Capítulo 15

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La mujer rubia de pelos rizados me miraba con cara de pocos amigos.

“Aquí todos los del club tienen una simpatía característica”.

Su nombre, por favor.

— Anastasia — me contestó secamente —¿Esto es por el asesinato de Simón? —supuse que Héctor ya se lo había contado a todos.

— Sí, por eso voy a hacerle varias preguntas y me gustaría que fuera lo más sincera posible —revisé mis apuntes — ¿El último debate en el que estuvo Simón, fue con el libro “Cumbres borrascosas”? —aunque Héctor ya me lo había dicho, necesitaba asegurarme de que decía la verdad.

— Sí.

— ¿Hubo alguna disputa en el debate?

— Sí, Héctor no compartía el mismo criterio que Simón respecto a uno de los personajes — se acarició el pelo — y él empezó a llevarle la contraria, como siempre. Héctor no se lo tomó muy bien.

— Aquel día... ¿Todos devolvísteis los libros antes de iros a
casa? — si su respuesta era afirmativa, significaría que la persona que mató a Simón sabía donde encontrar el libro.

— Sí, una vez que termina el debate, tenemos que devolverlos.

“Lo que suponía”.

— ¿A qué horas os marchásteis de la biblioteca?

— Mi prometido y yo nos quedamos los últimos para poder hablar con Samuel, y nos fuimos sobre las nueve y media o diez menos cuarto —miró ligeramente hacia arriba para hacer memoria.

— Perdón... ¿has dicho tu prometido?

— Ajam... Michael, nos casaremos dentro de unos meses —sonaba ilusionada y su rostro se iluminó.

Por descarte, Michael tenía que ser el señor con perilla.

— Felicidades —sonreí y ella asintió — ¿Alguien más tiene llaves de la biblioteca? —no quería hablar de ñoñerías, quería ir directa al grano.

— Pues... Ahora que lo dices... —miró al suelo —Héctor tiene unas.

“Bingo”.

Muchas gracias, puedes irte —Anastasia se levantó y se fue con los demás.

Ya solo me quedaban dos por interrogar.

— ¿Cómo ha ido? —Samuel apareció al cabo de unos minutos y se apoyó en la mesa mirándome.

— ¿Le diste una copia de las llaves de la biblioteca a Héctor? —me puse de pie frente a él.

— Sí, su mujer no lo soporta y a veces lo echa de casa, así que le dije que podía venirse aquí —se cruzó de brazos sonriendo de lado.

Su sonrisa me hipnotizaba y cuando me miraba notaba mariposas en el estómago.

— La verdad es que yo tampoco lo soportaría —reí leve mirando hacia abajo.

— ¿Por qué me lo has preguntado? —vi como se levantaba y se ponía frente a mí, a pocos centímetros el uno del otro.

— Porque encontré un libro debajo de la cama de Simón, el mismo libro que estuvieron debatiendo la última vez que fue al club —alcé la visita para mirarle a los ojos —y cuando encontré a Taylor, llevaba otro libro en la mochila.

— ¿Crees que están relacionados? —sus ojos eran profundos y más aún cuando no llevaba las gafas. Se le notaban las lentillas al parpadear. De vez en cuando notaba como bajaba la mirada a mis labios y yo evitaba el contacto visual. Estaba nerviosa, pero a la vez esa sensación me gustaba.

 📖 𝐄𝐥 𝐔𝐥𝐭𝐢𝐦𝐨 𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 📖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora