20;arruinarse.

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Fui millones de veces al departamento de Guido, pero nunca me abrió la puerta. Parecía una loca hablándole a la puerta; él me bloqueó de todos lados, como si no hubiera pasado nada entre nosotros.

Pato terminó de entrar mis cosas. -Desde que el novio de tu amiga fue a tu departamento, sentí que algo raro pasaba, así que mejor quédate acá -dijo Pato, y lo miré.

-¿Vos decís que hay algo raro con mi amiga? -dije, y él asintió-. ¿Sabés algo de Guido? -él me miró.

-Hablamos de las giras y de otra cosa, pero lo veo bien, supongo. Aunque, si Gastón o yo le llegamos a preguntar algo de vos, se va a amargar. Tal vez oculta muy bien lo mucho que le lastimó verte con otro -dijo Pato, y yo suspiré.

-Tiene una buena razón para estar triste o enojado -dije, y Pato me miró.

-Se le va a pasar. Supongo.

-Fui a su departamento tantas veces, le dejé comida en la puerta, le dejé cartas, pero supongo que esas cartas las usa de servilletas. No lo encuentro. Ahora estoy de vacaciones, pero si estuviera en el trabajo, lo seguiría por atrás, con lágrimas en los ojos, para que él me escuche. Lo quiero ver, Patricio -dije, tratando de contener las ganas de llorar.

-Lo vas a ver, faltan unas semanas para la próxima gira. Venite con nosotros igual -dijo Pato mientras se sentaba a mi lado, y yo suspiré-. Tenés que pensar en vos también, tenés que estar bien, aunque sea un poco, comer algo, dormir algo...

-No puedo dormir si tengo la conciencia así. Si cierro los ojos, lo veo a él. Podría pudrirme de la tristeza -me abracé a mí misma y apoyé mi espalda en el respaldo del sofá mientras miraba Los Simpson.

-Ya se van a arreglar, tarde o temprano -dijo Pato.

-Sé que no éramos nada, pero varias veces lo vi con cada mina, y yo no dije nada. Sé que comparo lo que hace él con lo mío, pero yo no besé a mi ex. Él estaba siendo un gato, y yo nunca me quejé. Creo que incluso me parece injusto.

-Él se va a dar cuenta de eso, solo deja que se le pase el enojo y va a volver para escucharte -sonreí levemente y abracé a Pato.

-En un rato viene Rache, vamos a organizarnos un poco y a boludear un rato -dije, y él también sonrió.

-Dale, nena, distráete un rato -me dio una palmada en la espalda y se fue. Yo me quedé mirando la tele. A veces miraba la pantalla de mi celular a ver si veía una notificación de Guido.

Después de un rato, llegó Rache. Le abrí y la saludé.

-Dale, nena, subí el ánimo. Tenés que salir, disfrutá estos hermosos días de sol. No te quedes acá, estás hecha mierda, amiga... No pongas pausa a tu vida por un pibe, hay millones más.

-No es un pibe más, él es especial. Es mi todo, puedo esperarlo miles de siglos si es posible, le doy hasta mi vida. Lo quiero siempre, día o noche, me da igual; lo quiero a mi lado -dije, y la pelinaranja me miró.

-¡Ay, no seas caprichosa, Lu! ¿Vamos a tomar unos mates, dale? -dijo, y yo asentí.

Estuvimos organizando un poco las cosas, y yo tenía esperanzas de que Guido iba a volver, que me iba a hablar o algo, que nos íbamos a cruzar en la gira o algo. Yo estaba con la esperanza de que él me iba a escuchar.

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POV GUIDO.

Habían pasado un par de semanas desde lo sucedido. Todos los días pensaba en Lucía. Escuchaba cómo siempre venía a tocar la puerta, pero yo ponía música para no escucharla. Todo lo que quería ahora era no verla, ni siquiera escucharla. No quería escuchar sus excusas baratas. Si no quería nada conmigo, si me iba a pelotudear, me hubiera avisado mínimo. Así no me ilusionaba. Yo estaba tan feliz de que se iba a mudar conmigo. Tenía tanta ilusión de que estábamos avanzando, estaba feliz de tenerla a mi lado, de pasar tiempo con ella. Me sentía estúpido, defraudado, porque le creí cuando me dijo que lo odiaba. Me dolía mucho lo que me había hecho, pero por otro lado, dolía el triple porque fue con su ex. Me acostumbré a dormir con ella, a verla todos los días en el trabajo, a sus abrazos, a sus mimos. En estos días, no dormía, ya que era raro dormir solo. No quería extrañarla, pero era inevitable.

La bloqueé de todos lados, para ordenar mi cabeza y saber qué mierda tenía que hacer. Quería estar enfocado en las giras. Con mis hermanos trataba de fingir que estaba bien, pero era mentira. Apenas llegaba a casa, me quedaba mirando el techo por horas. Defraudé a Male, y por suerte ella no estaba enterada de todo esto, pero sabía que Pato la iba a cuidar, y muy bien. Yo no puedo verle la cara, porque si lo hago, va a venir ese recuerdo y no quiero pasarla mal otra vez.

¿Me parecía injusto lo que hacía? Yo me besaba con cada mina que me cruzaba, y ella se quedaba callada. Pero en esa época no teníamos un vínculo como el que veníamos teniendo ahora.

Decidí levantarme e ir a un bar; necesitaba un poco de vodka encima. Estuve tomando un poco hasta que se me acercó una rubia. Estuvimos hablando hasta que ella se me acercó y nos besamos. Salimos del bar y fuimos a mi departamento. Sin dudarlo, nos acostamos en mi cama. Quería volver a ser el de antes, el que se garchaba minas sin compromiso, sin ser algo, algo de una sola noche. Y así fue.

Solo quería olvidar a la persona a la que di todo, olvidar a la persona que amé. Yo ya no era el mismo. Sabía bien que no la iba a olvidar, pero tenía claro que ya no iba a amar a nadie más. No quería volver a pasar por la misma situación nunca más.

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Estábamos en el estudio con mis hermanos. Veo a Gastón, como si estuviera analizando cada parte de mí.

-¿Están bien con la castaña? -dijo Gastón, y sentí algo en el pecho porque sabía bien a quién se refería, pero decidí hacerme el boludo.

-¿La que salió de mi departamento hoy? No sé cómo se llama... ¿Candela? No, no tiene cara de Cande, eh... no sé -dije, haciéndome el boludo.

Hasta que apareció Lucía. Ella había escuchado todo.

MULTIMEDIA.

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𝐥𝐨𝐯𝐞𝐫𝐬 𝐫𝐨𝐜𝐤. || 𝐠𝐮𝐢𝐝𝐨 𝐚𝐫𝐦𝐢𝐝𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora