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|Abril | 2008|

Damon llegó al trabajo con una sensación de malestar que no podía sacudirse. El aire en la cafetería estaba impregnado con el aroma familiar de café recién hecho y pan horneado, pero ese día, esos olores que solían reconfortarlo parecían no tener el mismo efecto.

A medida que pasaba la mañana, la incomodidad en su pecho crecía, alimentada por las miradas furtivas y los comentarios insinuantes de la cajera, una joven de cabello castaño claro y ojos brillantes.

Cada vez que pasaba cerca de él, ella le rozaba el brazo o le lanzaba una sonrisa que, para cualquier otra persona, podría haber sido halagadora, pero para Damon era una fuente constante de irritación.

No le gustaba que lo sacaran de su rutina, y mucho menos de esa manera. Damon no sabía cómo manejar la situación. Había intentado ignorarla al principio, pero cada vez se volvía más difícil.

Finalmente, llegó su hora de descanso.

Damon decidió alejarse del bullicio y buscar refugio en la parte trasera de la cafetería, donde había una pequeña mesa reservada para los empleados.

Tomó una manzana del frutero y se sentó, disfrutando de la tranquilidad que aquel rincón le ofrecía.

El sabor fresco y ácido de la manzana ayudó a calmar sus nervios.

Cerró los ojos por un momento, tratando de disfrutar del breve respiro que le ofrecía ese descanso.

Sin embargo, su paz se vió interrumpida cuando sintió su teléfono vibrar en su bolsillo.

Sacó el teléfono, abrió la tapa, y vió el nombre de Liam en la pantalla.

No pudo evitar sentir una pequeña punzada de emoción. Liam siempre tenía esa habilidad de mejorar su día, de arrancarle una sonrisa incluso cuando Damon intentaba mantener su habitual fachada de frialdad.

"Hola, Liam" dijo Damon al contestar la llamada, esperando escuchar alguna historia divertida o un comentario sarcástico que le levantara el ánimo.

"¡Damon!" la voz de Liam sonaba alegre, pero había un matiz que Damon captó de inmediato, una especie de tristeza encubierta que no podía ignorar. "¿Tienes un minuto? Necesito hablar de algo"

"Claro" respondió Damon, mordiéndose la manzana y relajándose en la silla. "¿Qué ocurre?"

Liam soltó un suspiro largo antes de continuar, lo que puso a Damon en alerta.

"Es sobre Pasty" dijo finalmente Liam, con un tono que Damon no había escuchado en mucho tiempo. "He estado pensando mucho en ella últimamente... La extraño, Damon. Extraño su risa, su forma de ser. No sé, tal vez cometí un error al dejarla"

Damon sintió que el sabor de la manzana se volvía amargo en su boca.

Liam había mencionado a Pasty en otras ocasiones, pero nunca con ese nivel de nostalgia. La sensación de malestar en su pecho se intensificó, y sin darse cuenta, comenzó a apretar la manzana con más fuerza en su mano.

"¿De verdad?" respondió Damon, intentando mantener su tono neutral, aunque sentía una creciente tensión en su interior. "Pensé que habías superado lo de ella"

Liam se rió, pero su risa carecía de alegría.

"Eso creía, pero... últimamente me pregunto si tal vez la dejé ir demasiado rápido. Hemos pasado tantas cosas juntos, y ahora que estoy sólo, siento que me hace falta. Y no es sólo ella, ¿sabes? Es esa sensación de estar con alguien que te entiende, que está ahí para tí..."

ᡃ§ɧαʈʈeɽeᶑᡃ ≠ •°ᵈⁱᵃᵐ°•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora