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Damon se despertó con la cabeza dándole vueltas,
la sensación de mareo lo envolvía mientras
intentaba enfocar su visión.

Lentamente se incorporó en la cama, tratando de no moverse demasiado rápido para no empeorar su estado.

El sonido del viento golpeando suavemente las ventanas le recordaba que estaba en su hogar, en su espacio seguro, pero la incomodidad de su cuerpo lo hacía sentirse distante, como si no estuviera realmente allí.

Decidió que lo mejor era tomarse la presión. Sabía
que su cuerpo solía darle señales cuando algo no
iba bien, y este mareo repentino no era normal para él.

Con manos temblorosas, se dirigió al pequeño cajón en su mesita de noche, donde guardaba el tensiómetro.

Lo sacó, lo encendió, y con movimientos mecánicos, se colocó el brazalete alrededor del brazo.

El sonido del dispositivo inflándose llenó el silencio
de la habitación, y Damon esperó, contando los
segundos hasta que el resultado apareció en la
pantalla.

Al ver los números, frunció el ceño.

Su presión era más alta de lo normal.

Suspiró, sintiendo una mezcla de resignación y
preocupación. No le gustaba la idea de que su cuerpo estuviera fallándole de alguna manera, pero
sabía que tenía que cuidarse.

Se levantó de la cama con lentitud y fue al baño, donde guardaba los medicamentos que le habían prescrito para estos casos.

Después de tomar las pastillas con un vaso de
agua, se dirigió a la sala y se dejó caer en el sofá.

Las horas pasaron lentamente mientras intentaba
relajarse, pero su mente no dejaba de divagar, como si estuviera buscando algo para aferrarse en medio de la marea de pensamientos que lo inundaban.

Intentó leer, ver algo en la televisión, pero nada
conseguía distraerlo por completo.

Se sentía atrapado en su propia cabeza, como si el mundo exterior estuviera a un paso de distancia, pero inalcanzable.

Hasta que el sonido del timbre lo sacó de su cabeza.

Damon se levantó con cautela, todavía sintiendo los efectos de su presión alta, y caminó hacia la puerta.

Al abrirla, se encontró con Liam, empapado por la lluvia, su cabello largo y oscuro goteando sobre su rostro.

"¿Tienes una secadora? La lluvia me alcanzó y mi pelo está empapado" dijo Liam con una sonrisa, aunque sus ojos revelaban un cansancio que no podía ocultar.

Damon asintió en silencio y lo hizo pasar. Mientras
Liam se dirigía al baño para secarse, Damon
decidió preparar algo para beber.

Se dirigió a la cocina, donde puso a hervir agua para el té y sacó algunas galletas que había horneado recientemente.

A pesar de su estado, la compañía de Liam siempre tenía un efecto calmante en él, una distracción bienvenida del caos de su mente.

Una vez que todo estuvo listo, se sentó en la
pequeña mesa de la cocina y esperó. El sonido del
secador de pelo zumbaba suavemente desde el
baño, y Damon aprovechó ese momento de
tranquilidad para intentar ordenar sus
pensamientos.

ᡃ§ɧαʈʈeɽeᶑᡃ ≠ •°ᵈⁱᵃᵐ°•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora