27. Adiós, Alex

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27. Adiós, Alex.

—Lucas, me quiero ir. Esto es extraño —dije moviéndome en mi lugar— ¿Era tan necesario pintarnos la cara?

—Tú no sabes nada sobre espionaje —respondió— No nos vamos de aquí hasta que los veas con tus propios ojos.

Gruñí, estaba aburrida. Ya llevábamos treinta minutos escondidos detrás de una planta del salón de maestros. Lucas me había obligado a pintar dos líneas negra en mis mejillas al estilo militar, según él le daba estilo a nuestra pequeña aventura.

—Esto estúpido —dije levantándome del suelo pero volviendo a el luego de que Lucas me jalara de la manga— Ouch. 

—Cállate, ahí vienen —susurró. Iba a preguntar quienes pero cuando la puerta se abrió, todo quedó más que claro.

La chica estaba de espalda así que no podía definir muy bien quien era. Lo único que podía ver bien, era la estúpida cara de Alex besándola como si se le fuera la vida. No sé porque me sorprendía, no era nada nuevo pero aún así dolía como el demonio. 

—¿Cómo sabías de esto? —susurré.

—Suponía que algo pasaba entre tú y él. Quería asegurarme que no te hiciera daño así que lo seguí y cada noche, terminaba aquí... Lo siento, Avani.

Negué con una sonrisa —Me abriste los ojos, además, se me ocurrió una idea.

Saqué mi teléfono y le tomé una foto al PEQUEÑO miembro de Alex.

—Vámonos de aquí —murmuré.

Lucas asintió y mientras los dos adolescentes estaban demasiados ocupados comiéndose mutuamente, nosotros escapamos por la puerta principal.

—Entonces, vuelvo a preguntar ¿Alex?

—¿Quién es Alex?

—Choca esos cinco.

—No.

[...]

La mañana siguiente, desperté un poco más aliviada, ya me había sacado un problema de encima. Me di una ducha y me coloqué el uniforme. Bien, eso aún seguía sin gustarme del oto. Sentí tres golpes a mi puerta y me acerqué.

—¿Quién?

—Sabes, es raro que no me recuerdes considerando que vomitaste en mis zapatos —dijo en tono burlón.

—No podía reconocerte si no te veía ni escuchaba, zoquete —respondí abriendo mi puerta.

Blake como siempre usaba su uniforme todo desarreglado, su corbata suelta y los tres botones de su camisa desabrochados. Lo único que cambiaba de la primera vez que lo vi, eran sus intenciones. Ahí estaba la diferencia con su hermano, Blake si estaba dispuesto a cambiar por alguien a quien quería. Alex lo único que podía hacer, eran falsas promesas.

—¿Qué haces aquí? —pregunté buscando mi mochila debajo de mi cama, generalmente es ahí donde encuentro todo.

—Pensé que si voy a competir contra un rubio de ojos azules con corazón de abuelita, debo empezar desde ahora, así que vamos por el desayuno —respondió.

Extrañada, salí de debajo de mi cama y lo miré con una ceja alzada.

—¿Competencia?

Asintió —Está claro que sientes algo por él, me di cuenta por como lo abrazaste ayer —me sonroje— No hagas eso.

—Qué cosa?

—Ruborizarte. Aunque no lo creas, es una de las cosas más lindas que tienes, incluso más que el piercing en tú estomago. Savannah, lo estás haciendo de nuevo...

—¡Pues para de decir esas cosas! —me quejé mientras colgaba mi mochila a mi hombro— Tú invitas el café.

—¿Prometes no vomitarme encima esta vez...? ¡AY, NO, SAVANNAH SUELTA MI BRAZO, DUELE DUELE DUELE, SALE DE ENCIMA, TE COMPRO GALLETAS!

—Chico listo.

[...]

—Deja de reír, no es gracioso.

Ignorando el pedido de Blake, seguí riéndome como retrasada mental y es que era imposible no hacerlo.

—Sabes, el naranjo te queda bien.

—¿Tu crees? —preguntó esperanzado.

—No,

Gracias a las hermosas y extrañas casualidades de la vida, los chicos de segundo año estaban haciendo un mural en la cafetería. Blake comenzó a presumir, diciendo que el había hecho algo mil veces más bonito en segundo año, los chicos obviamente enojados, le vaciaron un tarro de pintura naranja encima.

—Estúpidos pendejos —musitó— ¿Qué hace tu hermano aquí?

—¿Qué?

Volteé hacia donde miraba Blake, detrás de una mesa, escondido estaba Newt. Me levanté de mi silla y me acerqué a el.

Me aclaré la garganta y entonces me vio con una sonrisa inocente —¡Hermanita!

—¿Qué haces aquí Newton?

Gruñó y se levantó del suelo —Quería darle una sorpresa a América, pero cuando iba camino a su habitación me topé con la abuela y tuve que esconderme. Papá y mamá no saben que vine.

—Tengo clase ahora, pero puedes quedarte en mi habitación —dije mientras sacaba un bolígrafo de mi mochila y le escribía en el mi clave— Debes ingresarla para que se abra la puerta, no desordenes y si tienes hambre hay dulce de leche bajo mi cama.

—¿Por qué Alex está naranja?

—Es Blake —corregí, riendo.

—Da igual, misma cara, mismo idiota —se encogió de hombros mientras corría fuera de la cafetería.

—¡No te comas todo el dulce de leche!

Cuando me volteé, Alex venía hacia mí. Blake se iba a levantar, pero negué con la cabeza indicándole que se quedara donde estaba.

—No tengo idea porque ya no me hablas —dijo a centímetros de mi, tomó mi cintura y me acercó a el, igual que Peter ayer. La única diferencia era que si lo hacía Alex, me causaba repugnancia.

Lo primero que hice, fue escupirle en la cara, logrando que se apartara.

—¡Me diste en el ojo!

—Escucha bien pedazo de imbécil porque no pienso decirlo dos veces —advertí— No quiero que te vuelvas a acercar a mi. Eres asqueroso, Alexander Thompson y me desagrada la idea de que alguna mísera vez, pensé que te gustaba o aun peor, que tu me gustabas a mi.

Me aparté de él pero antes de regresar con Blake, me di la vuelta y lo miré.

—Por cierto, deberías dejar de ponerte calcetines en los bóxers —dije mostrándole la foto que había sacado la noche anterior.

—¿Cómo...?

—Deberías ser más discreto, inútil.

Regresé con Blake quien me miraba con una sonrisa de oreja a oreja. Tomé mi mochila y juntos salimos de la cafetería, él se fue a matemáticas y yo a teatro.

—Como algunos ya se habrán enterado, en pocos días tendremos el show de talentos anual y como departamento de teatral hemos decidido hacer un remake de sueño de una noche de verano —comentó mi maestra— Las audiciones serán mañana por la tarde. 

En cuanto terminó, todos comenzaron a hablar del personaje al que querían interpretar mientras que yo comencé a buscar en google al personaje con menos participación en la obra 


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