33. Borracho patético

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33. Borracho patético

Durante todo el camino a casa, me había ido mensajeando con Peter tratando de olvidar lo sucedido con Blake horas atrás. Nunca lo había visto tan calmado, tan abierto a solucionar las cosas sin gritos ni puñetazos de por medio. Era lindo verlo así y fue completamente doloroso despedirme de él pero también necesario, tenía que dejar de jugar a dos bandos con dos dos chicos tan increíbles.


—¡Savannah, las galletas! —gritó papá desde la primera planta.

Dejé mi teléfonos a un lado y bajé corriendo las escaleras, tropezando con alguien al principio.

—¡SOSPECHO QUE LO HACES APROPOSITO! —gritó Newt desde los últimos escalones, quejándose por su tobillo. Sin embargo, pasé de el y comencé a comer las galletas de mi papá.

Eran un manjar del cielo. Imaginen la perfecta combinación entre chocolate y dulce de leche. Luego de comer, esperamos hasta la cena y fuimos a dormir. Me costó un mundo conciliar el sueño pero terminé consiguiéndolo al sintonizar un documental sobre la lana en televisión.

Eran las dos de la mañana cuando mi teléfono comenzó a sonar. En penumbras, busqué mi teléfono y lo encontré bajo mi almohada.

—¿Hola? —contesté adormilada

¡Savannah! ¡Avani! ¡Mi chica! ¡La dueña de mi corazón!

—¿Blake? ¿Eres tu? ¿Por qué hablas así?

—Es mi voz de siempre, preciosa.

—¿Por qué hay tanto ruido? ¿Estás en un bar?

—Eso creo, necesitaba un poco de alcohol para pasar las penas y tratar de aceptar que ahora estás con otro chico que no soy yo...

—Estás asquerosamente borracho, Blake.

—Tal vez, pero es la única manera de confesar lo que siento por ti.

—¿Dónde estás? Voy por ti.

—Cave's

—¿Cave's? ¿ESTÁS EN BOSTON MALDITO HIJO DE TU MADRE?

—No lo sé, supongo, da igual... ¡Alex déjame un poco!

—Blake, no cor... ¡Blake!

El sonido de la llamada finalizada resonó en mi oído.

Tenía dos opciones, volver a dormir porque lo que le sucediera a Blake Thompson no era mi asunto o ir a verlo y meterme en más problemas de los que necesitaba, otra vez. Si ya me conocen un poco, sabrán que como una completa idiota, elegí la segunda opción.

Me levanté de mi cama, me coloqué pantuflas y salí de mi habitación.

—¡Mamá voy a Boston!

—¡Bien, pero ocupa el auto de tu papá!

[...]

Entré al lugar luego de sobornar al de la entrada, me sentía muy fuera de lugar y estaba segura de que si Harper me viera así, me abofetearía. Llevaba una vergonzosa pijama navideña y unas pantuflas de chihuahua, además, mi cabello y mi rostro no eran muy fiesteros. Estaba segura de que incluso tenía lagañas en los ojos.

Ignorando la mirada de todos en el lugar, me adentré en el club buscando al chico borracho que me había llamado minutos atrás. No había rastro de él pero entonces me topé con un gran tumulto de gente haciendo un circulo alrededor de algo o alguien. No tuve que pensarlo dos veces antes de ir hacia ellos y encontrar lo que había estado buscando.

—¡Blake! —grité cuando lo vi jugando a esa estúpida cosas con la mano y el cuchillo. El chico alzó su vista y me sonrió, dejando el cuchillo de lado y decepcionando a todos los que esperaban que se cortase un dedo. Blake tomó lo último que quedaba en su vaso y se acercó.

—Te ves muy guapa.

Vaya, anoten chicas, las pantuflas de cachorros y los pijamas de la abuela son cazadores de hombres.

—Gracias, vamos te llevo a tu casa.

—¡No quiero irme, quiero que te quedes conmigo! —se quejó

—Estoy muerta de sueño, Blake. Vámonos de aquí antes de que me arrepienta de haber venido.

—Te extraño, Savannah —dijo abrazandome. Ese gesto me causó ternura así que correspondí a su abrazo.

Probablemente nos veíamos bastante ridículos. Una chica en pijama y un borracho abrazandose en medio de muchos adultos fiesteros.

—Extraño cuando yo era el único chico, bueno y Alex, pero yo era tu chico...

—Blake.

—No hables, nada de lo que digas puede arreglar lo mucho que siento por ti. Yo siempre estuve para ti, yo estaba dispuesto a todo por ti, joder. Me enamoré de tí —confesó, tomándome por sorpresa— Mierda, eso no iba.

Sonreí y me separé un poco de él para no confundir las cosas.

—No te imaginas lo mal que me sentí cuando vi que aceptabas ser la novia del rubio oxigenado...

—Es rubio natural.

—Eso no ayudas. Aunque si eso necesito, me teñiría de rubio Savannah, me teñiría del color que quisieras con tal de que me veas como un posible novio y no como el borracho patético que estas viendo ahora.

—No eres un borracho patético.

—Si lo soy.

—No lo eres.

—Si lo soy.

Suspiré y volví a abrazarlo, más fuerte la segunda vez y tratando de convencerme de que había hecho lo correcto al despedirme de él. Convencerme de que Peter era el chico indicado para mi. Convencerme de que las decisiones que había tomado el último tiempo habían sido las correctas.

—Te llevo a tu casa —dije, tomándolo por el antebrazo.

—Savannah —dijo, soltándose de mi agarré y tomando mi muñeca. Sin previo aviso, me tiró hacia a él y juntó sus labios con los míos, colocando ambas manos en mi espalda baja, empujándome más hacia él.

No le respondí, al menos no al principio porque aún se sentía mal. Sin embargo, cuando noté que Blake no se estaba rindiendo, me dejé llevar y comencé a corresponderle, lanzando a la basura todas las buenas desiciones que había tomado hasta entonces.

Twins© Donde viven las historias. Descúbrelo ahora