4. Antiguos amigos, leales idiotas

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4. Antiguos amigos, leales idiotas

—Entonces... Nosotros nos vamos —dijo Harper tomando de la camisa a Blake y arrastrándolo hasta la salida de mí habitación.

—Espera, ¿qué? No —comenzó a reclamar Blake haciendo una pataleta. Harper logró sacarlo de la habitación, empujándolo a patadas, para dejarnos a solas.

¿Si sabes que ambos están tras la puerta con su oreja pegada a ella?

Si, lo sabía. Pero esos dos eran lo que menos me importaba. Alex estaba en frente mío, luciendo confiado. Tenía ambas manos en su jersey del equipo de football y su respiración era notablemente relajada. Movía su boca, el me estaba hablando pero yo sólo hacia oído sordo a todas las palabras.

Aún estaba en shock. Este era mi primer día en el internado y ya había:

1. Conseguido una amiga rara y aparentemente peligrosa que casi le saca un ojo a un chico.

2. Conocido a dos chicos guapísimos que además de ser lindos eran gemelos.

3. Descubierto que mi abuela era la directora de esta prisión.

4. Casi besar a uno de los chicos súper guapos.

No está mal para un primer día.

¿No?

Bien.

—Savannah... —me llamó la atención, sacándome de mis pensamientos—¿Siquiera estás escuchándome?

Anda, consciencia. Esto paso durante tu turno ¿qué hago ahora?

¿Qué? Somos una idiota, yo no sé nada que no sepas tú.

—Obvio que si —agité mis manos exageradamente, al no encontrar otra salida más que mentir.

—¿Y estás de acuerdo?

—Claro, ahora si me disculpas, tengo que practicar con mis tacones para mañana.

¿Yo dije eso? Pero, si ni siquiera hacía mi tarea matemáticas.

Sin más que decir, saqué a Alex de mi habitación y cerré la puerta.

—¡Auch! ¡Me rompiste el labio Savannah!

Ignorando el quejido de Alex me lancé a la cama a descansar, no pensé que mi primer día sería tan agotador. Saqué mi celular del bolsillo de mi suéter, conecté los audífonos y Fix You de Coldplay comenzó a sonar.

Mis párpados comenzaron a pesar y la vista comenzó a nublarse, pronto caí en un profundo sueño del cual no desperté hasta una hora después. Tomé mi laptop y la encendí. Ni siquiera llevaba tres días en este encierro y no podía soportar estar alejada de mis amigos.

Entré a skype e hice una llamada. Necesitaba desahogarme con alguien. Fueron cinco segundos de espera para después ver el rostro de Travis en la pantalla.

—¿Cómo está la chica más linda de todo Laurent? —saludó tan animado como siempre.

—Horrible, en fin ¿dónde está tu hermano? —pregunté

—Eso me hiere sabes —se tocó su pecho— ¡Lucas!

No fue mucho tiempo hasta que Lucas apareció en la pantalla. Digamos que no lo llamé en el mejor momento, él estaba en sus estúpidos boxers de gatitos morados y su rostro delataba que estaba tomando una siesta

—¿Savannah?

—Lucrecio —hice con mis dedos un signo de paz.

Lucas y Travis Brooks. Mis mejores amigos desee que tengo uso de razón. Los tres nos conocimos en el jardín de infantes cuando llenamos la mochila de Molly Henderson con pintura azul, desde entonces nos volvimos inseparables.

—¿Qué necesitas bebé? —se sentó junto a su hermano en el sillón.

—Consejos. Digamos que hay un... bueno el...

—¡Un chico! —gritó Travis, siempre igual de cotilla— Extraño que me cuentes de chicos, Lucas solo habla de chicas y la mayoría de ellas apestan. Ahora, ¿cómo se llama? ¿Es lindo? ¿Ya se besaron? ¿Es hetero? ¿Multimillonario? ¿Confundido sexualmente hablando?

Travis siendo Travis.

—Calma chica, él no lanza para tu lado, creo —Travis se volvió a lanzar al sillón, claramente desilusionado— Su nombre es Alex, y sí digamos que es un poco lindo...

Mi puerta se abrió y Harper entró desesperada a mi habitación, con cara de haber visto un fantasma.

—Tienes que ver esto —me lanzó su celular y llámenlo milagro, lo atrapé. La castaña se percató de las dos personas en la pantalla de mi computador e indagó: —¿Quienes son ellos?

Pero en ese momento no podía responder a la pregunta de Harper. Toda mi atención estaba puesta en la pantalla del celular y en la fotografía que aparecía en ella.

Tal vez es un error, no puede haber algo tan perro.

Esta vez, mi conciencia estaba equivocada. Quizás que sólo los había conocido hace veinticuatro horas pero podía diferenciar perfectamente a Alex de Blake, y ese, amigos míos, era Alex Thompson besando a una chica. Besando se queda corto, Alex prácticamente se estaba comiendo viva a una chica a juzgar por como la besaba.

Para ser un internado de etiqueta, eso no era muy educado.

—¿De dónde sacaste esto? —le pregunté a Harper

—La he tomado hace unos minutos, al principio pensé que eras tu pues también es rubia pero cuando Alex metió su mano bajo la falda, supe que definitivamente no eras tú, Savannah.

Le devolví el celular a Harper y me senté en la silla del escritorio, con la mirada perdida en un punto de la habitación y el ceño fruncido. En realidad, me importaba un cuerno que se besara con otra chica, ni siquiera nos habíamos besado hace unas horas pero lo qué si me dolió fue mi orgullo.

¿Estaba a punto de contarles a mis mejores amigos sobre ese patán?

—¿Savannah? —había olvidado que seguía en la video llamada con los hermanos en Cambridge. Ambos me estaba mirando con el semblante serio en incluso preocupados.

—Los llamo mañana chicos —cerré la laptop, ignorando las preguntas que comenzaron a hacerme los chicos. Me lancé a la cama y me quedé pensando en cómo actuar después de eso, después de todo era mi primer día en el lugar y no quería hacer mucho alboroto aún. La clave de un plan perfecto es el sigilo.

—¿Estás bien? —preguntó la castaña.

—¿Por qué no lo estaría? —cuestioné.

—No te preocupes, Sav —me animó— Todas caímos en un primer momento por ese chico en particular.

Entonces algo dentro de mi comenzó a revolotear. Ese adrenalinico sentimiento que me había metido en problemas tantas veces.

—¿Harper? —pregunté, incorporando en mi cama.

—¿Si?

—¿Qué tan buena eres en venganzas?

Twins© Donde viven las historias. Descúbrelo ahora