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El sofá rojo en el que Damon y Liam estaban sentados era un refugio en medio del caos de la fiesta.

El ruido y la energía vibrante del lugar parecían atenuarse cuando los dos amigos se concentraban en su conversación. El contraste entre el bullicio de la multitud y la calma de su diálogo creaba un pequeño espacio de intimidad en el que podían perderse en su propia burbuja, rodeados de música y luces, pero completamente ajenos a lo que sucedía a su alrededor.

Liam, con la lengua ligeramente suelta por el alcohol, recostó la cabeza contra el respaldo del sofá y dejó caer una carcajada al recordar algo que le causaba gracia.

Damon, quien estaba más moderado en su bebida, lo observaba con una sonrisa. Era una de esas noches donde las palabras fluían sin esfuerzo, y los temas de conversación parecían surgir naturalmente.

"¿Sabes lo que estoy esperando como un puto niño en Navidad?" dijo Liam, inclinándose hacia adelante para tomar su vaso de cerveza del suelo.

"¿Qué?" preguntó Damon, aunque ya sabía que la respuesta sería algo absurdo o emocionante.

"Las entradas para el recital de Britney Spears, joder" dijo Liam con entusiasmo, los ojos brillando de emoción. A pesar de su estado de embriaguez, su pasión era evidente. "¡Voy a estar ahí, Damon! Voy a conseguir esas entradas aunque tenga que vender mis dos riñones"

Damon se rió, su risa era suave y reconfortante, como si cada vez que Liam hablaba, Damon encontrara una forma de disfrutar la conversación, sin importar el tema.

Liam era así: impredecible, desvergonzado, y siempre apasionado por lo que le gustaba.

"¿Britney Spears?" dijo Damon, arqueando una ceja. "No lo esperaba de tí..."

Liam asintió enérgicamente, como si lo que acababa de decir fuera lo más obvio del mundo.

"¡Claro que sí! Britney es la puta reina del pop. ¿Quién no querría verla en vivo? ¿Tú, acaso?"

"Bueno, no es que no me guste, pero ya sabes... siempre fuí más de Madonna"

Los ojos de Liam se iluminaron al escuchar esto. Se acercó más a Damon, su entusiasmo creciendo.

"¡Madonna! ¡Ahora sí que me estás hablando en serio!" Liam lanzó un puñetazo juguetón al brazo de Damon. "Madonna es... ¡Dios, es Madonna! La mujer puede hacer cualquier cosa. Cada vez que lanza algo nuevo, es como si el mundo se detuviera por un segundo. ¡La adoro!"

Damon asintió, reconociendo la verdad en las palabras de su amigo.

Había algo icónico en Madonna, algo que trascendía la música y la convertía en una fuerza de la naturaleza. Había una razón por la cual había permanecido en la cima durante tanto tiempo.

"Es que... tiene un aura, ¿sabes?" dijo Damon sonriente. "Ella no sólo canta, ella te atrapa, te envuelve con su música, y es como si no pudieras escapar de ella"

Liam sonrió ampliamente, claramente feliz de que Damon compartiera su apreciación.

Sin embargo, antes de que pudiera responder, una pareja de chicas se acercó a ellos, probablemente atraídas por la atmósfera relajada que habían creado en ese rincón de la fiesta.

Una de ellas, con un vestido ajustado y labios pintados de rojo, se inclinó sobre el respaldo del sofá y dirigió una sonrisa coqueta a Liam.

"¿Y ustedes dos, qué están haciendo aquí solos?" preguntó con una voz seductora.

ᡃ§ɧαʈʈeɽeᶑᡃ ≠ •°ᵈⁱᵃᵐ°•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora