Twins©

25. Matapasiones.

25. Matapasiones

La madre de ambos gemelos era sumamente hermosa, no me sorprendía. Su vestido parecía tan caro que ni siquiera al prostituir a mis amigos podría  haberlo pagado. America se parecía bastante a ella. Por otro lado, su padre parecía uno de esos mafiosos italianos, como Tony el gordo pero delgado.

—Pasemos al comedor —dijo mamá a nuestros invitados. Aún seguía desconociendo la conexión entre mis padres y los padres de los gemelos. 

Newt me tomó el hombro y me llevó a un rincón del salón, apartándome del grupo,

—¿Sabías de esto?

Negué.

—Savannah, Newton, acérquense a cenar —nos llamó papá.

Los gemelos ya estaban sentados, uno en una esquina y el otro en la otra. Se notaba el desprecio que había entre ambos ya que no se miraban ni se dirigían la palabra. Me asustaba pensar que había sido yo la causante de eso.

—Hailey, ellos son mis hijos, Savannah, Newton y Seth, a mi esposo ya lo conoces —nos presentó mamá.

—Claro, es un placer jóvenes —respondió ella.

—Igualmente, señora Thompson, se ve espectacular esta noche —dijo Newt, regaládole una sonrisa encantadora a la madre de America. 

Maldito embustero, se estaba ganando puntos con su futura suegra.

Las mujeres de la cocina se acercaron con los platos de comida, era rara pero olía delicioso. Sabía aún mejor.

—¿A qué instituto asisten muchachos? —preguntó papá.

—Laurent Élite —respondió Blake mirándome de reojo.

—¿En serio? Avani también, aunque es bastante nueva —opinó mamá.

–Si, creo haber visto a Avani —pronunció el estúpido apodo que me tenía mi familia con cierta diversión— en los pasillos. 

Zoquete.

—Yo no —murmuré.

Nuestros padres comenzaron a hablar sobre el internado mientras que los demás nos quedábamos callados comiendo lo que sea que nos hayan servido. Sentía la mirada de Alex en varios momentos de la cena, quise ignorarlo pero su mirada era tan penetrante que me era casi imposible.

—Savannah —me llamó la atención el señor Thompson— Tu padre me ha dicho que te gusta el dibujo.

Asentí sorprendida, papá jamás hablaba de mí con sus amigos, sólo de Newt.

—Soy amigo del director de la facultad de arquitectura en Princeton, si te apetece puedo hablar con el y conseguirte una beca completa —ofreció.

Iba a responder, pero mamá lo hizo primero.

—Lo siento, no le interesa mucho ir a la universidad.

—Sofía, creo que es su decisión, no la tuya —dijo la señora Thompson.

Señora adópteme.

—Entonces, ¿te gustaría? —preguntó Tony el flaco.

Asentí emocionada —Me encantaría.

—Grandioso.

Pronto me di cuenta que los padres de los gemelos eran muy diferente a los míos, sabían escuchar y siempre elegían lo mejor para sus hijos, no lo que se viera mejor para ellos mismos. Mis padres no eran malas personas, pero su mayor afición era aparentar frente a los demás, sin importar el bienestar de sus propios hijos.