo a la vez —me contestó observando mi cuerpo.

El perro se alejó de nosotros olisqueando todos los rincones de la biblioteca.

— Jamás me imaginaria que una tranquila y sencilla biblioteca, sea la causa principal de tantas muertes —me crucé de brazos apoyando mi espalda contra la estantería. Samuel se puso frente a mí sonriendo.

— Ni yo, pero hasta los lugares menos atrayentes son los que más te sorprenden —colocó un mechón de mi pelo detrás de mi oreja —ven mañana a cenar a mi casa —agarró mi mano mientras me la acariciaba.

— ¿Qué propones señor libritos? —reí acercándome unos centímetros más a él.

— Cena romántica, con la mejor compañía —pegó su frente a la mía — y película de esas empalagosas para verte dormida cuando te haya ganado el sueño y el aburrimiento.

 📖 𝐄𝐥 𝐔𝐥𝐭𝐢𝐦𝐨 𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 📖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora