Las narraciones de Simón me parecieron preciosas, encontrar el amor en tiempos de guerra y sobre todo sabiendo que la persona que amas es del bando contrario, les tuvo que doler mucho más. Aún así su amor perduró hasta la muerte. Ojalá todos fueran así.
— El pequeño tentempié que nos ha puesto Simón ha estado bien, pero yo me he quedado con hambre —Samuel caminaba a mi lado mirando al suelo. Habíamos dejado los vehículos bien aparcados para poder dar un paseo, nuevamente por la plaza.
“¿Me estás pidiendo que cene de nuevo contigo?”
— La verdad es que yo también —miré hacia el cielo para ver las estrellas. Había mucha menos contaminación lumínica que en la ciudad.
De nuevo volví a notar la mirada de Samuel sobre mí, pero esta vez no quise mirarle.
— Quédate aquí un momento —me dijo mientras comenzó a caminar entre una pequeña calle hasta desaparecer.
Me quedé quieta sin saber muy bien como reaccionar, así que comencé a dar pequeños pasos de acá para allá mirando las locetas y figuras del suelo.
Hacia brisa, de esa que te ponía los pelos de gallina. Empecé a frotarme los brazos mientras observaba nuevamente el cielo. Cuanto más me fijaba en él, más estrellas veía.
— Perdón por hacerte esperar —Samuel apareció con una caja y una manta de cuadros blanca y roja. Su sonrisa provocó la mía —he pensado que podría traer la cena hasta nosotros —Colocó la manta en el suelo junto a un banco y la caja sobre este.
Al ver que él se sentaba sobre la tela, yo hice lo mismo. Abrió la caja y sacó una vela, la colocó en una esquina y la encendió. Después sacó dos platos y un tapet de comida.
— Esta mañana preparé una salsa de cangrejo y croquetas —abrió el tapet mostrando el alimento elaborado —espero que te guste —se acarició la nuca nervioso —oh... Aunque, se me ha olvidado algo, ahora vengo —volvió a levantarse sin darme opción a que hablar y desapareció por la misma calle que antes.
— Está bien.... —susurré mirando la llama que iluminaba los platos.
Al cabo de unos minutos volvió a aparecer.
— ¡Una cena, no es una buena cena sin un buen vino! —alzó una botella de vino sin abrir y dos copas. Las colocó en el banco y volvió a sentarse frente a mi.
— Muchas gracias —miré todo lo que había elaborado y sonreí de la emoción. Me estaba haciendo sentir especial y eso me gustaba.
🔪🔪🔪🔪
— Desde pequeña soñaba con ser una gran detective, resolviendo casos y salvando la vida de las personas — durante la cena, mantuvimos conversaciones sencillas, compartimos gustos, reímos y ahora hablábamos de cosas más íntimas. Ambos tumbados en la manta observando el firmamento mientras compartíamos anécdotas —incluso me creía Sherlock Holmes, leía todos los libros sobre él y me inventaba casos para que yo misma los pudiera resolver.
— Menuda imaginación debiste tener —Samuel apoyaba su cabeza en uno de sus brazos mirando hacia el cielo —¿Qué decían tus padres?
— Ellos eran los primeros que se ponían a jugar conmigo. Solo cuando vieron que me apuntaba a la academia de policía... Vi miedo en sus ojos —reí leve.
— Tendrían miedo de perder a su hija o de que te pasara algo —giró su cabeza para mirarme, yo hice igual.
— Tal vez... Les echo de menos —suspiré. Hacia mucho tiempo que no los veía. Tan solo hablábamos por teléfono o por videollamada. Pero ya me faltaba el contacto físico —¿Tú echas de menos a tus padres?
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📖 𝐄𝐥 𝐔𝐥𝐭𝐢𝐦𝐨 𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 📖
Mystery / ThrillerEn el pintoresco pueblo de Snow Valley, los amantes de la literatura se reúnen cada semana en la acogedora biblioteca local para discutir sus libros favoritos. Pero cuando uno de sus miembros es encontrado muerto en extrañas circunstancias, el tono...