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|Diciembre | 2008|

Era el inicio de diciembre y el centro comercial estaba vibrante con la atmósfera navideña. Las luces parpadeantes y los adornos festivos decoraban cada rincón, mientras que los anuncios de promociones y ofertas atrajeron a multitudes. El aire estaba impregnado con el aroma a pino y el bullicio de las compras de Navidad.

Liam, enfundado en su característica botarga de osito, se encontraba en el centro del ajetreo. La botarga, grande y esponjosa, era perfecta para atraer la atención de los niños.

Él estaba en la entrada de la juguetería más concurrida del centro comercial, donde su tarea era bailar y animar a los pequeños para que se acercaran a sacar fotos con él.

El local, abarrotado de gente comprando juguetes, estaba repleto de risas infantiles y sonidos de cajas registradoras.

La competencia era feroz. Otros locales de juguetes estaban también atrayendo a los clientes con sus propias botargas navideñas.

Desde el Santa Claus hasta los elfos, la competencia en el centro comercial estaba en su punto más alto. Aunque la tensión entre los distintos locales era palpable, la juguetería donde trabajaba Liam era la más visitada, en parte gracias a la carismática presencia de su botarga.

Mientras Liam posaba para una foto con una niña que sonreía ampliamente, sus padres sacaban la cámara para capturar el momento, él aprovechó para descansar un momento.

Apoyó su espalda contra la pared del pasillo, sintiendo el cansancio en sus músculos. La botarga era pesada y calurosa, pero sabía que era parte del trabajo.

Fue entonces cuando un Santa Claus de otro local se acercó a él.

El Santa, con su traje brillante y su gorro de peluche, tenía una actitud desafiante en su caminar.

Liam, que había notado la presencia del Santa desde un rato atrás, se cruzó de brazos y frunció el ceño bajo el gran capuchón de su botarga.

"¿Qué tal, oso?" dijo el Santa con un tono burlón. "¿Así que estás tratando de robarte el espectáculo, eh?"

Liam, acostumbrado a las bromas y las provocaciones, no tardó en responder.

"No estoy aquí para competir contigo, Santa. Sólo estoy haciendo mi maldito trabajo"

El Santa no estaba dispuesto a dejarlo pasar.

"Tu trabajo está arruinando nuestro negocio. ¿Qué te parece si resolvemos esto de una manera más... directa?"

Liam alzó una ceja.

"¿Y qué tienes en mente, Santa?"

Antes de que pudiera responder, el Santa, en un movimiento inesperado, empujó a Liam.

La botarga del oso se tambaleó, y Liam, aunque sorprendido, se recuperó rápidamente.

El pasillo del centro comercial se convirtió en el escenario de una pelea absurda. Los clientes miraban con curiosidad, pero la mayoría parecía divertirles la escena más que molestarse.

Ambos comenzaron a intercambiar golpes, pero la pelea era más cómica que feroz.

Los golpes del Santa, amortiguados por su traje acolchado y sus grandes patas de peluche, apenas hacían mella en la botarga de Liam. Por su parte, los golpes de Liam se perdían en el espeso relleno de la botarga de Santa.

ᡃ§ɧαʈʈeɽeᶑᡃ ≠ •°ᵈⁱᵃᵐ°•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora