23. Momento de declaraciones

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23. Momento de declaraciones

—Demonios, Savannah, deja de comer y explica ya —me regañó Abby quitándome el tazón de froot loops.

—No hay nada más que explicar —contesté.

—Oh, claro, porque despertar desnuda en la cama de Lucas es MUY normal —contraatacó Harper.

Maldita, podría recordarle la primera vez que se acostó con Travis pero ahora que son novios no servía de nada.

—Sólo fue eso, no tengo idea como terminé en su cama y mucho menos como llegamos a tener sexo pero si de algo estoy segura es que tiene que ver, con lo que Peter nos dio anoche...

—¿Peter? —preguntó Abby..

—Si, lo último que recuerdo es que Lucas y yo bailábamos en la pista y que luego Peter nos dio un líquido azul —contesté.

—¿Y bebiste algo que no tenías idea de lo que era? —preguntó Harper, asentí— Eso podría haber sido cloro ¿sabes?

Me encogí de hombros restándole importancia, no sería la primera vez. Si, mi mamá no elegía las mejores niñeras.

—¿Usaron protección? —preguntó Abby.

—Supongo, Lucas aún no despertaba así que me fui de ahí cuanto antes —contesté afligida.

—¿Entonces él no sabe que ustedes...?

—A menos que el recuerde lo que pasó anoche, lo dudo mucho.

La puerta se abrió y por la mueca en el rostro de Lucas, supe lo que equivocada que estaba.

[...]

Un bullicio se apoderó de la habitación, los chicos se gritaban de una esquina a otra y considerando que eramos nueve en una habitación de internado, era bastante incomodo. Al parecer, no habíamos sido los únicos perjudicados, Travis había despertado en una habitación de motel junto al barman del club y Peter se había teñido el cabello negro.

—¡Silencio!  —gritó Abby, bien, quizás la pelirroja había exagerado un poco en su tono de voz ya que Peter se abrazó a Travis.

—No no no, Brooks, primero el barman y ahora esto —murmuró Harper molesta. Se levantó de la cama y salió de la habitación, como era de suponerse Travis salió detrás de ella como perrito faldero.

—Es por eso que no tengo novio, solamente dan problemas —comentó Abby. 

—Si, claro, por ESA razón —comentó Gabriella. 

No hace falta decir que Abby se lanzó contra ella y comenzó a golpearla. Luego de la mini pelea que terminó con Gabriella en la enfermería, sólo quedamos Peter, Lucas y yo

—Entonces, ¿Qué tal el sexo? —se burló Peter.

—Cállate, de seguro tu sigues virgen

Nos habríamos reído de no ser por la mueca que hizo Peter.

—Jebús, ¡ERES VIRGEN! —gritó Lucas.

—Grita más fuerte Luke, creo que en Australia no te escucharon —murmuró Peter.

—Conchetumare ¡SOY LUCAS, L-U-C-A-S, RAÍCES LATINAS MALDITOS GRINGOS! —Se quejó mi mejor amigo, claramente nadie le entendió ya que todos éramos un maldito asco en español. (*Conchetumare es un insulto propio de Chile, se usa generalmente para referirse a alguien como un idiota o a una situación como cansadora*)

—Suponiendo que entendimos lo que acabas de decir, también te queremos —respondió Peter abrazando a Lucas.

—No, si vas a perder la virginidad que no sea conmigo bro —lo rechazó.

Adiós a todas mis fantasías Luter.

¿O será Leter?

Bueno, dejaremos las pervertidas fantasías homosexuales para más tarde.

—¿En qué piensas? —preguntó Lucas. 

—Nada.

[...]

—Creí que habías superado esto del insomnio

—Considerando que estamos viendo friends a las cuatro de la mañana, no lo creo lindura.

—No me digas así —lo corté de inmediato.

—Gruñona —contestó Peter abrazándome.

Estábamos acostados en el mini sofá de la habitación mientras que netflix nos proporcionaba las mejores temporadas de la mejor serie creada en todo el mundo.

—¿Has hablado con ellos? —preguntó después de un rato en silencio. Sabía que se refería a mi doble pesadilla. 

—Sólo con Blake, después de todo sólo fue Alex el idiota —respondí— Pero solo le hablé para ver como seguía su cara. 

—¿Te gusta, Blake? —preguntó incómodo.

El episodio terminó y la pantalla quedó en negro, por lo que la habitación también. Sentía a Peter a mi lado y como su respiración llegaba a mi cuello, logrando que por unos segundos me estremeciera. Estaba nerviosa y eso no era algo que me pasara a menudo, pero vamos, Peter era un chico totalmente atractivo y estábamos solos en una habitación a oscuras.

Era totalmente normal que terminara en al menos un beso.

Los labios de Peter eran tímidos al momento de conectarlos con los míos, como si tuviera miedo a mi rechazo. En un momento impulsivo, abrí tan sólo un poco mis labios lo que Peter aprovechó y comenzó a mover los suyos con total confianza.

No sabía lo que estaba haciendo, ni porqué, solo sabía que se sentía estupendo.

Colocó su mano en mi mejilla y comenzó a trazar pequeños círculos con su pulgar. Cuando el siguiente episodio comenzó, la habitación volvió a iluminarse, dejando a unos Peter y Savannah muy avergonzados.

—Lo siento —murmuré bajando el calor a mis mejillas,

—No tienes porque, había querido hacer eso hace mucho tiempo.

Esa respuesta me había dejado pasmada, Peter me miraba esperando a que dijera algo mientras que yo pensaba en miles de respuestas totalmente inútiles.

—Cuando llegaste al internado, debo admitir que no causaste mayor impacto en mi, después de todo estabas viculada a los gemelos por lo que pensé que serías de ESE tipo de chicas...

—¿Qué...

—No, déjame terminar. Eres muy bella Savannah, por lo que no me sorprendió que ambos inútiles se enamorarán de ti, intenté controlarme, intenté verte como veo a Gabriella o a Abby o a Harper, pero simplemente no puedo...

Las piezas del rompecabezas se unían lenta y torpemente en mi cabeza, todo llevaba a una sola opción, de todas maneras pregunté:

—¿De qué demonios hablas?

—¡QUÉ TE AMO MALDITA SEA, QUÉ TE HE AMADO DESDE HACE MUCHO!

Ahí estaba la respuesta, la dolorosa respuesta. Me habría encantado responder de manera que Peter se sintiese feliz, pero eso sería mentir y quería demasiado a Peter como para hacerlo.

—Demonios, siento haber gritado, tu... Sólo olvida que esto ocurrió, no quiero que te sientas incómoda, buenas noches.

Peter apagó el televisor y se levantó del sofá. Yo me quedé más tiempo en el analizando la situación. De pronto sentí una presencia detrás de mi y una voz en mi cuello.

—Pensándolo bien, —murmuró— ni creas que te dejare ir tan fácilmente. Estoy dispuesto a demostrarte que se necesita más que un estúpido disfraz para enamorarte Savannah Anderson.

¿QUÉ CARAJOS TE HICE JESÚS? ¿ES PORQUÉ LANCÉ A NEWT DE LAS ESCALERAS A LOS CINCO AÑOS, NO? ¡SE LO MERECÍA!




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