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35. Atrapando a un mentiroso

35. Atrapando a un mentiroso.

—¡Dos minutos! —gritó el maestro mientras corría de aquí para allá con un portapapeles. Harper terminó de maquillarme y retocó a Lily por última vez, asegurándose de la peluca que cubría su calva no de fuera a caer durante la obra.

Estaba lista y yo no aparecía sino hasta el octavo acto. La obra comenzó y Lily salió a escena junto con uno de mis mejores amigos. Yo no aparecía si no hasta el octavo acto así que comencé a vagar por los camerinos, buscando algo interesante para matar el tiempo. Sin embargo, no había nada interesante en ellos hasta que me topé con algo bastante desagradable.

Escuché unos ruidos extraños, provenir de uno de los últimos camerinos y con ruidos extraños me refiero a gemidos asquerosos más fuertes que los de las vacas.

Tuve la intención de caminar rápido por ahí y evitarlo, pero me detuve justo antes de desaparecer del pasillo cuando la voz del chico se me hizo familiar. Muy familiar.

Peter.

Me acerqué un poco a la puerta, eran personas descuidadas ya que esta estaba entre abierta. Sin embargo, no quise mirar adentro por razones obvias, solo me quedé escuchando para verificar mis sospechas.

—¿Y te lo creyó? —escuché la voz de Abby.

—Claro, fui bastante convincente —respondió Peter.

Abrí mis ojos como platos al reconocer ambas voces. Reuní el valor suficiente y miré hacia adentro con mucha cautela, suspiré al ver que ambos estaban vestidos. De todas formas, Abby estaba montada en Peter a horcajadas mientras besaba su cuello y él le daba pausadas pero fuertes embestidas. Vaya, pensar que yo le enseñé eso.

Saqué mi cabeza del lugar rápidamente cuando confirmé que eran ellos pero aún así, me quedé escuchando hasta que por suerte, escuché un último gemido.

—Tengo que vestirme, salgo a escena en unos minutos —dijo ella. Cuando escuché que Peter se acercaba a la puerta, salí corriendo del lugar para volver con el resto de los chicos. Llegué al lado de Harper agitada, yo no era buena para correr.

"No eras buena para moverte"

—¿Qué tienes? —preguntó mi amiga, confundida— Sales a escena en tres minutos, Savannah.

—No es nada, pero necesito que reúnas a los chicos en mi habitación después de la obra, a todos menos a Abby y a Peter.

—¿Qué hay de los gemelos? —preguntó Harper con el celo fruncido.

—También.

Ella asintió y yo intenté regularizar mi respiración. Me quedé un rato esperando en la esquina del escenario hasta que escuché a Lily darme la entrada Ella seguía siendo una chica insoportable, pero debía admitir que actuaba bien.

Tuve que esforzarme mucho para no reír cuando noté que su peluca se estaba deslizando, dejando a la vista su hermosa calva cabeza, entonces recordé la noche en la que la había dejado así.

Peter.

Terminé mi escena y salí. Me quedé hablando con Travis y Alex quien no estaba en la obra pero había ido tras bambalinas de todos modos para husmear. Al rato llegó Blake y me dio una mirada incómoda, aún no hablábamos de lo sucedido en el club y tampoco le había mencionado que había terminado con Peter. Quería llevar las cosas con calma esa vez.

—Madre santa —murmuró Harper, asomada por el telón. Los tres los acercamos a ella y miramos hacia donde ella lo hacia.

Lily vomitaba en pleno escenario. Lisandro, ó sea Lucas salió corriendo y llegó hasta nosotros. Cuando dejó de vomitar, se acercó al backstage con el resto del elenco, se sentó en una silla y mientras tomaba agua, nos miró.