26; viaje.

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Guido, por unas semanas, no tenía que ir a ninguna gira, así que aprovechamos el momento indicado para ir a bahia. ya que mi hermana mayor se iba a casar, para que él conociera a mi familia y para hacer oficial nuestra relación ante ellos. Estaba muy nerviosa; todo el viaje estuve inquieta y Guido me miró con una expresión comprensiva.

-Aprovechando que andas ovulando, ¿por qué no hacemos un bebé? -comentó él en tono de chiste, y yo lo miré sorprendida.

-¿Ahora? Ni en pedo, Guido -tape mi cara y me reí-. Hace un mes que somos novios, ¿y ya quieres una cría?

-Imagínate un mini Guido. Oww, qué tierno sería -lo miré y vi cómo se dibujaba una sonrisa en su rostro.

Finalmente, ya habíamos llegado a mi hogar en Bahia. Bajamos del auto y sentía los nervios recorrer todo mi cuerpo. Guido me miró y dijo:

-La última vez, en tu departamento, esa cena no salió muy bien, pero si te lo tomas con calma, todo va a estar bien. -Pasó su brazo por mis hombros en un gesto reconfortante.

Toqué la puerta y la abrió Nacho, mi hermano. Nos saludamos y entramos. Nos encontramos con mi mamá, que estaba cocinando, y vino a abrazarme.

-¡Nenaa, cómo estás! -correspondí al abrazo y vi cómo Guido y Nacho chocaban sus manos.

-¿Todo bien, campeón? -escuché que le decía Guido a Nacho.

-Así que viniste con tu amigo. Me hubieras avisado, le preparaba la habitación de invitados -dijo mi mamá, separándose y mirando mi pelo-. Te queda hermoso el pelo corto, hija.

-Hablando de Guido... somos novios -sonreí y mi mamá aplaudió con entusiasmo.

-Yo sabía que ustedes dos iban a terminar juntos -sonrió ella.

-Vamooss, Ahora vamos a poder jugar a la Play juntos -dijo Nacho mientras se iba con Guido. Quedamos solo mi mamá y yo.

-¿Y cómo te sentís en esta relación con él? -sonrió mi mamá. Faltaban que llegaran mi hermana Catalina y su futuro prometido, así como mi hermano Facundo.

-Es un alivio. Lo amo con todo mi corazón, me siento muy segura a su lado. Ahora estoy de vacaciones, pero si llego a estar en el trabajo... podría decir que me podría distraer -dije mientras miraba a Guido jugar con mi hermano.

-Me pone feliz que estés así con él. Aunque, ¿todo esto de la fama no te va a afectar al final?

-No, lo hablamos muy bien y nos queremos cuidar en público. Hace poco leí que hay gente que me insulta por estar junto a él y trabajando con él, así que prefiero ahorrarme todo eso -pase mi mano por mi pelo-. Ya era hora de decirles que él era mi novio. -Sonreí y fui con Guido. Me senté sobre su pierna y lo abracé.

Así era yo, una hincha pelota que necesitaba estar pegada a él 24/7. Apoyé mi cabeza en su hombro y cerré los ojos. Me sentía tan segura con él, era yo misma. Entonces escuché a mi hermano simulando que "vomitaba".

-Qué asco, tanto amor -dijo Nacho, y reí.

-Te quejas porque hace poco te dejó tu novia. Si no, no estarías diciendo esto -le respondí mirándolo, y le di un pico a Guido. Él me hizo una señal de que se iba a levantar, así que me hice a un lado y él me miró.

-¿Dónde está la habitación? Quiero dormir un ratito -dijo él con una sonrisa, y lo llevé a mi habitación. Ambos entramos y él cerró la puerta con llave. Me miró con una sonrisa pícara y se acercó.

-Vos estás rogando pija. ¿Te pensás que soy boludo? -dijo, y me sonrojé.

-¿Qué?

-Pegada a mí todo el tiempo. Dale, Lucía, eso no lo vi nunca. Si querés que te la ponga, decilo y fue -rió, y yo me sonrojé aún más.

-No pienso coger donde hay gente alrededor, Guido, no -me acerqué a él y lo abracé-. Estoy hincha bola porque me di cuenta de lo feliz que me haces.

De un tirón, me tiró a la cama y él se sentó. Me agarró y me puso encima de él.

-No puedo esperar más, amor -sonrió, y yo miré hacia otro lado.

-No, Guido, no tengo pastillas y estoy ovulando, ya te lo dije. -Le dejé un beso en los labios y lo miré.

Él me agarró de la nuca y me besó. Empecé a sacarme el short y ayudé a Guido a desabrochar su pantalón. Nunca me imaginé que iba a estar tan hormonal con un hombre. Ambos continuamos besándonos, y en un movimiento, Guido sacó su pija y corrió mi tanga. Con su miembro, empezó a frotarlo por mi clítoris. Yo me separé del beso, tratando de no jadear, y empecé a besar su cuello. Guido estuvo varios minutos haciendo lo mismo hasta que solo metió la punta. Mordí mi labio y lo miré.

Él me miró.

Me acerqué a su oído y le susurré:

-Métela toda, amor, por favor. -Le estaba haciendo ojitos, y él sacó su miembro, se acomodó la ropa y luego empezó a reírse.

Yo puse cara de confundida y también me acomodé la ropa.

-Seguí rogando, loquita. ¿Viste cómo se siente esperar? No soy tan fácil. Vas a tener que ingeniártela si querés que te la ponga -dijo mientras se levantaba de la cama y abría su bolso.

Suspiré y me quedé acostada en la cama.

-Eso que hiciste fue de maldito, de forro hijo de puta -dije mientras miraba el techo.

-Seguí rogando, linda. Me divierte verte así -rió él y se cambió la remera.

Él se acostó a mi lado y yo apoyé mi cabeza en su pecho. Él acariciaba mi pelo con toda la tranquilidad del mundo. Yo sonreí, hasta que un golpe suave en la puerta se escuchó.

𝐥𝐨𝐯𝐞𝐫𝐬 𝐫𝐨𝐜𝐤. || 𝐠𝐮𝐢𝐝𝐨 𝐚𝐫𝐦𝐢𝐝𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora