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Liam despertó con la sensación de un peso denso sobre su cuerpo, como si las sábanas que lo cubrían estuvieran hechas de plomo.

Sus ojos tardaron en adaptarse a la suave luz que se filtraba por las cortinas, y al intentar moverse, un dolor sordo se extendió por cada fibra de su cuerpo. Los músculos le dolían, y un leve ardor en su piel le recordaba las marcas que no podía ver, pero que sentía con una intensidad perturbadora.

La cabeza de Liam estaba nublada, como si la realidad se mezclara con un sueño difuso. Intentó recordar los eventos de la noche anterior, pero todo lo que pudo rescatar de esa bruma fueron las palabras de Damon susurrándole al oído que lo amaba, una y otra vez, como un mantra.

Era como si aquellas palabras se hubieran incrustado en su memoria, desplazando cualquier otro pensamiento.

Liam parpadeó, tratando de enfocar su mente, cuando escuchó el sonido de la puerta abriéndose suavemente.

Damon entró al cuarto con una bandeja en las manos, una sonrisa tranquila en su rostro. La bandeja estaba decorada con una taza de té humeante y un plato con tostadas francesas.

El aroma dulce del desayuno llenó el cuarto, pero no logró disipar la incomodidad que se arremolinaba en el pecho de Liam.

"¿Cómo has dormido?" preguntó Damon, su voz suave y llena de un cariño que a Liam le resultaba extrañamente reconfortante y al mismo tiempo inquietante.

Liam se incorporó ligeramente en la cama, notando cómo las sábanas se deslizaban sobre su piel desnuda.

Miró hacia la bandeja que Damon colocó delicadamente sobre su regazo. La mantequilla sobre las tostadas comenzaba a derretirse, formando pequeños riachuelos dorados sobre el pan dorado.

A pesar del apetitoso desayuno frente a él, la garganta de Liam estaba seca, y las palabras parecían atorarse en ella.

"Damon…" comenzó Liam con un tono vacilante, incapaz de mirar directamente a los ojos de Damon. "¿Qué pasó anoche?"

Damon lo observó, su mirada profunda y llena de una devoción que sólo aumentaba la confusión de Liam. Se inclinó hacia él, colocando una mano cálida sobre su muslo cubierto por las sábanas.

"Te dí todo mi amor..." respondió Damon con una simplicidad que contrastaba con la complejidad de la situación.

Liam tragó saliva, su mente girando en círculos alrededor de esas palabras.

Había algo en la forma en que Damon lo decía que hacía que su piel se erizara. Quería enojarse, quería gritarle que se mantuviera alejado, pero al mismo tiempo, la ternura en los ojos de Damon lo desarmaba por completo. No sabía cómo lidiar con esa mezcla de emociones.

Liam miró el desayuno que tenía delante, sus ojos deteniéndose en la mantequilla que seguía derritiéndose sobre las tostadas, como si el acto de comer pudiera brindarle algún tipo de claridad.

Agarró un trozo de la tostada, llevándoselo a la boca. El sabor era dulce, con un toque de canela y vainilla, pero le resultaba difícil disfrutarlo con la maraña de pensamientos que le atravesaban la mente.

ᡃ§ɧαʈʈeɽeᶑᡃ ≠ •°ᵈⁱᵃᵐ°•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora