ᡃ§ɧαʈʈeɽeᶑᡃ ≠ •°ᵈⁱᵃᵐ°•

⊱|11|⊰

Damon estaba parado frente a la puerta del departamento de Liam, sintiendo una mezcla de nervios y curiosidad. Aunque conocía a Liam desde hacía bastante tiempo, esta era la primera vez que visitaba su hogar, un lugar del que Liam hablaba con tanto entusiasmo y orgullo.

Damon levantó la mano para tocar la puerta, pero antes de que pudiera hacerlo, esta se abrió de golpe.

"¡Damon!" gritó Liam con una sonrisa enorme, y sin darle tiempo a reaccionar, lo envolvió en un abrazo cálido y apretado. "¡Por fin te tengo aquí!"

Damon, sorprendido por la energía de su amigo, devolvió el abrazo con una risa suave.

"Sí, aquí estoy" dijo, dejando que la calidez de la bienvenida lo relajara.

Liam lo soltó y, sin perder un segundo, lo invitó a entrar.

Damon cruzó el umbral y se encontró en un espacio que reflejaba perfectamente la personalidad de su amigo.

El departamento de Liam era acogedor, aunque un poco desordenado; libros apilados en las esquinas, discos de vinilo repartidos por el suelo junto a revistas y ropa casual tirada sobre un sillón.
A pesar del caos, había algo en el lugar que lo hacía sentir cómodo, como si cada objeto estuviera allí por una razón, formando parte de la vida diaria de Liam.

"Bienvenido a mi humilde morada" dijo Liam con un gesto amplio de manos, como si estuviera mostrando un castillo en lugar de un pequeño departamento. "No es mucho, pero es mi hogar"

"Es genial, Liam" respondió Damon con sinceridad. "Tiene... personalidad"

"¡Exactamente!" exclamó Liam, claramente satisfecho con la descripción. "Ven, ven. Quiero mostrarte todo..."

Liam lo tomó del brazo y lo llevó directamente a la cocina.

Era un espacio compacto pero funcional, con una mesa pequeña en el centro y estantes llenos de tazas y platos desparejados. La nevera, que parecía un collage gigante de recuerdos, estaba cubierta de imanes, fotos, y notas adhesivas. Liam se paró frente a la nevera y la abrió de un tirón.

"Aquí está el corazón de la casa" dijo con una sonrisa traviesa. "¡El refrigerador! Mira, tienes que elegir tu cerveza. Tengo de todo, pero te advierto que mi favorito es este" dijo, sacando una botella con una etiqueta llamativa y colorida. "Es una Stella Artois, un poco amarga, pero con carácter... ¿Qué dices?"

Damon observó la selección y, tras una breve consideración, eligió la misma que Liam le había mostrado.

"Iré con la que recomiendas. No me vas a decepcionar, ¿verdad?"

Liam sonrió mientras sacaba dos botellas más y las abría con destreza.

"Nunca, amigo. Acompáñame, quiero mostrarte mi cueva mágica..."

Con las cervezas en la mano, Liam condujo a Damon a través del pasillo hasta llegar a su habitación.

La puerta estaba decorada con un póster de una banda de rock que Damon reconoció de inmediato como los Stone Roses.

Liam abrió la puerta con un gesto dramático y reveló un espacio que, a primera vista, parecía un caos, pero que en realidad era una extensión natural de Liam. Había una cama grande en el centro, con sábanas desordenadas, una guitarra acústica apoyada en un rincón, y un escritorio cubierto de cuadernos, más discos de vinilo, y una computadora portátil con un fondo de pantalla psicodélico.

"Este es mi santuario" dijo Liam, dejando que Damon entrara primero. "Aquí es donde sucede la magia. Componiendo, escribiendo, pensando… ya sabes, toda esa mierda creativa"